OPINION: Recurrencia del incremento de precios
No está demás recordar que el desempleo y la inflación son los dos grandes problemas económicos de los países desarrollados. Son problemas propios del sistema capitalista.
Además de estos dos flagelos los países latinoamericanos son víctimas de la pobreza, la cual llega a ser grave para una proporción significativa de la población. Así también, la distribución del ingreso que no es lo mismo que la pobreza.
De estos problemas, la inflación o aumento generalizado de los precios, pero a diferentes velocidades, realmente es un dolor de cabeza. Es decir, aumentar los precios de los bienes y los salarios, pero estos menos que aquellos. Es entonces cuando los agentes económicos perciben la inflación y sus costos.
Los economistas catalogan el aumento de los precios conforme su velocidad, de ahí que, la clasifican en: inflación moderada, galopante e hiperinflación.
La inflación moderada es la mejor condición de la economía, y sugiere una inflación menor a 10% anual por cuestiones de experiencia, pero no hay razones fuertes para designar un número específico. Incluso durante una inflación galopante se puede dar un crecimiento económico adecuado.
La inflación, como se sabe, tiene sus causas en la oferta y demanda de los bienes y servicios. La inflación por la demanda la cual se produce principalmente por el incremento de la oferta monetaria y el gasto público.
Normalmente esta inflación se genera por un incremento sostenido de la oferta monetaria. Al incrementar el gasto público para reducir el desempleo, se incrementa el nivel de los precios.
La lucha contra la inflación data desde que se conoce el dinero. Para eliminar la inflación se recurre principalmente a políticas monetaristas: reducción del gasto público y de la oferta monetaria, incluso a niveles pequeñísimos: liberación de todos los precios, incluyendo el tipo de cambio, recaudación efectiva, incluso con el uso de la fuerza, según el método ortodoxo de la inflación.
En contraste, un plan heterodoxo incluye restricciones directas a los mercados: controles de precios y cantidades, de diversas formas, control de cambios, cierta libertad de política fiscal o intervenciones directas del gobierno sobre el mecanismo del mercado.
Algunos países de la región Latino Americana han aplicado planes desinflacionarios consistentes en: llevar el déficit fiscal a cero, congelación de salarios de empleados públicos.
Reducción de empleo público, venta de dólares en subasta pública provocando una serie de devaluaciones, liberación de precios de todo tipo de artículos, excepto algunos servicios públicos y hay casos en que se fijan aranceles promedio de un 20%.
Asimismo, hubo crecimiento monetario cercano a cero y control sobre los salarios y sindicatos, pero el costo social de estos planes resultó sumamente alto.
Otros países de Latino América han aplicado planes heterodoxos, los cuales incluyen: congelación total de precios y salarios. Los precios se fijaron en los niveles que tenían antes del plan o en niveles del año anterior a dicho plan.
También, se disminuyó el déficit fiscal, disminución de la oferta monetaria, pero muchas de estas acciones no dieron el resultado esperado.
No es un secreto que la inflación tiene su origen en el crecimiento de la demanda, reducción de la oferta y en mecanismo de inercia.
Para reducir la inflación puede o no intervenir el gobierno directa e indirectamente en los mercados.
No es un secreto que los costos de los bienes y servicios influyen también en la fijación de los precios como el margen de utilidad que desea alcanzar el productor o comerciante.
Pero también puede influir en los precios la especulación en la venta de los bienes y servicios, además puede intervenir un ingrediente político que con el afán de que un gobierno fracase la oposición política, mediante su mano invisible, maneja la oferta creando el espejismo de desabastecimiento de ciertos productos.
Realmente, el tema de los precios no es tan sencillo, pues como se sabe el costo de producción determina los precios cuando el costo de las materias primas, el costo de la mano de obra directa y los costos indirectos de fabricación se incrementan y sobre estos el sobre margen de ganancia o utilidad, entonces el precio aumenta de forma desproporcionada.
En la actualidad, el mundo se enfrenta a una situación económica atípica ya que lidia hoy con un enemigo invisible llamado Covid-19. Una enfermedad respiratoria de difícil control, la cual ha influido en todo el aparato productivo, haciendo que muchos commodities hayan aumentado de precio por la gran demanda sobre ellos así como por una disminución en la producción de muchos bienes.
Voces agoreras en el lar nativo dominicano se empeñan en hacer creer al pueblo que el aumento de los precios es culpa del gobierno cuando todos saben que es un problema global producto de la secuela pandémica que hoy sufren todos los países.
Hay sobre oferta monetaria, hay mayores déficits, menores recaudaciones, pero hay estímulos monetarios y fiscales que hacen que la demanda aumente en contra de que la producción se mantiene aún agónica y el desempleo no baja de más de un 16%.
Se pide que bajen los impuestos, los aranceles, se aumente la producción pero esta tiene un alto componente de insumos importados cuyos precios han aumentado.
Por lo visto la solución podría estar en seguir subsidiando la producción, el consumo de combustibles, como hasta ahora se ha hecho y perseguir la especulación o agiotismo de los precios, lo que sería aplicar un plan heterodoxo caracterizado por la intervención directa del gobierno.