OPINION: Salud cardiovascular en la RD a la saga de Las Américas; dos propuestas de trabajo

Por ROBERTO M. FERNANDEZ DE CASTRO

La República Dominicana probablemente sea uno de los países con mayor carga de factores de riesgo para enfermarse, invalidarse o morirse prematuramente (muerte evitable) a causa de las enfermedades cardiovasculares. Encabezamos las estadísticas en América Latina en prevalencia de: Hipertensión Arterial (35%), Hipercolesterolemia (21%), Obesidad (27%), Diabetes (10% y 16% Hiperglicemia) y Tabaquismo (8% fumadores activos), la actividad Física no se ha podido cuantificar adecuadamente en la población adulta,  según el estudio Efricard II, 2011.  A pesar de estas cifras espeluznantes estamos a la saga en la atención cardiovascular en las Américas.

Las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (No Comunicables) representan el 60% de todas las muertes y el 44% de las muertes prematuras. El 30% de las muertes prematuras son debidas a las enfermedades cardiovasculares. Alrededor de 18.1 millones de personas murieron por esta causa en el año 2010, de las cuales el 80% de los fallecidos eran de bajos o medianos recursos económicos.

Los factores de riesgo modificables como: Hipertensión Arterial, Hipercolesterolemia, Tabaquismo y la Diabetes representan el 80% de las enfermedades cardiovasculares, pero la Hipertensión Arterial es el factor de riesgo con más peso, se asocia al 62% de los accidentes cardiovasculares y  casi al 50%  de la cardiopatía Isquémica.Ni hablar de la influencia del consumo alto de sal y de la obesidad en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Todos estos factores son controlables. Las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades cerebro vasculares y la diabetes, por si solas representan más carga que todas las causas de muerte por cáncer, enfermedades respiratorias, renales y por VIH SIDA.

La República Dominicana ocupa un lugar por encima del promedio en los índices de crecimiento y en el PIB (el lugar número 10) en Latinoamérica. El PIB ha aumentado significativamente en los últimos 20 años; sin embargo, la inversión en salud es la más baja en las Américas, sólo supera a  Haití y a Venezuela con su colapso económico, con un gasto de salud que representa la mitad del registrado hace 20 años, del 5.4 al 2.8%,  según los datos de la Organización Mundial de la Salud y del Banco Central de la República.

¿Cómo se explica?

¿Cómo puede ser posible que un país que se vanagloria con tener índices de crecimiento por encima del promedio de Latinoamérica tenga una inversión de salud a niveles de los países menos desarrollados del planeta?

¿Cómo puede justificarse que la mitad de la población no tenga asegurada una cobertura de salud?

¿Cómo explicar que la población más vulnerable a morir prematuramente, enfermarse e incapacitarse, sea precisamente la que carece de protección sanitaria?

¿Cómo entender que  nuestro desempeño en salud tenga resultados tan pobres que nos merezcan de las peores notas del continente?

¿Quién retribuye las horas, días y meses sin producción a nuestros conciudadanos desfavorecidos y a sus familias?

Las respuestas habría que pedírsela a los gobiernos que nos han dirigido en los últimos 54 años.

Si las enfermedades crónicas no transmisibles: cardiovasculares, cerebrovasculares, hipertensión y diabetes representan las principales causas de muerte prematura, hospitalización, incapacidad y de mayor impacto económico en la población, no se explica ni se entiende la ausencia de programas de prevención y de tratamiento. Esto es, a pesar de que nuestro país es miembro activo de la comunidad sanitaria mundial y regional, dónde se trazan metas y recomendaciones a cumplir en los próximos años y de los cuáles no se han cumplido.

No hemos cumplido con las propuestas del nuevo milenio, ni con las sugerencias de la Oficina OMS/OPS 2012, en cuanto a las prioridades de salud cardiovascular en las Américas.Tampoco hemos cumplido con las nuevas recomendaciones de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud en la reunión del 09-18-2013 que incluyen como objetivo reducir la mortalidad cardiovascular prematura en 25% para el año 2025 en todo el mundo. Adicionalmente   la modificación de 8 factores de riesgo, el uso de medicaciones esenciales, de tecnologías y terapias farmacológicas especiales para prevenir y tratar los ataques cardiacos y los accidentes cerebro-vasculares, como parte del “Plan de Acción Global para la Prevención y Control de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles” del “Grupo de Trabajo Global de las Enfermedades Cardiovasculares” integrado por la Federación Mundial de  Cardiología, Asociación Americana de Cardiología,  Fundación del Colegio Americano de Cardiología, Sociedad Europea de Cardiología, Red Europea del Corazón, representaciones de Asia, África y Latino América.

Muy mal parados

Los indicadores de los Índices de Desarrollo Humano (IDH) del Banco Mundial y del Banco Central de la República Dominicana nos dejan muy mal parados frente a la comunidad internacional. El más reciente Reporte de Capital Humano del Foro Económico Mundial nos sitúa en el lugar número 17 de 21 países latinoamericanos, en el índice de capital humano del 2015. La mayoría de los países de las Américas han iniciado legislaciones y programas educativos y de prevención, algunos de ellos con un PIB inferior al nuestro.

Parecería que no estamos conscientes de nuestra problemática de salud, que el orden de prioridades de nuestro Ministerio de Salud está dislocado. No se tiene ningún presupuesto para programas de educación, prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, los pocos programas que existen están solventados por la cooperación internacional,  aunque se invierten miles de millones de pesos en reconstrucciones de hospitales, pago de nóminas superabundantes y en programas de contingencia de enfermedades transmisibles que son prevenibles.

Todavía no logramos presentar resultados alentadores en los índices básicos de salud, ni mucho menos tenemos programas preventivos permanentes, a pesar de haber tenido el ejemplo exitoso  de la “Campaña Nacional contra el Polio” dirigida por el Dr. Amiro Pérez Mera en el 1984.

Nos damos el lujo de tener instalaciones de salud de primer nivel bien dotadas de equipos de alta tecnología, con personal médico y paramédico altamente calificado, con adecuados sistemas de organización y gerencia, con  respuestas satisfactorias a las emergencias cardiovasculares y otras, pero no pertenecen a la red pública nacional. Tenemos operando de manera exitosa  el sistema “911” desde hace 1 año en Santo Domingo, pero todavía no contamos sistemas de emergencia eficaces y bien dotados y no existe ninguna Unidad Cardiovascular en ningún hospital público del Ministerio de Salud  con capacidad de trabajar las 24 horas del día durante todo el año.

Hemos sido capaces de haber iniciado programas de transplantes de órganos: médula, riñón, cornea, hígado, corazón, entre otros, sin tener respuesta a las necesidades primarias de suplir medicamentos a la población indigente.

Dos propuestas al Ministerio de Salud y al Gobierno

Conociendo la realidad enunciada, de la prioridad que requiere inmediata atención,  hemos sometido a la consideración del Ministerio de Salud y al Gobierno Central en la persona del Ministro de la Presidencia y del Ministro Administrativo, 2 propuestas con la finalidad de que sean evaluadas para determinar su pertinencia y su posible ejecución.

La primera propuesta fue sometida a consideración en el año 2013 y trataba de la puesta en marcha de “Unidades o Centros Cardiovasculares” en algunos hospitales de referencia de la red nacional pública en la ciudad de Santo Domingo y en Santiago.

La segunda propuesta fue realizada en Octubre del 2014, trataba de la puesta en marcha del “Programa Nacional de Educación, Prevención y Tratamiento de las Enfermedades Cardiovasculares (PRONEPTEC)” con la finalidad de que fuera evaluado y ponderado por las autoridades nacionales. Este programa sería coordinado por el Ministerio de Salud a través de la creación de una División o Departamento de Enfermedades Cardiovasculares, con la participación de los Ministerios de Educación, Medio Ambiente, Deportes, entre otros,  además de: Universidades, Colegio Médico Dominicano, Sociedades Dominicanas de Cardiología, de Medicina Interna, OMS/OPS, Sociedades y Fundaciones Internacionales de Cardiología, Empresarios,Partidos Políticos, Iglesias y miembros de la Sociedad Civil.

Se trata de un programa dirigido principalmente a educar a los niños y adultos a ser entes saludables, de aplicar los programas de prevención y de tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.  Un esfuerzo que requiere la participación activa  y desinteresada de todo el Estado, así como también de todos los ciudadanos e instituciones del país, más allá de los intereses económicos, partidarios, religiosos o de cualquier otra índole.

La implementación de PRONEPTEC se iniciaría como plan piloto en algunos Centros Educativos de Tanda Extendida, para poder evaluar los resultados y determinar sipudieran extenderse a los Centros de Atención Primaria, Clubes Deportivos y Barriales, Iglesias, ONG, etc., contando con la  participación de los médicos de los Centros de Atención, promotores sanitarios, así como de educadores del Ministerio de Educación.

El material del programa educativo y preventivo se   gestionará a través de la OMS/OPS, del Ministerio de Salud, del Ministerio de Educación, así como de las Sociedades Profesionales participantes. La coordinación del trabajo estará bajo la responsabilidad directa del Ministerio de Salud y del Ministerio de Educación.

El programa Curativo de PRONEPTEC estará fundamentado en el funcionamiento de “Clínicas de Hipertensión Arterial” y de “Clínicas Metabólicas” (Diabetes Mellitus, Dislipidemias y Obesidad), para intervenir tanto en la prevención primaria como en la secundaria. Estas clínicas llevarán un registro computarizado con una base de datos,  que permitirá un seguimiento adecuado. Se garantizará el suministro gratuito de los medicamentos que requieran los pacientes, asegurándose así la adherencia al tratamiento.

Las Clínicas de Hipertensión Arterial y las Clínicas Metabólicas funcionarían en los Centros de Atención Primaria y en los Centros Hospitalarios que así lo requieran. El manejo de las clínicas estaría a cargo de médicos Internistas, médicos familiares y eventualmente con cardiólogos y endocrinólogos, contribuyendo así a descongestionar los hospitales de segundo y tercer nivel.

Esfuerzo colectivo

Se requerirá de un esfuerzo colectivo para motivar a nuestros congresistas a crear nuevas leyes impositivas especializadas para gravar las ventas de tabaco, alcohol y bebidas azucaradas, así como de productos de alto contenido en sales y grasas malas. Estos recursos serán destinados para financiar el programa. Se requerirán legislaciones y normativas que obliguen a las empresas publicar en las etiquetas de los productos el valor calórico y el contenido en sales y grasas. Se incentivará a la industria para cambiar el uso de grasas no comestibles. Se motivaran a los gobiernos municipales  a que entiendan la necesidad de crear espacios para fomentar las actividades físicas recreativas, habilitar rutas para caminantes,ciclovías, etc. y/o en las vías existentes.De igual manera, se motivarán a nuestras autoridades de gobierno y al sector empresarial, para asignar y conseguir fondos para el programa y fomentar la investigación. Será necesario implementar programas educativos y preventivos a través de los medios estimulando estilos de vida saludables, la práctica de actividades físicas recreativas y deportivas, evitando el consumo excesivo de sal, de grasas y de hábitos dañinos.

Solicitamos al colectivo y  la dirigencia de la Sociedad Dominicana de Cardiología hacer suyo el programa e involucrarse en la participación social de la comunidad, para poder convertirnos en propulsores  del cambio de la salud cardiovascular.

Basta de excusas baladíes y subterfugios, la toma de consciencia del problema implica el reconocimiento de que sí se puede trabajar por el bienestar colectivo.

Sólo con la colaboración de todos  se podrá construir un mejor país, con un dominicano más saludable y educado.

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