Preservar las elecciones primarias
Los aires de libertad que vivió el pueblo dominicano a partir de la conquista de la democracia en el 1978 sirvieron de inspiración para que los partidos políticos dieran sus primeros pasos hacia la democratización. La incesante competencia que protagonizaron los partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC) desde el 1966 hasta la década de los noventas, los condujo a democratizar, en los ochentas, la escogencia de los cargos de elección popular mediante la incorporación de las primarias en sus respectivos estatutos. Más adelante, cuando el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se convirtió en mayoritario, también las adoptó como su método de elección. A pesar de no estar contempladas en la Ley Electoral, que solo hace mención de las asambleas y convenciones, las primarias, sin lugar a dudas, han contribuido con el crecimiento de estas organizaciones políticas, por el motivo de que quienes deciden participar en la actividad política prefieren hacerlo a través de entidades que les garanticen el derecho de elegir y ser elegidos. Con el propósito de intentar justificar el desconocimiento de los derechos de los afiliados de los partidos, sus élites sostienen que la democracia interna pone en riesgo la unidad de los mismos. Sin embargo, está demostrado que en los países en los que se utilizan las primarias los partidos son más estables y unidos que en aquellos en donde los candidatos son escogidos mediante procedimientos menos democráticos. La principal muestra de la ventaja que tiene la celebración de primarias para la unidad y consolidación de los partidos políticos, la encontramos en los Estados Unidos de América, país en el que, precisamente, fue aplicada por primera vez por el Partido Progresista de Theodore Roosevelt, como respuesta a la corrupción que prevalecía, en aquella época, en los eventos internos de los partidos Demócrata y Republicano. Entre los argumentos favorables a las elecciones primarias, la Enciclopedia ACE resalta los siguientes: 1) las elecciones primarias ayudan a los partidos políticos a seleccionar a los candidatos con mayores probabilidades de ganar una elección, mediante una consulta a un gran número de electores que probablemente votarán por ellos, 2) promueven un proceso democrático antes de que se lleven a cabo las elecciones generales, 3) confieren a los candidatos un claro mandato y legitimidad toda vez que la decisión ha sido tomada por los afiliados al partido y no sólo por sus dirigentes, 4) otorgan a los partidos, a sus candidatos e incluso a sus propuestas una gran visibilidad pública, 5) confieren una gran capacidad de decisión a los afiliados ordinarios y los involucran en la estrategia y decisiones clave del partido, y 6) ayudan a los afiliados a sobreponerse a élites partidistas poco populares. En una de esas paradojas propias de las mentalidades antidemocráticas de las oligarquías partidarias, casi treinta años después de haber sido implementada, a pesar de la constitucionalización de la democracia interna de los partidos, las elecciones primarias han pasado a ser simples opciones en los estatutos de algunos de los partidos que las venían aplicando desde entonces. Los más perjudicados por la eliminación de las primarias son los dirigentes medios y los demás militantes de los partidos, a quienes les corresponde, por lo tanto, reclamar su preservación estatutaria y su incorporación legal, para evitar que las cúpulas elijan los candidatos, en su perjuicio, arbitrariamente o por encuestas.