Políticos acorralados y sin salida

 

En la política como en la vida cotidiana nos encontramos en situaciones donde no hemos programado pasar por ellas y nos abocamos a tomar una decisión sin pensar que consecuencias tendrá en el discurrir de nuestras vidas.

Al finalizar el año 2015 y comienzo del 2016 hemos visto como algunos miembros prominentes de partidos políticos se han visto como león encerrados y sin salidas y han saltado por la ventana, no previendo que pudieron haber caído en un basurero.

Muchos temiendo perder su espacio político a que estaban acostumbrados en sus parcelas políticas nunca pensaron que podrían ser desplazados por nuevos miembros que habían conseguido el apoyo de altos dirigentes, ya estaban cansados de lidiar en su lar con compañeros de toda una vida. Esos dirigentes que se consideraron atrapados saltaron la ventana, despavoridos, decididos a buscar guarida en otros lares.

En diferentes medios de comunicación y en los corrillos han comentado que este tipo de conductas de dirigentes políticos que han brincado la cerca para caer en otro partido lo hacen en la búsqueda de prebendas personales y que van cambiando de un partido a otro, llamándolos  tránsfugas porque según ellos solo están buscando beneficios personales.

Jonas Jonasson en su libro “El abuelo que salto por la ventana y se largó”  describe a un hombre de unos 60 años que vivía en una casa de ancianos y, cuando los vecinos le preparaban la  fiesta de cumpleaños, donde estaba invitado el Alcalde y la gente de la prensa,  para celebrarlo a todo lo alto, Alían se vistió con su mejor traje, decidió lanzarse por la ventana dejando a todos los invitados, incluido el Alcalde y se largó directamente a la estación de autobuses.

Cuenta Jonás Jonasson,  que cuando el viejo llegó a la estación de autobuses no sabía dónde ir, y de momento se le acercó un joven con una maleta y le ha encargado que le cuide su maleta mientras él se dirigía a la ticketera. El autobús llegó antes que el joven y,  el viejo arrastró su maleta subiéndose al autobús. Momentos después, cuando el viejo abrió la maleta encontró que contenía mas 50 millones de coronas cuecas. El viejo nunca pensó que la maleta era de un criminal- narcotraficante.

Desde ese momento el viejo nunca dejó de ser perseguido por los rufianes y criminales del narco, dueños de la maleta y su huida mantuvo en alarma durante mucho tiempo a la ciudad y los ancianos de la casa de donde venía el viejo estaban muy preocupados por la suerte de aquel anciano que suponían que no disponía ni de un centavo para tomarse un té y, se preocupaban por saber de él y traerlo de regreso a la casa de ancianos.

Este escritor cuenta una historia extremadamente audaz y en cada momento  mantiene al lector más inmerso, en cuanto al valor del anciano que no temía ni a la muerte ni a los criminales y no estaba dispuesto a renunciar al placer de estar vivo aunque su esperanza de vida fuera tan corta. No importaban los años, lo importante para él, era su orgullo y deseo de vivir.

El viejo Alían se tiró por la ventana sin saber a dónde ir cansado de vivir en una casa de la tercera edad agobiado por la muchedumbre de compañeros ancianos y cada año pasando a ver celebrar su cumpleaños por los vecinos, la prensa y el alcalde y conmemorar la labor de la casa de la tercera edad,  mientras yacían entre escombros y porquerías.

Esto no se puede comparar con el transfuguismo político convertido en profesión por algunos personeros que adornan el panorama que envuelve a los partidos políticos de acá, donde ya no existe el dialogo entre sus iguales para dirimir los problemas que acosan cada día el discurrir del quehacer político y evacuan el odio y la dejadez cuando se trata de defender sus derechos personales.

Mientras otros luchan incansable con el faro de la esperanza y no pierden la noción de ser feliz y tratar de hacer felices a los demás, los pasos de estos se agigantan enrumbando por el sendero de la luz, no así el de la oscuridad que es el camino de los perversos y los malvados que quieren tenerlo todo sin pensar en los demás. Cuando se es político la gente no se pertenece, siempre estará sujeto a las directrices que institucionalmente imponga el partido y las circunstancias.

A lo mejor algunos de estos políticos que se pueden denominar tránsfugas se encuentren como Alían que saltó por la ventana y se largó,  no bien había llegado a la parada de autobuses se habían encontrado con una maleta llena de coronas suecas, pero en el caso de aquí a lo mejor encontraran el botín del transfuguismo y el oportunismo político que envuelven las ambiciones personales, la falta de respeto a lo instituido y el afán de imponer sus intereses personales por encima de los generales.

JPM

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