Presidente no deje que se pierda la fe de Sancho

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EL AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo.

POR GUARIONEX LUPERON

En los últimos meses lo que ha caracterizado al Gobierno del presidente Abinader son las vacilaciones para ejecutar las políticas públicas, anuncia el retiro de la reforma fiscal y silenciosamente la aplica a la clase media y a los pobres (los ricos abur Lola disfrutando de sus exenciones en los paraísos fiscales).

O traspasa la responsabilidad de los entes y organismos de la Administración Pública a otros sectores mediante el modelo jurídico económico del fideicomiso (decreto 729-21 de la Policía y decreto 538-21 de la termoeléctrica Punta Catalina) o de los gabinetes sectoriales (decreto 498-20), volando los ¨gabinetes ministeriales¨ que establece la ley  Orgánica de la Administración Pública No.247-12.

La subida de precios de los alimentos de primera necesidad: el arroz, el aceite, las carnes, el pan…. de la tarifa eléctrica, de los combustibles, la gasolina, el diésel, sobre todo del gas propano de modo exorbitante, un producto sensible en la canasta familiar que afecta directamente las amas de casa y el transporte del concho. Alzas que se han tragado los pírricos recursos que entregan los programas de asistencia social del Gobierno: ¨Supérate¨, ¨Bono  Luz¨ y ¨Bono Gas¨.

En sectores que se esperaba que funcionara la atractiva fórmula de campaña del hoy ministro Víctor -Ito- Bisonó, que de forma neoburlesca ha sido galardonado con una medalla de oro por el propio presidente Abinader concedida por sus ¨buenas calificaciones medidas¨ en el sistema ¨Modelo de Excelencia Marco Común de Evaluación¨ (CAF por sus siglas en inglés) en una actividad preparada por el Ministerio de la Administración Pública (MAP).

Muchos hacedores de opinión piensan que será por las métricas  que han generado los ¨memes¨ y ¨emoticones¨ de cada viernes de su gestión en las plataformas sociales, por mantener vigentes las resoluciones que se han emitido alrededor de la Ley de Hidrocarburos 112-00, o pienso que ha sido para fuñir al Ing. Ramón Alburquerque.

La incapacidad de ciertos funcionarios para ejecutar los proyectos programados y aprobados por el Congreso y la banca multilateral como el proyecto del puerto multipropósito de Manzanillo, que no terminan de hacer las licitaciones públicas, ni de las vías conexas al puerto, el tramo Manga de Guayubín- Copey de Pepillo Salcedo, la principal carretera por donde se mueve la carga de banano de la región noroeste (nada más amagan y se van).

Claro, al menos que estén pensando entregarlas grado a grado, o la incertidumbre con el Plan de Desarrollo de Pedernales. El colapso del sistema de convocatoria de concurso de docentes para la contratación de nuevos maestros. Un hecho que ha pasado sin pena ni gloria. Igual que las elecciones municipales de febrero del 2020, donde colapsó o hicieron colapsar el sistema informático.

En el concurso de los docentes por igual y ni siquiera un informe que transparentase lo ocurrido. Todo se quedó en empellones. Un proceso de selección que debe ser el acto supremo del sector educativo. El fracaso no inmutó a nadie. Uno que otra declaración de la ADP, de las regiones y todo quedó ahí.

Porque el sector educativo es un poderoso sector de la economía que maneja el 4 % del presupuesto de la nación, con un poder omnímodo. Nadie se preocupa por lo que pasa con la docencia de los niños dominicanos.  Hay una especie de complicidad, de simulacro entre los padres, profesores, ADP y el Ministerio de Educación. No estan dando clase.

Los dominicanos no andamos bien y fíjese que creo que el presidente ha hecho un esfuerzo enorme para enfrentar la pandemia que no da viso de ceder ni de aplanarse ni de nada. Ni la gente está dispuesta a abandonar los ¨teteos¨ ni el placer callejero.

La realidad es que los dominicanos estamos perdiendo la fe en las políticas públicas. Por un lado, el ministro de Interior y Policía y el director de la Policía anuncian el descenso de la criminalidad y el desarrollo de nuevos programas de seguridad, y como si fuera a propósito, ahí es que se desatan los demonios de la inseguridad ciudadana. Muertos e incidentes delictuosos por todas partes.

Reconocemos que hay una inflación que está afectando el mundo. Pero la nuestra alcanzó según el Banco Central, el 7 %. La gente está sufriendo el impacto de la inflación en los productos básicos. Todo se ha disparado, lo registra el índice de precio al consumo. Lo vive la gente a diario. Nos estan quitando hasta el deseo de tomar café. Como van  los costos de la vivienda vamos otra vez a tener que usar la palma cana o la yerba de enea o regresar a las cavernas.

Y quiera Dios que los fertilizantes y abonos no sigan aumentando, porque, aunque el Gobierno ha tomado medidas correctas para proteger a los productores, inyectando 1600 millones de pesos, eso no es suficiente, y ojo al ministro de Agricultura, que ya hay sectores que quieren monopolizar los recursos solo para las grandes empresas. Porque aquí en este país no es raro, que los ¨Pejes grandes quieran comerse a los chiquitos¨.

El ministro de Agricultura tiene que procurar que la distribución de estos pocos recursos llegue de forma efectiva a los medianos y pequeños productores. Porque ellos son los que mantienen la seguridad alimentaria de la República Dominicana. Presidente  Abinader no deje que los dominicanos pierdan la fe de Sancho Panza.

JPM

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