¿Por qué cambiar las comisiones de las AFP?

 

 

El proyecto de modificación de la Ley 87-01 introduce un cambio importante en las comisiones de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), en respuesta a los cuestionamientos sobre las distorsiones existentes.

Por un lado, elimina la comisión fija del 0.5% del recaudo mensual,  aumenta en un 0.34% el aporte para la cuenta individual, y asigna el restante 0.16% para la TSS y de la DIDA.

Y por el otro, establece una comisión fija del 0.7% sobre el patrimonio de los trabajadores activos, en sustitución de la comisión variable de hasta el 30% de la diferencia de rentabilidad del fondo de pensión.

Obviamente, se ignora el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados, que reduce la comisión de las AFP del 30% al 15% de la citada diferencia, el cual fue sometido dos veces al Senado, perimiendo en ambas oportunidades.

El año pasado la rentabilidad de las AFP llegó al 38.5%, en tanto que la de los trabajadores apenas fue del 10.7%, resultados que los diputados y otros sectores consideraron inaceptables, demandando eliminar esta distorsión.

0% de riesgo para las AFP y 100% de riesgo para el afiliado

Con esta solución, las AFP recibirían una comisión creciente, independientemente de su desempeño, e incluso, aunque los trabajadores no obtengan beneficios. Esto fue lo que vimos en Chile y Argentina, y que nos indujo a establecer el esquema vigente de ganar-ganar.

Por ejemplo, en el caso hipotético de que dentro de cuatro años tengamos una tasa negativa del 2.0%, fruto de una crisis financiera, los trabajadores perderían 887.4 millones, mientras las AFP cobrarían 3,105.8 millones, lo que sería una barbaridad.

Pero sin llegar a esos extremos, el esquema asegura jugosas comisiones, aunque los trabajadores ganen muy poco. Mientras los afiliados corren el riesgo de ganar o perder, las AFP tendría cero riesgo, ganarían mucho, y como quiera.

En adición, si bien la solución propuesta bajaría las utilidades en el  primer año, la misma volvería a crecer, y en el quinto se duplicaría, con un alza en mayor proporción que los fondos de los trabajadores, reproduciendo la distorsión actual.

Ejemplo: el patrimonio acumulado al 2016 ascendió a 342,350.8 millones. Asumiendo que el 75% pertenece a los afiliados activos, tendríamos un patrimonio activo de 256,763.0 millones. Al aplicarle el 0.7% la comisión de las AFP sería de 1,797.3 millones en el primer año.

Pero como el patrimonio crece alrededor de un 20% anual, para el 2021 el mismo llegaría a 532,423.9 millones, lo que garantizaría comisiones por 3,727.0 millones, más del doble en sólo cinco años, y sin ningún riesgo, e independiente de los resultados.

Todavía se trata de cálculos preliminares, ya que no se publica el monto del patrimonio de los trabajadores activos. Sería interesante conocer en cuanto se elevaría la tasa de reemplazo con un insignificante aumento del 8.0% al 8.34% del aporte a la cuenta individual.

En adición, y dada la trascendencia del tema, las autoridades deberían presentar los cálculos sobre los beneficios que recibirán los afiliados, y que además, explicaran cómo se determinó que el 0.7% constituye una solución justa a las distorsiones actuales.

De esta forma, la opinión pública podría evaluar mis observaciones, y si el diputado Cabrera tenía razón cuando expresó que “con estas comisiones las Administradoras de los Fondos de Pensiones serán más beneficiadas que en la actualidad”.

Lo más importante es mantener el esquema ganador-ganador de la Ley 87-01, porque evita el riesgo de que las AFP ganen mientras los trabajadores pierdan. Pero con urgencia revisar el límite de la comisión para eliminar las actuales distorsiones.

JPM

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