OPINIÓN: ¡Y qué es esto Virgen de la Altagracia!
No sé qué es lo que está pasando en este país que aquí cualquier ¨carajo a la vela¨ se destapa aspirando a un cargo electivo sin la más mínima condición y preparación. No importa que este cargo sea la Presidencia de la República, senador, diputado u otra posición.
Con este comportamiento estamos asistiendo, sin lugar a dudas, a la era de las aspiraciones no de las condiciones y, esto más temprano que tarde terminará barriendo o mellando nuestra ya menguada calidad democrática y sistema de partido.
Es cierto, que en un sistema democrático, todo el mundo tiene derecho aspirar, la Constitución dominicana se lo garantiza; pero de ahí a entender y creer que el oficio de la política se reduce a una simple aspiración a un cargo electivo en una organización política es un error del tamaño de la Catedral.
Este derroche de aspiraciones a cargos electivos de personas vinculadas- o no- a los partidos políticos u otra organización social más que revelar un supuesto dinamismo y apertura democrática lo que hace es relajar una ciencia tan bella y pura como la política.
Resulta risible ver como por los medios de comunicación impresos y electrónicos se promueven aspiraciones y precandidaturas de personajes huérfanos de liderazgo comunitario, vocación de servicio, tradición partidaria y lo que es peor; sin la más elemental formación política e intelectual.
Es lamentable que en la República Dominicana se haya llegado a esta situación y la culpa de este fenómeno que cada vez crece con más intensidad es de los partidos políticos y organizaciones sociales que han dejado que la superficialidad y el oportunismo se apodere de ellos .
Esas aspiraciones desatadas sin ningún tipo de regulación ni miramiento partidario lo que podría abrir espacio, y hay que decirlo con dolor, pero responsablemente; es a la infiltración del dinero proveniente del narcotráfico, el lavado de activo, la corrupción de Estado u otras actividades muy distantes de la decencia y la buena política .
Si aquí continuamos aceptando y permitiendo ese festival de aspiraciones de manera alegre y sin ningún tipo de regulaciones institucionales rigurosas, la mentada democracia representativa como diría don Juan Bosch en sus mejores tiempos terminará pulverizada y todos seremos víctimas y reos de las actividades perversas referidas en el párrafo anterior. Dios no lo quiera….
Jpm