Pseudo democracia
El régimen de Trujillo era una dictadura «mal disfrazada» de democracia. Sí, señor. El tirano adornaba su dictadura con todas las herramientas que se pueden observar en una democracia de verdad.
Nuestro país, bajo la férrea dictadura de «El Jefe», contaba con una Constitución, poder legislativo y hasta cambios de gobiernos y «figuras»presidenciales. Pero el disfraz de la dictadura era de mala calidad, toda vez que sólo había un partido político.
Los medios de comunicación estaban controlados por la dictadura y la simulación democrática del régimen en cuestión no resistía un examen riguroso. Mera fachada. Sin embargo, hay dictaduras y regímenes autoritarios mejor disfrazados que la tiranía trujillista.
En ellas las apariencias se manejan con más inteligencia y se tolera una oposición con la cual se juega para que la misma jamás sea una seria amenaza al régimen.
Se permite ejercer la opinión y la crítica, aunque limitada y siempre en inferioridad en comparación con los medios de comunicación controlados por la dictadura.
En el fondo, la disidencia política se permite para que no se diga que la dictadura es una dictadura. ¿Y el sistema electoral? Estará en manos de la dictadura, la cual tiene que evitar que la oposición gane las elecciones.
s decir, solo se permitirán las elecciones si la oposición no tiene chance de ganar. Por el contrario, si la oposición puede ganar se buscará que no participe o se limitará su participación para que no consiga aventajar al partido de la dictadura.
Así, el régimen dictatorial se venderá como una democracia imperfecta, pero una democracia al fin. Pero de todos modos, el dictador concebirá el pode del Estado como lo concibió hacer varios siglos el filósofo inglés Thomas Hobbes: «Una multitud constituye una sola persona cuando está representada por un solo hombre o una persona».
En conclusión, el dictador será quien represente absolutamente al pueblo, del cual buscará que sea lo más obediente posible. Sí señor!!!