Poemario en ristre y renovando afectos en los predios de Quisqueya

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EL AUTOR es escritor e investigador histórico. Reside en Santo Domingo.

El campechano vate cotuisano Hungría Vásquez Hernández está de visita en Quisqueya, en estos días. Y en su apretada agenda de actividades, tanto de naturaleza social como literaria, ha comenzado a cosechar, a raudales,  las muestras de aprecio y aceptación ante la divulgación de una parte de su vasta producción poética, cuya publicación se mantuvo a la deriva en el curso de más de 20 años, a causa de las múltiples  dilaciones y dificultades que le colocaron a punto de desaparecer en los insondables océanos del olvido, la apatía y la obsolescencia de las tramitaciones burocráticas, o por la falta de un buen mecenas.

El cálido regazo de la Patria grande, en el ámbito metropolitano de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, y el amoroso y bucólico ambiente de su Patria chica de Zambrana, en el entorno provincial de Sánchez Ramírez, se han ocupado de insuflar aires vivificantes en el ánimo de este prolífico escritor, compositor y comunicador dominicano, cuya vasta producción literaria desborda los niveles imaginables, en alguien que, como él, se hizo escritor autodidacta y se abrió camino en los senderos de la literatura, gracias al tesón y disciplina que caracteriza a su personalidad. 

Luego de cumplir con el significativo homenaje del postrer adiós a un entrañable hermano recientemente fallecido, Hungría Vásquez dio inicio a una serie de encuentros sociales y actividades de programación que tienen que ver, de manera directa, con la divulgación, distribución y venta de su voluminosa colección de poemas que lleva por nombre «Una idea hecha realidad. Un poema para cada día», libro que fue puesto en circulación recientemente en la ciudad de New York,  donde reside el conocido comunicador y activista comunitario.

Junto a la solemnidad y reverencia imperante en el desarrollo de la misa oficiada en recordación del hermano fallecido, Hungría recibió reconfortantes palabras de aprecio y estimulo de parte de sus compueblanos del Distrito Municipal Zambrana, de Cotuí, en donde se llevó a cabo el acto litúrgico.

Significativas palabras, que hicieron las veces de un cálido espaldarazo en apoyo a las labores de difusión del libro del distinguido visitante, fueron pronunciadas por el Padre Silvestre, sacerdote católico que encabezó el encuentro religioso.

Y al igual que este venerable ministro, otros miembros de la comunidad -entre los que figuraban familiares y amigos de antaño-, expresaron a viva voz su beneplácito ante la visita del escritor a su comunidad y en apoyo de sus proyectos de difusión cultural. 

Otro tanto viene ocurriendo en el ámbito capitalino. Tras su retorno a la patria, Hungría Vásquez ha venido agotando intensas jornadas de visitas, intercambios sociales y firmas de autógrafos en la popular publicación poética que, al decir de sus más cercanos colaboradores, se vende como pan caliente. 

Una de las más fieles seguidoras de su labor literaria lo es Gabriela García, una venerable matrona cuya edad rebasa la centuria y quien prodigó a Hungría una gran satisfacción al leer -de corrido y sin necesidad de lentes-varias de las populares composiciones poéticas incluidas en la publicación. 

Como el tiempo  se achica cuando de goces se trata, el incansable escritor cotuisano se encuentra inmerso en estos días, en una intensa jornada de actividades, antes de que se agote la agradable estadía en la patria amada. 

Dada su condición de compositor y la facilidad de adaptación de sus versos a canciones de merengue, bachata y demás ritmos en boga, la celebración en el país de los Premios Soberano, en estos días, constituye la oportunidad ideal para la formalización de algunas conversaciones que ya tenía encaminadas con algunos destacados vocalistas de los citados géneros musicales, lo que puede augurar que en un futuro cercano estemos escuchando nuevas canciones cuyas letras sean de la autoría de este acucioso y agudo exponente del sentir popular.

En adición, se están dando los toques finales para el montaje de un acto de puesta en circulación del poemario en un distinguido centro de eventos de la ciudad capital, al tiempo que se acomodan las fechas para la realización de sendos programas de entrevistas para la radio y la televisión, a través de las cuales el autor pueda llevar a toda la comunidad dominicana su arte sencillo, pero de profundo significado espiritual.

Como se ve, Hungría Vásquez Hernández  no es de los que se duermen en sus laureles sino que, junto a las delicias de la estancia entre los suyos, también sabe aprovechar el tiempo, en aras de la difusión de  sus escritos. 

Y, conociéndole como le conozco, seguro estoy que, robando algunas horas al descanso, ya debe estar hilvanando nuevos y enjundiosos poemas, artículos de opinión y pinceladas que sirvan de remembranza de este provechoso recorrido por los caminos de la Patria y de reencuentro con sus raíces. 


Enhorabuena, vate cotuisano! 

JPM

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