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¿Por qué soñar cosas tan absurdas?
A propósito del discurso de rendición de cuentas del presidente Danilo Medina, el pasado 27 de febrero, llama poderosamente la atención que en su prosa literaria, el novel mandatario hiciera hincapié con un positivismo confuso que “construiría un sueño junto con todos los dominicanos para sacarlo de la pobreza” cuando la situación del país empeora y la economía subyace como cualquier animal que deambula en busca de mejoría y al final del camino no ha encontrado ni siquiera la esperanza de vivir acorde con sus necesidades.
Las promesas surten efectos cuando se aposentan en las exigencias del conjunto de la población que vive la realidad y sufre las devastaciones cotidianas del quehacer político, peticiones que generalmente no son respondidas y socialmente cumplidas, a pesar de los compromisos ofrecidos durante la campaña que finalmente se quedan en los archivos del recuerdo y no se hacen efectivos.
El presidente Medina acostumbró a los dominicanos a creer en sus influyentes promesas, no porque las cumple, sino porque le surgen cada vez que le pasa un año de gestión al frente de la cosa pública y días antes de su rendición de cuentas sueña con la riqueza, razón por la que siempre dice con firmeza que ha sacado 1 millón 200 mil personas de la pobreza.
El número de habitantes dominicanos aumentó a 783 mil en seis años (Oficina Nacional de Estadística) y se estima que el porcentaje de personas en nuestro país, al 2017, ascendió aproximadamente a 10 millones 169 mil 172 ciudadanos registrados de acuerdo con el último censo de población y familia realizado en el 2010.
Ahora bien, para que no sigamos siendo víctima del engaño por parte de un presidente que mira hacia el futuro, sin logros que contribuyan a sacar de la miseria al país, veamos este simple ejercicio matemático y pongamos las cuentas claras. Danilo Medina inició su primer período de gobierno en el 2012 y durante cuatro años de rendición de cuentas (2013, 2014, 2015, 2016), dijo que había sacado 1 millón 200 mil dominicanos de la pobreza, para un total de 4 millones 800 mil nuevos millonarios. Si agregamos esta suma a los 2 millones de dominicanos que el presidente optimiza salieron de la pobreza durante el tiempo de su segunda gestión, tendríamos a la fecha, 7 millones 200 mil dominicanos que viven sin preocupaciones, porque tienen alimentación, servicios de salud, educación, energía eléctrica, agua potable, sin delincuencia, con seguridad, entre otros servicios vitales.
Donde no hay pobreza, sin dudas, tampoco existe preocupación. ¿Por qué soñar cosas tan absurdas, señor presidente? ¿Es que estamos viviendo en el país de las maravillas, donde todos somos ricos de cuna? Estas y otras interrogantes que no tienen respuestas deben ser respondidas.
No somos expertos analizando el fenómeno de los sueños y de acuerdo a nuestras vivencias existen muchas especulaciones en cuanto a esa ficción, sin embargo, en contraposición a los pronunciamientos discursivos del presidente Medina, ante sus congresistas y ministros, parece que lo que ha soñado durante sus gobiernos son pesadillas que se han aposentados en su cerebro y cada 27 de febrero lo hacen dirigirse al país a través de discursos basados en la mentira. ¿A caso se le olvidó, presidente Medina, que en nuestro país, el 30.5% se sitúa en la pobreza extrema y el 8% de la población mayor de 15 años no sabe leer ni escribir?
Si nos detenemos a pensar y detallamos con acervo el significado real y efectivo del psicoanálisis, lo podríamos definir como “el enclave de las primeras disciplinas que estudiaron a fondo el tema de los sueños, (Sigmund Freud, médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis), que en su teoría consideraba los sueños como una combinación de residuos diarios que percibimos y recordamos del día a día, y un material que nuestro subconsciente trata de liberar”. Sería interesante, señor presidente que para el 27 de febrero del 2019, antes de usted escribir su discurso de rendición de cuentas se haga una limpieza residual del cerebro para que no sigas mintiéndole a los dominicanos.
Hay elementos contradictorios en el discurso del presidente Medina que no han podido liberar a los dominicanos de la catarsis permisiva que socaba la estabilidad del país, debido a un estilo de gobierno influyente para sobornar, que no permite el desarrollo y maneja el Estado a su libre albedrio, el cual considera es un patrimonio en el que solo los peledeista tienen derechos sustentados en una dictadura que no mata a gran escala pero permite que la gente muera de hambre a corto, mediano y largo plazo.
Para que los sueños de un gobernante no se conviertan en pesadillas, hay elementos, deseos y temores que no solo deben verbalizarse en discursos confusos, cada vez que se rinde cuentas. Los sueños son una especie de válvula de escape para mantener el equilibrio en nuestra mente. Equilibrio y estabilidad es lo que le falta al país para salir del desenfreno.
Los sueños del presidente se han convertido en una fantasía de la imaginación con los cuales no ha podido crear una nueva realidad que pueda generar emociones para persuadir la angustia cognoscitiva del dominicano que demanda con insistencia la solución oportuna y a corto plazo de los problemas que les aquejan. El país necesita un cambio no para unos cuantos, sino para la mayoría.
marino, te felicito hermano, no creo que se deba decir una palabra mas.cuantas verdades en un solo arti**** no parido por «una bocina gobiernista»
entonces esos numeros indican que si danilo esta correcto, los arqueologos han perdido su tiempo buscando ciudades como el dorado, atlantida y por que no? el paraiso terrenal donde dios deposito a adan y a eva, porque uno de estos de acuerdo a la descripcion de danilo medina es republica dominicana. dios mio y por que tantos dominicanos en el norte pasado frio si aqui esta la gloria!