¡Presidente, que vergüenza! Urge corregir lo que está ma
Por WANDY RAMIREZ VALENZUELA
Estando en Europa, en un solo día, durante un descanso de fin de semana, he visto dos estigmatizaciones graves hacia la gente de nuestra patria en el «mass media» de producción estadounidense, vista por cientos de millones de personas en todo el mundo:
(1) En uno de los capítulos de la serie de televisión «Elementary», de la CBS, específicamente en el capítulo quince, titulado «A Giant Gun, Filled with Drugs» cuya traducción es «una pistola gigante, cargada de droga» resaltan y dan a conocer nuestra gloriosa República Dominicana como un lugar lleno de carteles del Narcotráfico: «Los carteles dominicanos» donde mencionan hasta los dominicanismos y forma de hablar del dominicano común.
(2) La otra película es «Pride and Glory, price of Honor», cuya traducción es «Orgullo y gloria, el precio del honor» en la que presentan a los dominicanos como narcotraficantes, bandoleros y revoltosos en la ciudad de New York.
Es una vergüenza ver que, en ambas producciones dibujan al dominicano como lacra social, los burros del narcotráfico internacional, desplazando las conocidas etnias sudamericanas (mayoristas del negocio) donde se produce y procesan miles de toneladas de droga al año.
Ya no es un secreto como ha proliferado el narcotráfico en Dominicana, como lugar de tránsito a Estados Unidos -con su mecanismo de pago en especie, para el consumo local y principal motor de la actual criminalidad y de la delincuencia- desde que políticos irresponsables iniciaron a buscar dinero de los narcos para llegar, regresar y mantenerse en el poder desde 1996.
El quirinazo -y otros escándalos- ilustran como este señor logró exportar más de 33 toneladas a New York y como usaba sus recursos para financiar fundaciones y candidatos en busca de regresar al poder. Esas acciones de estos políticos, cuyos efectos ya son resaltados en series de televisión, en el cine, que se ven a nivel global, crean un daño irreparable a una nación que intenta recuperar el tiempo perdido, pero que aún reacciona torpemente ante varios males de la sociedad, dándole larga.
Este tipo de estigmatizaciones a la gente de una nación con un presidente que busca atraer 10 millones de turistas al año no es nada positivo, tampoco para los que promovemos inversiones hacia el país; a menos que se busque atraer a 10 millones de consumidores de drogas, y toda la transculturalización negativa y antisocial que acompaña a los involucrados.
No olvidemos que algunos aspiraban posicionarnos cómo paraíso de turismo sexual, al estilo Gomorra, visto que la droga ya se encuentra muy bien distribuida a nivel nacional, accesible en cualquiera de sus 40 mil puntos, muchos de ellos protegidos por ya usted sabe quien.
¿A quien debemos agradecer este vergonzante estigma? ¿Quien dio vía libre a los señores de la droga de operar en nuestra hermosa tierra? ¿Quiénes les siguen apoyando? Si no saneamos la política dominicana, si no exigimos que los corruptos sean encarcelados, seguiremos escuchando a los pseudo políticos con sus discursitos baratos sin que haya un verdadero progreso social.
El Presidente Medina debe hacer cumplir la ley, también a los de su partido, o seguirán enlodando la imagen del dominicano en el mundo, sobre todo la de aquellos exiliados económicos, que dejan nuestra patria en busca de un futuro, que nuestra nación no está en condiciones de ofrecer si no eres un funcionario en el gobierno, o un mega-empresario de los que se benefician del presupuesto nacional.
Hacer cumplir la ley es también el rol de un presidente. Es la esencia del poder ejecutivo.
El ex Presidente Fernández llego a jurar por doña Tatica (ante los medios) que combatiría el Narcotráfico y sabemos ya lo que pasó; juraba en vano, como consecuencia se le percibe como una gestión fallida, que permitió la expansión de dicho mal con todas las consecuencias sociales que hoy se observan en nuestro país.
Ahora además de resolver todo lo malo que heredó, el presidente Medina tiene un gran reto, al cual no debería darle de lado: Debe enfocarse en combatir la corrupción a lo interno de su propio gobierno, de su propio partido, sin ninguna excusa a los medios, sin jurar en vano.
Si todo lo bueno que ahora ocurre en Dominicana es su responsabilidad, también todo lo malo. Si no resuelve lo que está mal -su principal promesa de campaña- toda esa supuesta percepción le recaerá a su figura (como le recayó la del narcotráfico a Fernández) poniendo en riesgo su apreciada popularidad y futura gobernabilidad.
Los temas narcotráfico y corrupción, más todo lo que está mal –y mire que la lista es larga- serán su talón de Aquiles, el cual la insipiente oposición lamentablemente capitalizará como principal eje de campaña: Se concentrarán en demostrar que Danilo, sus familiares, sus pocos allegados, asistentes de asistentes son la nueva élite corrupta de la Nación, que son iguales a Leonel, Bautista, Díaz Rúa, etc. Aunque no lo sean.
Por ahora, este es mi humilde aporte al Presidente Medina.
¡A presto!