OPINION: Costumbres haitianas incompatibles con la cultura dominicana  

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El autor

MANUEL BERGES HIJO

¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento!

Lean estos dos episodios vividos por mí: 1) En un estacionamiento de un edificio, un haitiano coloca un guineo en buen estado cerca de la llanta de un vehículo, el conductor dice al joven, retire el guineo, pues al salir lo puedo pisar. No importa, respondió el haitiano, yo lo voy a botar. ¿Por qué? Porque me lo regalo otro haitiano sin yo pedírselo y temo que me envenene. Cualquier dominicano me puede regalar lo que sea y yo me lo como, pero nunca de un haitiano.

2) Otro haitiano me comentó que cuando en RD fallece un haitiano el “Santero” o Hougan (Sacerdote de Vudú) va a la casa del fallecido y lo baña; recoge el agua con que lo bañó en varias latitas y las distribuye entre los presentes, quienes a su vez la esparcen o riegan a los productos del agro que ellos venden, pues esa agua del cadáver bañado les da suerte y sus productos se venderán y ganaran dinero pronto.

A un dominicano, no se le ocurriría ni siquiera pensar en ambas posibilidades, ni como católico, cristiano o ateo; ni a ninguno de nuestros más afamados pseudo “brujos”, que se utilizan básicamente para saber por adelantado los números de Lotería o para tratar de recobrar un amor perdido.

La historia de las religiones y la sociología muestran el rol que desempeñó la religiosidad  africana como elemento de cohesión social e identidad étnica entre la población que fue sometida a la esclavitud en las Antillas a partir de la segunda mitad del siglo XVII.

El vudú fue parte importante de la independencia de Haití en o antes de 1804,  pues   los blancos de ese entonces, no mostraron gran interés en proclamar la palabra de Dios a la población negra, y el Vudú, brotó como  resurgimiento de la religión ancestral africana como símbolo evidente de resistencia de los esclavos en una original expresión religiosa afro americana en  la empobrecida nación haitiana.

El vudú haitiano se practica, pero es el causante de muchas enfermedades porque sus supuestas curaciones son hechas en base a hierbas de la tierra, mezcladas con remedios caseros.

Entre los haitianos, cultos o no, existe la creencia de la existencia de los denominados Zombis conocidos popularmente como caminantes o cadáveres reanimados.

En 1997 la revista The Lancet publicó una investigación de tres auténticos zombis haitianos.

La controvertida investigación fue llevada a cabo por el antropólogo británico Roland Littlewood y el medico Chavannes Douyon, quienes estudiaron a tres individuos identificados como zombis después de que aparentemente habían fallecido.

La explicación haitiana de cómo se crean los zombis implica la distinción entre los diferentes elementos del ser humano, incluyendo el cuerpo, el Gwo Bon Anj (el principio vital) y la Ti Bon Anj (que representa algo parecido a la conciencia y la memoria).

Basados en estas creencias, los haitianos consideran  que  la conciencia y la memoria de la persona pueda ser escindida del ser humano, pudiendo ser capturadas y almacenados por un Boko, un tipo de mago espiritual con el único objetivo de maldecir o ayudar a las personas a alcanzar sus objetivos de una manera no muy ética. Entonces, ¿los zombis existen?

Todo el mundo ha escuchado hablar o conoce de la existencia de los zombis principalmente por la ficción, pero para muchas personas, tanto en Haití como en otros lugares del mundo, los zombis son muy reales.

Se nos dice, pero yo no lo creo, que la realidad es que no son una simple tontería, sino que son algo que debe ser tomado muy en serio. La creencia en la magia y la brujería está muy extendida en todo Haití y el Caribe, a menudo en forma de religiones como el vudú y la santería.

Señalan los haitianos, que los zombis  se cree que son personas que son traídas de vuelta de entre los muertos y a veces controladas,  a través de medios mágicos por parte de sacerdotes de vudú llamados Houngan.

A veces, la zombificación es realzada como castigo, inculcando el miedo en aquellos que creían que podían ser objeto de abusos, incluso después de la muerte, pero, dicen,  que  en ocasiones los zombis han sido utilizados como mano de obra esclava en granjas y plantaciones de caña de azúcar.

En 1980, un enfermo mental, incluso afirmó que había sido mantenido cautivo como trabajador zombi durante dos décadas.

Durante décadas los occidentales consideraron a los zombis como monstruos de películas de ficción, pero en la década de 1980  la supuesta verdad se dio a conocer a la opinión pública cuando un científico llamado Wade Davis afirmó haber encontrado un polvo que podría crear zombis, lo que proporcionó una base científica para las historias de zombis.

Davis no cree en la magia vudú, pero él creía que había encontrado algo que podría envenenar a las víctimas en un estado de zombificación: una potente neurotoxina llamada tetrodotoxina, que se puede encontrar en varios animales, incluyendo el pez globo. Davis afirmó que se había infiltrado en las sociedades secretas de bokors (brujos para hacer el mal) y obtuvo varias muestras del polvo zombi, que luego fueron analizadas químicamente.

Davis escribió un libro sobre el tema titulado “La serpiente y el arco iris”, que más tarde fue llevada al cine por el maestro del terror y el suspense Wes Creaven. Durante un tiempo, Davis fue ampliamente reconocido como el hombre que había resuelto científicamente el misterio de los zombis.

No obstante,  las afirmaciones de Davis fueron más tarde cuestionadas por los científicos escépticos que consideraban sus métodos como poco científicos, señalando que las muestras del polvo zombi que proporcionó no eran válidas, y que las cantidades de la neurotoxina que figuran en esas muestras no eran lo suficientemente altas para crear zombis.

Además, las dosis utilizadas por los bokors que son brujos que usan su poder para el mal, tendrían que ser exactas, ya que en demasiada cantidad la toxina podría fácilmente matar a una persona. Entonces, muchos expertos en la magia haitiana señalaron que además del polvo para crear zombis, también era necesario la magia utilizada por los brujos, una combinación esencial para los zombis, que según los principios del vudú, una persona muerta puede ser revivida por un bokor o hechicero.

Los zombis en ese caso, permanecen   bajo el control del bokor ya que no tienen voluntad propia.

Pero aparte de la teoría científica también existe la creencia de la existencia del zombi astral, que una parte del alma humana es capturada por un bokor y es utilizada para mejorar su poder espiritual.

La creencia se basa en controlar el alma de la persona obligada a realizar diversas tareas. El zombi astral por lo general se mantiene dentro de una botella o en el interior de un cráneo. Estos elementos pueden venderse a sus clientes para la suerte, la curación o el éxito en sus negocios. Se cree que después de un tiempo el alma regresa, por lo que el zombi es una considerado como una entidad espiritual temporal.

También se dice en la leyenda vudú, que la sal puede hacer volver al zombi a la tumba, ya que la sal y los zombis, según el folclore haitiano, devuelve al zombi sus sentidos. A menudo, el zombi ataca el bokor que lo creó o vuelve a su lugar de enterramiento y muere.

Entonces la pregunta sería: ¿el fenómeno zombi es debido a una composición química o se trata de un fenómeno más allá del racional? La respuesta la podríamos encontrar en el comportamiento de los zombis reales en Haití. Un respetado médico haitiano, usó la tecnología médica sofisticada, como la tomografía computarizada, para examinar a un hombre que se creía que había sido zombificado.

El descubrió ciertos daños en partes del cerebro, privado de un suministro adecuado de oxígeno, en otras palabras, se comportaba como si su alma hubiese sido arrebatada. Como siempre cada uno tendrá su propia opinión sobre el fenómeno zombi, pero lo que muchos haitianos creen que si es cierto,  que existen realmente.

El zombi según los haitianos, come, respira, excreta, oye e incluso habla, pero no recuerda nada de su vida anterior y no comprende nada de su propia condición actual. Se le reconoce al caminar dando bandazos, realiza las acciones físicas de manera mecánica, tiene una mirada helada y desenfocada, y habla con voz nasal, probablemente debido a la costumbre de taponar las fosas nasales de los cadáveres con algodón.

El vudú ofrece soluciones casi para cualquier problema desde un compañero infiel, robo de ganado, salud, venganza, o cualquier cosa. La magia vudú se basa en hierbas mezcladas como: la Serapia para la suerte, las apuestas y cumplir deseos; Tierra de panteón para las maldiciones; polvo de arcilla roja para protección; huesos de pene de mapache para la virilidad y huesos de gato negro para la fuerza.

Pero la hierba más popular es la raíz de Conquistador, y se acostumbra prepararla para uso mágico y llevarla en el bolsillo en una bolsa como amuleto.

Estos Señores haitianos, creen disfrutar  de recetas para supuestamente atraer el dinero: Envuelva un billete con raíz de conquistador y guardelo en el bolsillo; algunas personas utilizan nuez moscada en lugar de la raíz. Entre más alta la denominación del billete más éxito tendrá el hechizo, además el billete debe frotarse en la mano derecha.

Pude encontrar en un Artículo del afamado político y comentarista televisivo Don Fernando Sibilio, sus siguientes comentarios, sobre el Vudú en la política haitiana:

Creer que el paliativo electoral acordado por los grupos políticos oficialistas, sin la oposición, pero con el apoyo del poder circular haitiano, podrá resolver el problema real del poder en Haití, es un gravísimo error. Pues esta salida, más que política, es una solución pautada en los altares de los sacerdotes y sacerdotisas vudú.

Vean los ritos del vudú en las manifestaciones, de quienes protestan a favor y en contra del gobierno, en la renuncias de los Miembros del Consejo Provisional Electoral, en la dimisión y reasunción del Primer Ministro, en el cambio de actitud y, hasta en el hip hop de despedida del Presidente Martelly. Quieren salir del mal momento político antes del Miércoles de Cenizas, un día de mucha espiritualidad en el mundo vudú.

Manda el Olimpo Africano en la política, en las religiones convencionales, en la cultura, en el Comercio y en toda la vida haitiana. Políticos, pastores evangélicos, sacerdotes católicos, empresarios, líderes sociales todos comulgan en los ritos y liturgias del vudú. Nadie en Haití toma decisiones sin la previa consulta al Bocó.

Dejo a los incrédulos la imagen que circuló en todo el mundo, con ocasión de la juramentación del Presidente Aristide, quien asistió antes de tomar juramento en el parlamento, fue ungido por una sacerdotisa vudú. Aristide, un ex sacerdote católico, quien camina ataviado, como la mayoría de los líderes haitianos con un resguardo vudú; para protegerse de la maldad.

Pactaron los alteres en Haití. Una Salida metafísica o esotérica, al margen de la realidad política, pero cónsona con las necesidades de ese poder, el vudú. Es poder, por la propiedad cultural que posee, por la capacidad de dominio y de influencia en la población y en la sociedad, y por la capilaridad demográfica, geográfica y física que tiene en Haití. Una liturgia común a los haitianos sin importar donde se encuentren.

Pautaron las elecciones para cuatro meses, sin reparar en la fragilidad política de las instituciones del Estado y del Gobierno Haitiano. Pasaron por alto la debilidad democrática de la sociedad, de los partidos y de los organismos internacionales que sirven de poder político simbólico, en Haití.

Es poco tiempo para esta transición, porque en cuatro meses, ni siquiera el parlamento estará, políticamente, estructurado. Será muy difícil organizar otras elecciones, debido a la falta de un tejido social, político y económico que garantice un proceso electoral diáfano y competente. Es que ninguno de los partidos, ni los oficialistas ni los de la oposición están en condiciones de organizar sus militantes y simpatizantes para esta tarea. Señores, estamos ante la leyenda del Gato Pardo”.

Imagino que querrán saber esta leyenda del Gato pardo, pues es esta: “Cuenta una leyenda de Tonalá, Chiapas, México, que en una ocasión una familia se disponía a dormir. Los hermanos, que eran siete, dormían en la parte alta de la casa, donde también se encontraban el padre y la madre en una hamaca. De pronto, el padre ya medio adormilado, escuchó la voz de una de sus hijas que dormía en la planta baja. La niña tenía doce años. Al oírla, el padre se levantó y acudió a donde se encontraba la niña, seguido por su esposa y uno de sus hijos varones. Cuando llegaron a la sala de la casa, vieron a un enorme gato de color pardo. La niña se encontraba parada en el umbral de su cuarto aterrada y le decía al felino: -¡Gato, gato, gato! Al tiempo que tiraba manotazos en el aire. El gato la observaba con burla subido en la televisión, y parado en sus patas traseras bailaba una extraña danza. El padre de familia, corrió a la cocina por una escoba y cerró la puerta de la sala, para que el gato no pudiera salirse. Sin embargo, cuando el gato vio al hombre que le amenazaba con la escoba, se salió por un pequeño agujero que había en el vidrio de una ventana. El hombre quiso atraparlo, pero el gato, siendo tan grande, se escabulló por ese agujero tan chico, como si hubiera estado untado de mantequilla… y se fue.

Pasó el tiempo y la familia siempre encontraba cagarrutas de gato en el suelo y en los muebles de la casa que la apestaban toda. Todos tenían mucho miedo. Una noche el gato volvió a presentarse y a asustar a la niña. La escena se repitió, y cuando el padre cogió la escoba para espantarlo, el gato se pegaba a la escoba y lanzaba terribles descargas eléctricas. 

 El gato corría por las paredes y el techo tratando de escapar de los golpes que le propinaba el padre de familia. Uno de ellos le dio en el cerebro y lo mató. Entonces el gato lanzó un terrible maullido satánico, cayó al suelo muerto y desapareció inmediatamente sin dejar rastro. Nunca más se le volvió a ver”.

Otra manifestación del Vudú, es el uso de botánica para múltiples propósitos, tales como Bálsamo de Limón: Amor y alegría; Verbena de Limón: Amor; Piedra de imán: Apuestas y suerte en las finanzas; Mirra: Curación, limpieza, protección para cambiar la suerte.

También estos Señores creen y utilizan el Gris-Gris, que son pequeñas bolsas de tela rellena con ingredientes poderosos como pedazos de huesos, piedras de colores, tierra de un cementerio, un poco de sal y pimentón, que deben usarse para la protección o para la buena suerte e incluso tienen variedades de bolsas, tales como   una hecha de un velo de una persona que había sido enterrada nueve días antes. Se llena un saco en forma de muñeco, con ojos de un sapo, una lagartija seca, el dedo meñique de un negro que se había suicidado, las alas de un murciélago, los ojos de un gato, el hígado de un búho y/o  el corazón de un gallo.

Ellos estiman o consideran que, en caso de que se colocaran una de estas bolsas en el interior de la almohada de un enemigo, se muere la persona.

Las bolsas de Marie la reina vudú contienen: cera negra un trozo de carne humana. A menudo pegados con alfileres o marcados con sangre. Una de las instrucciones era que la bolsa debía ponerse en jardín o el patio de un enemigo durante la noche. Esto llevaría a la muerte o alguna otra desgracia en el hogar del enemigo. Para hacer un mal con el gris-gris se le ponía: azafrán, sal, pólvora y el estiércol pulverizado de perro.

Marie utilizaba en ocasiones una muñeca de cera pegada con alfileres, pero, el amor probablemente atraía más personas a la casa de campo, que cualquier otra cosa.  A  Marie Laveau también dicen ellos que,  se le ha visto caminando por la calle con su largo vestido blanco, un pañuelo en el cuello anudado siete veces, un turbante llamado «tignon» alrededor de la cabeza que » doblado en siete puntos representa una corona.

Una leyenda popular sostiene que Marie Laveau nunca ha muerto, pero ha cambiado a un enorme cuervo negro que todavía vuela sobre el cementerio.

Los hombres siempre piden ayuda a Marie para ganar algunas niñas, no mujeres adultas y las damas piden el regreso de su marido, novio o amante. El más utilizado es el gris-gris en el amor, con alguna ropa interior que pertenece al objeto de deseo.

Dominicanos, con nuestra clara inacción,  estamos jugando con esta invasión pacifica haitiana, pues estas costumbres de los millones de personas que creen en esa religión o la practican, se están entronizando entre la gente pobre e inculta o analfabeta en RD que puede cifrar su futuro en una lotería de las diarias que aquí se juegan o en punto de drogas,  con la supuesta ayuda de estos talismanes y/o brujerías concebidas no solo como que hacen el bien, sino para tratar de hacer el mal a quienes son sus contrarios o enemigos, utilizando  productos o materiales que generan infecciones imposibles de curar y que finalmente matan.

La tradición vudú sostiene que si un zombi prueba la carne o la sal se vuelve consciente de su verdadera condición y regresa a su verdadero lugar: la tumba de donde salió, derramando amargas lágrimas

Las prácticas del Vudú se basan en el culto del Loa, que son los espíritus o seres supernaturales. Los espíritus ancestrales se guardan en botellas, en ollas de Tete, potes o tazones de fuente y veneran a aquel que esta poseído por un Guédé que es uno de los más famosos dioses:  el Capitán Guédé, a veces también es conocido bajo el hombre de Capitán Zombi.

Dominicano, juégate con esto: Los que temen de manera especial a la brujería toman precauciones extremas para impedir que sus muertos ingresen en el semi-mundo brumoso de los zombis ya que inyectan veneno en el cuerpo, lo mutilan con un cuchillo, o incluso le disparan para rematarle.

Una precaución menos drástica consiste, según los haitianos, en colocar en la tumba agujas y carretes de hilo, así como miles de pequeñas semillas de sésamo. La creencia es que el espíritu del muerto estará tan ocupado en la tarea de enhebrar las agujas y contar las semillas, que no oirá la voz que le ordene salir de la tumba. Otra medida consiste en poner un cuchillo en las manos del muerto, para que pueda defenderse.

El Vudú tiene 21 divisiones que implementan los principales espíritus o «Lua», dividido por reinos y responsabilidades en un complejo panteón sincrético.

Ya en nuestro cristiano país, malos dominicanos entusiasmados por estas barbaras conductas utilizan o creen o adoran a espíritus que obviamente no son de nuestra cultura, sino del Vudú haitiano y estos son: Belíe Belcán, Anaísa Pie, El Barón del Cementerio, Ogún Balenjod, Marta la Dominadora, Gran Toro y Ti Jean Petró y supuestamente tienen la capacidad de apoderarse de los cuerpos de las personas y manifestarse por medio de ellos, caminar, hablar, bailar, comer, beber, fumar, tener sexo, y otras.

En el Vudú el uso de muñecos o fetiches para «trabajar» a personas específicas a distancia, se basa en los principios mágicos universales que plantean que «la parte es igual al todo» y que «la imagen de una persona es parte de la persona».

Es decir, que, al igual se puede usar el nombre, cabellos, uñas, prendas sudadas, y otras, también se puede aprovechar la imagen de una persona ya sea una foto o retrato para actuar mágicamente sobre esta.

Y si se mezcla el nombre y/o uñas, cabellos, sangre o prendas sudadas con la imagen de la persona, el efecto y precisión de la magia es aún mayor.

El Santo Papa Juan Pablo II propició en su ministerio,   varias reuniones con sacerdotes de religiones animistas africanas, así como del vudú, tanto en Togo en 1985 o en Benín en 1993, o en las Jornadas de Paz de Asís, del año 1986 y en su  obra Cruzando el Umbral de la Esperanza,  decía: “parece que quienes las practican se encuentran especialmente cerca del cristianismo”.

Según nuestra iglesia católica, el vudú se asocia dentro de la cultura popular occidental con el satanismo, los zombis o muertos vivientes, y las muñecas vudú y señala que todo esto es falso en gran medida, y afirma que son conocidos los casos de noticias de extorsiones ocurridas por cualquiera que dice ser santero, sacerdote houngan, mambo, o babalawo, así como de asesinatos   relacionados con la santería, siempre por intereses monetarios o de venganza.

Esto ha llegado a su máxima expresión con el narco-satanismo, con tintes santeros y satánicos de los sicarios y traficantes de la droga, pero que todo esto no es propiamente el vudú ni la santería, sino perversiones de ambas formas religiosas.

Finalmente, sólo el cristianismo, por medio de Jesucristo, ha establecido un antes y un después en todas las religiones, depurándolas hasta la raíz, llevando el amor hasta sus últimas consecuencias con el amor a los enemigos.

La destrucción y la venganza se disuelven en el amor hasta la muerte y el perdón. Así, sólo Jesucristo logra depurar la religiosidad del hombre y desintegrar incluso la magia, la cual, pretende doblegar a la divinidad queriendo usarla en provecho propio, ya sea para la sanación, la suerte, el éxito, el provecho personal, como en el caso de la magia blanca, o para infligir daño, dolor y muerte, como ocurre en la magia negra.

Un Houngan o brujo haitiano llamado Boukman que condujo a los esclavos en un ritual vudú en 1791, donde sacrificaron un cerdo y tomaron su sangre con fines  de hacer un pacto con el Mal, convinieron en adorar y servir a los espíritus de la isla por 200 años a cambio de liberarse de Francia, sin embargo, los cristianos les estamos mostrando la redención a través de Jesucristo que los rescata del apocalipsis espiritual endémico en que han vivido hasta el día de hoy. ¿O acaso valió la pena ese pacto?

Conocidos estos procesos y/o  perversiones que desvirtúan la paz, la concordia, el amor y el servicio entre los humanos, nos corresponde como dominicanos impedir que estas malas prácticas se acerquen a nuestro pueblo cristiano y redoblemos nuestro compromiso de DIOS, PATRIA Y LIBERTAD.

 

¡Dominicano, hoy, se necesita sangre tipo Duarte!

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