Plato tradicional dominicano acompaña la Semana Santa
Santo Domingo, 30 mar.- Con la llegada de la Semana Santa, un plato tradicional dominicano aparece en escena como acompañante inseparable de la fecha en esta nación: las habichuelas con dulce.
No existe mesa en el país que se prive en estos días del apetecido plato, porque además de satisfacer al más exigente paladar, forma parte de la tradición culinaria de este pueblo.
Las habichuelas, conocidas en otros países de nuestra región como frijoles, caraotas y corotos, entre otros nombres, se dice fueron cultivadas en Mesoamérica hace ocho mil años, siendo una de los principales integrantes de la dieta básica de las culturas indígenas.
Sin embargo, la introducción de la especialidad dulce de este manjar en Dominicana, los historiadores la achacan al francés Francois Delalande, en época tan lejana como 1798.
Pero lo importante es que hoy por hoy -como señalan los naturales de esta tierra-, mientras se demuestre lo contrario, esta receta es un producto cultural único y auténtico dominicano.
Como dijo a Prensa Latina, Santiago Taberas, un nativo de pura cepa: «cuando uno consume las habichuelas con dulce, disfrutamos patria, nos hace más dominicanos y saboreamos historia».
Según el consenso de importantes chef de esta nación, los principales ingrediente del plato son: habichuelas rojas, leche semidescremada, evaporada, boniato o batatas, azúcar, sal, mantequilla, clavo dulce, canela y galleticas dulces, aunque existen modalidades en dependencia en la región del país donde sea elaborado.
El plato, como norma, es consumido el Viernes Santo, pero dicen los más avezados en el tema, que desde el Miércoles de Ceniza, primer día de la Cuaresma, comienza a servirse.
Parece sencilla su preparación, pero es laboriosa pues exige horas en la cocina hasta lograr una mezcla perfecta, y una vez listo, debe enfriarse para complementarlo antes de ponerse a la mesa, con pasas y galletas por encima.
La receta evolucionó con los cambios sociales y tecnológicos, pues conocedores del tema plantean que antes de la existencia de los sistemas de refrigeración, las habichuelas con dulce, eran consumidas en un solo día, calientes y con los granos enteros.
Pero con la modernidad, se licuan y conservan a bajas temperaturas, de ahí que puedan consumirse en varias raciones.
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