¿Puede un país vivir sin deuda pública?
Cuadro de text * El autor es administrador
financiero profesor universitario. Reside en Santo Domingo, R.D.Un gobierno
nacional, municipal, una empresa privada, un hogar o un individuo muchas veces
se ven en la necesidad de endeudarse para cubrir o financiar el faltante o déficit
originado en sus presupuestos de caja o cash flow o simplemente para emprender
proyectos de inversión de capital de sustitución o expansión, pues de no
hacerlo así, no obstante la disponibilidad de recursos propios estarían
actuando de espaldas a los principios de una buena administración de los
recursos financieros que recomiendan que se trabaje con un porcentaje de fondos
ajenos a los fines de preservar las reservas estratégicas o precautelatorias.
El endeudarse en el mundo no es cosa nueva pues no siempre
se dispone de dinero suficiente. Respecto a la nación dominicana, desde 1869
durante el gobierno del señor Buena Ventura Báez, primer mandatario en ocupar
cinco veces la presidencia de la República Dominicana dió inicio al
endeudamiento público formal al emitirse los primeros bonos soberanos
adquiridos por el inversionista ingles Edward H. Hartmont por un monto de
US$2.0 millones.
Luego le sucedieron otros gobiernos que no solo
endeudaron la nación dominicana con bonos soberanos sino también con préstamos
bilaterales, multilaterales, de la banca privada nacional e internacional, pero
hasta el momento los gobiernos presididos por el señor Leonel Fernández Reyna
durante doce años (1996-2000, 2004-2008 y 2008-2012) del actual partido
gobernante PLD, rompieron todos los parámetros de endeudamiento público al
recibir de su antecesor gobernante una deuda de unos US$9,000.0 millones y
dejarla al término de su último mandato en unos US$26,000.0 millones.
En el primer año de gobierno que preside el señor
Danilo Medina Sánchez, del mismo partido del antecesor, la deuda pública se
incrementó en unos US$3,968.2 millones con relación a 2012 alcanzando la deuda
pública de todo el Estad Gobierno Central, Banco Central, ayuntamientos,
instituciones descentralizadas en un 48% del Producto Interno Bruto (PIB).
Un país podría manejarse con bajos niveles de
endeudamiento siempre que este sea administrado de forma efectiva y eficiente
al destinarse los recursos financieros a gastos operativos necesarios y se
apliquen de forma selectiva y con calidad en gasto de capital, evitando los
gastos excesivos o gastos superfluos.
Pero muchos gobernantes, uno más que otros, al subir
al solio presidencial piensan que se han sacado la lotería y comienzan a
realizar gastos indiscriminados de los recursos que ingresan al erario,
olvidándose de todo lo que prometieron en campaña y de lo frugal y transparente
que serían en el manejo del aparato público.
Lo que da lugar a déficits fiscales o faltantes de
recursos que luego tienen que enmendar o financiar con préstamos que al final
se convierten en más impuestos que tiene que pagar la población.
De ahí precisamente surgen nuevas deudas, para cubrir
el déficit que presenta el presupuesto de la nación dominicana del año 2014 de
unos RD$70,000 millones o el equivalente al 2.8% del PIB, el cual debe
solventarse con más empréstitos bancarios y la emisión de bonos internacionales
y títulos valores a negociarse a través de la banca local para un total de
RD$98,000.0 millones para cubrir obligaciones estatales y financiar gastos
fiscales, entre ellos, gastos sociales.
Todo lo anterior lleva al país a disminuir la
posibilidad de ejecutar proyectos de crecimiento y desarrollo económico y
social retrasándolo en progreso respecto a otras nacionales y adelanto per se,
lo que se traduce en retroceso del crecimiento humano de su población.
Provocando entonces que las medidas que deben tomarse
a cabo para corregir los errores cometidos sean en algunos casos extremos o de
ajustes violentos o de shock para evitar el colapso total de las finanzas
públicas.
Es por ello que al finalizar la más reciente visita de
la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) esta haya dejado un recetario
que si bien es poco viable desde el punto humanitario no menos cierto que la salud
deficiente de las finanzas dominicanas así lo amerita debido a las malas
gestiones gubernamentales que ha tenido la nación dominicana en los últimos
años.
Dicho recetario incluye: Ampliar la base tributaria,
disminuir las exenciones fiscales, contener el gasto público, ajustar
automáticamente la tarifa eléctrica y contener el crédito al sector público.
Se puede tomar prestado siempre que el dinero sea
usado en gastos productivos y no en vanidades, clientelismo político, nóminas
parasitarias, gastos insulsos, publicidad, sueldos lujosos, gastos de
combustibles y flotas telefónicas innecesarias. Un país puede vivir sin deuda y
si la tiene que esta sea manejable y nunca se coloque por encima del 45% del
PIB, de los ingresos tributarios o de los exiguos ingresos de una empresa, de
un hogar o de un simple trabajador.
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com