Por qué evitar el desperdicio de agua
Las autoridades han anunciado un ambicioso plan para tratar de paliar la fuerte sequía que golpea al país en estos momentos. Los propósitos para que la gente no desperdicie el agua deben ser apoyados por toda la ciudadanía, pues estamos ante un fenómeno natural que supera la capacidad de abastecer de hache dos o a todas las comunidades.
Aunque dejando ver ciertas divergencias y desacuerdos entre las instituciones del agua, el gobierno está desplegando una campaña para crear conciencia de los difíciles días que se escenifican en la nación por la aguda escasez del preciado líquido, que de continuar, como se espera, afectará a la población.
La sequía se siente poderosamente en muchos sectores, alarmando a entidades como el Sindicato de Propietarios de Camiones Distribuidores de Agua del Distrito Nacional, que aseguró que esta es la peor escasez del H2O en años, al punto de que la gente afiliada a esa asociación, que se encargan de llevar el preciado líquido a los barrios, han tenido dificultad para obtenerlo.
La actual falta de lluvia que estamos padeciendo no es un problema únicamente de la República Dominicana, sino que en todo el Caribe, Centroamérica y parte de Suramérica se está sintiendo la calamitosa situación del agua con una descomunal fuerza, por lo que el problema es de grandes magnitudes, y sus consecuencias pueden resultar devastadoras y de inconmensurable pérdidas tanto en el agro como en la pecuaria de nuestros países.
En el caso nuestro, la sequía comienza a hacer estragos en los grandes reservorios acuíferos, llevando al sistema de presas a disminuir su caudal y los niveles de los embalses es alarmante.
La falta de lluvia se debe a los efectos devastadores del fenómeno del Niño, el cual consiste en un calentamiento de las aguas del océano Pacífico por influencia de los vientos alisios, produciendo grandes cambios climáticos.
El Niño no es un fenómeno de los últimos años, y como mencioné en un artículo anterior, reportes científicos aducen que este calentamiento de las aguas oceánicas del Pacífico golpeó tan inmisericordemente a los pueblos indígenas hace más de quinientos años, que ocasionó la desaparición de la cultura Maya.
La preocupación y alarma por la gran sequía que abate al país es válida, pues los expertos estiman que la falta de lluvias provocada por el fenómeno de El Niño es la de mayor intensidad en los últimos 100 años, y algunos analistas consideran que hay un 80 por ciento de posibilidades de que la aridez se prolongue hasta el mes de abril del próximo año.
Especialistas del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe (Cathalac), una organización que trabaja asesorando a instituciones agropecuarias, reconocen que El Niño aumentó sus efectos sobre el régimen de precipitación a partir del mes de abril de 2015, señalando el Cathalac que las lluvias en algunos países centroamericanos han disminuido en cerca de 50 por ciento.
Mientras que de su lado, el International Research Institute for Climate and Society (IRI) pronosticó que en los meses que restan del año se dará un déficit de lluvia por el orden del 40%, respecto a la norma histórica.
Debemos estar preparados igualmente para el cese del Niño, pues luego de terminado el tiempo de éste fenómeno natural, ent
onces se origina un enfriamiento de las aguas del Pacífico, anomalía conocida como La Niña, originándose grandes precipitaciones, que es lo mismo que decir grandes aguaceros. Con la prevención evitaremos grandes calamidades.