Pina Toribio debió renunciarle a Leonel
El embajador dominicano en Argentina, César Pina Toribio, debió renunciar como consultor jurídico de los gobiernos de Leonel Fernández como respuesta a éste, cuando externó que el apellido Pina es de una estirpe haitiana ligada a la desgracia por la que atraviesa República Dominicana.
Pero sucede que, en República Dominicana los intereses partidarios obnubilan, y, a veces difuminan hasta el amor propio.
En el 2001 el exmandatario dijo en los salones del Inwood Manor, en Nueva York, que los dominicanos no hemos progresado porque por 31 años ininterrumpidos fuimos gobernados por el ajusticiado dictador Rafael Trujillo Molina, de ascendencia haitiana, igual que los apellidos Pina y Chevalier.
Claro, tal vez el exmandatario habló en estos términos porque el mismo, como presidente, fue fruto de una campaña antihaitiana en 1994, contra el candidato presidencial José Francisco Peña Gómez. Es decir, narigoneó ese escenario del Alto Manhattan con el expediente contra los haitianos, redituando lo que pasó con el fenecido líder perredeísta.
Luego de esas declaraciones y tras Fernández nombrar a Pina Toribio como su consultor jurídico durante su gestión gubernamental, hice un artículo que intitulé: “Un haitiano en la presidencia”. En ese escrito consideraba un absurdo el atribuir nuestra corrupción y debilidad institucional a la incidencia haitiana en la genealogía de Trujillo, u otros políticos.
De otro lado, señalé que el apellido Pina no era de origen haitiano, aunque sí, el Chevalier. Es por su abuela y un tío del ajusticiado sátrapa que Trujillo, no por el Pina, sino por el Chevalier tenía ascendencia haitiana. Pero aun así, ese origen nada tiene que ver con las acciones de ese verdugo, ni con los yerros de nuestras políticas públicas. Debo aclarar que el Pina, es de origen sefardí.
Estoy seguro de que César Pina Toribio, quien renunció ahora como funcionario, miembro del Comité Político y del partido en el poder, el de la Liberación Dominicana (PLD), como hombre bien informado hubo de enterarse de esa especie, y ante todo sobre lo que dijo una de nuestras principales figuras políticas. En esa época consideré que el jurista debió renunciarle a Fernández como consultor jurídico; pero no fue así.
Y, como he dicho antes: el fanatismo y los intereses partidarios nos ciegan e insensibilizan a tal extremo, que hasta obviamos las ofensas a nuestra ascendencia familiar inmediata.
JPM