PANAMA: Exgeneral Manuel Antonio Noriega pide perdón
CIUDAD DE PANAMA.- Convertido en un creyente en Dios y sin aclarar muchas de las dudas sobre sus actos como militar y gobernante en los años 80, el exdictador Manuel Antonio Noriega sorprendió este miércoles a Panamá con un mensaje televisado desde su cárcel en la capital. El último dictador que tuvo Centroamérica pidió perdón por sus acciones, de sus superiores militares y sus subalternos en el gobierno hasta la invasión de Estados Unidos, en noviembre de 1989.
“Cierro el ciclo militar como el último general de ese grupo pidiendo perdón como comandante (en) jefe y como jefe de gobierno (…) Pido perdón a toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones o de mis superiores en el cumplimiento de órdenes o de la de mis subalternos dentro del estatus de responsabilidad de mi Gobierno civil y militar”, leyó Noriega frente a la televisora Telemetro. La histórica declaración la hizo desde el centro penal El Renacer, un centro para reos de baja peligrosidad, como se le considera ahora a este hombre de 81 años a quien llamaban “hombre fuerte de Panamá”.
Noriega, condenado en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y lavado de dinero, aseguró haber reflexionado sobre los perjuicios y las humillaciones que cometió, ordenó o propició. Sin embargo, evitó mencionar palabra sobre casos concretos como el del opositor Hugo Spadafora, decapitado en 1985 en un crimen que la justicia panameña atribuyó al exdictador, en su ausencia, en 1993.
Tampoco quiso contestar una pregunta del periodista Álvaro Alvarado sobre el requerimiento de información que ha hecho la Iglesia Católica local sobre la desaparición en 1970 del sacerdote colombiano Héctor Gallego, cuando Noriega era jefe de inteligencia, antes de comandar las Fuerzas de Defensa (FFDD) y de tomar el poder político en 1983 por seis años, hasta que el gobierno de George Bush invadió Panamá y desmanteló el cuerpo militar en la operación llamada ‘Causa Justa’. Noriega se escondió y después de refugió en la Nunciatura en Panamá, hasta que se entregó el 3 de enero de 1990 y fue enviado a Miami, donde lo condenaron a 40 años como prisionero de guerra.
Desde entonces no ha salido de las cárceles. Estuvo preso en Estados Unidos, en 2010 fue enviado a Francia con como culpable de lavado de dinero y en 2011 fue repatriado a Panamá, donde cumple 20 años de condena como instigador en el asesinato de Spadafora.Ha cumplido ya más de 25 años encarcelado, tiempo que el exdictador reprochó durante su alocución, en la cual evitó mencionar la posibilidad de medidas cautelares que le permitan pasar sus últimos años en libertad.
Noriega habló cuidándose de no decir más que lo previsto. “En cualquier respuesta de la pregunta que haces me estoy saliendo de la solemnidad que, ante el altar de mi conciencia, he venido hoy a expresar lo que es el perdón“ , dijo al periodista que transmitió la declaración. El exgeneral insistió en que sus palabras son resultado de conversaciones con su familia y “con la Iglesia” para propiciar “un acto de constricción” en un intento por “cerrar el ciclo” de la era militar en beneficio de Panamá, un país de economía aventajada, pero con obstáculos sociales y políticos.
Por eso decidió romper su silencio, colocarse las gafas y advertir que habla por voluntad propia. “No doy una entrevista hoy; doy una declaración”. Vestido de camisa blanca y repeinado como siempre, comenzó presentándose: “Soy Manuel Antonio Noriega, el último general de la era militar…”. Y acabó dejando entre los panameños la expectativa de revelaciones posteriores: “Dios primero, las circunstancias nos darán la oportunidad de presentar las verdades desconocidas”. La memoria panameña ha quedado alterada este miércoles.
Fuente: ELPAIS.com