Obispos y evangélicos: entes irracionales ante el aborto
1- Carlos y Rosamna tienen 20 años de feliz unión matrimonial. Se desposaron cuando él tenía 24 y ella 19. En el transcurso de esos felices años procrearon tres hijos: Jorge, actualmente con 18 años, Gladys con 16 y Ana con 14. Es una familia hermosa, que ha luchado contra todos los avatares que tocan a los que nacen en un país tercermundista y de gobiernos corruptos como todos los que ha tenido nuestra patria, salvo algunas honrosas excepciones.
2- Pero, ¡ah cosas de la vida!, a sus 39 años Rosamna ha salido en cinta, ¡y qué tristeza tan grande!, ella no puede tener ese hijo. De continuar ese embarazo su muerte es indefectiblemente segura, con lo que Carlos se quedaría viudo y con tres hijos huérfanos a cargo.
3- Antes esta situación, Carlos, Rosamna y sus tres hijos deben tomar una decisión trascendente para ellos. La lógica les dice, que hay que salvar a la madre, pero el Estado (dirigido por un conglomerado de corruptos), y acicateado por unas iglesias a la que ellos no pertenecen, les prohíben abortar por esta causa y cualquier otra. Para el Estado, la iglesia católica y las evangélicas, Dios (el Dios que ellos se han abrogado), no permitirá que eso pase, y si acaso Rosamna muere, es porque ha sido la Santa Voluntad de ese Creador, puesto que según ellos, ni la hoja de un árbol se mueve, sin el permiso de esa omnipotencia, a lo que además agregan: «Sería un grave error que Rosamna abortase»; es decir, en este y en todos los casos, para estos curas y evangélicos, la sobrevivencia o no de Rosamna, es una decisión de Dios, no de los hombres, o sea, para estos religiosos, en el momento en que un medico tras evaluaciones científicas prescribe un aborto terapéutico para salvar a la madre, no está asistido por Dios, sino por Satanás.
4- Luisa ha llegado a su casa devastada, después que un equipo de médicos gineco-obstetras le ha diagnosticado, que su feto de cuatro meses padece de una malformación genética que lo hace inviable, es decir, la criatura concebida en su vientre no podrá llegar a feliz término, porque es algo semejante a un pequeño monstruo, y no se desarrollará como niño o niña normal. Además, la única solución para no parir ese engendro incompatible con la vida, y no poner en alto riesgo su vida, es el aborto terapéutico, pero tiene el impedimento que para ello le han impuesto el Estado y las iglesias.
5- Gloria a sus 17 años esta horriblemente deprimida, traumatizada…, acorralada. Su madre, ni sus restantes tres hermanos, ni nadie más aún lo saben. Ella esta embarazada de su propio padre. Todo su ser interior le grita !aborta!; pero, ¿cómo hacerlo!, si ningún hospital o clínica se lo harán, dada las prohibiciones para interrumpir el fruto de semejante aberración. En tal demoledora circunstancia, a Gloria la consumen la tristeza, la vergüenza y la impotencia. No quiere tener un hijo que no desea por mil razones. Un tropel de pensamientos insufribles la devoran. Ella cavila sobre el escarnio que le sobrevendrá cuando sus familiares, sus vecinos, sus amigos, en el barrio, en el pueblo, sepan el origen de su gestación. Pero también, ella regurgita en el objeto de burla que sería su criatura, por ejemplo en la escuela, cuando los demás niños sepan que su padre a la vez es su abuelo. Ante tan horrible situación, Gloria ha puesto en su mente dos opciones: suicidarse o abortar tomándose un brebaje, o por las manos de una «abortera», no importa lo que digan las iglesias y el Estado.
6- Los cinco párrafos anteriores contienen las tres causales que justifican científicamente el aborto terapéutico: «cuando la vida de la madre está en peligro; cuando hay riesgos de malformación congénita en el feto, y cuando el embarazo es resultado de una relación incestuosa o una violación», algo a lo que los obispos dominicanos y de otras latitudes se oponen porque son unos consumados enemigos de la democracia, de la libertad del ser y de los derechos humanos.
Nota: Tan sólo hay seis estados independientes en el mundo donde no está permitido el aborto terapéutico en ningún caso: Ciudad del Vaticano, El Salvador, Malta, Nicaragua, República Dominicana y Honduras.
7- Tenga en cuenta el lector que hablo sobre el aborto terapéutico, no sobre el aborto simple y llanamente, como maliciosamente postulan los dirigentes religiosos, cuando excluyen el término terapéutico intencionalmente desde los pulpitos y de cualquier otro lugar o medio, al tratar sobre este tópico.
8- Sobre este tema, como hombre de Dios que soy, como abogado, como hombre con formación científica, favorezco la posición de muchos «Abogados Constitucionalistas» y de los miembros de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de otras naciones, en cuanto a que el aborto terapéutico es un asunto que debe ser tratado a través del Ministerio de Salud Pública porque no es una cuestión de política criminal, sino de política de salud. Por ejemplo, el abogado constitucionalista Cristóbal Rodríguez , específicamente plantea: «Cuando hay un incesto o violación sexual, en este caso el aborto es una cuestión que no debería ser objeto de discusión, una mujer herida en la santidad de su cuerpo y que como resultado de eso obligarla a tener un hijo, es un crimen, un abuso mayor”.
9- Los obispos aludidos – nos dice Rosario Espinal – cimentan su desaprobación al aborto terapéutico con la mentira, de que si se aprueba la despenalización en casos de riesgo de vida para la madre, violación o incesto, y cuando la vida del feto es inviable, habrá una carnicería humana en la República Dominicana. Las dominicanas, según este argumento (esta mentira), no están preparadas para tal legislación. Parece que las consideran muy estúpidas o putas. Y Añadió, si se prohíbe totalmente el aborto no hay opción para nadie y si se permite legalmente, las mujeres que no quieran hacerlo y quieran morirse, tienen derecho a morirse y las mujeres que sean violadas y quieren tener sus hijos, pueden tenerlos, pero sin ser obligadas.
10- Los obispos y evangélicos que nos ocupan, ignoran olímpicamente las consecuencias fatales que implica el embarazo o parto de alto riesgo, que por lo regular, acarrea a la madre o a la criatura una muerte segura. Estos – «representantes de Dios sobre la tierra» -, no admiten la discusión sobre la continuación de un embarazo que gesta una criatura con una malformación genética que lo condena a padecimientos y discapacidades muy graves y que como destino final les espera un fallecimiento con agonía muy dolorosa al momento del nacimiento o poco después.
11- No está en la agenda de estos «legionarios de Cristo», ponderar la reducción de embriones o fetos en embarazos múltiples, hasta un número que haga el riesgo aceptable y el embarazo viable. Para estos – «devotos del señor» – no cuentan los casos que envuelven las conceptos, anencefalias, embarazo tópico, macro y microcefalia, síndrome de Patau, síndrome de Edwards, la ciclopía (ciclocefalia o sinoftalmia), holoprosencefalia, etcétera. A estos que dicen ser vicarios del Altísimo, pero que a la vez veo tan alejados de Dios, no les preocupa salvaguardar la salud física y mental de la madre. Para éstos» «siervos de Cristo»(cuervos dicen otros), pero que comportan una mentalidad medieval, no toman en cuentan los derechos inalienables de la mujer y su familia, cuando hay razones médicas, humanas y jurídicas.
12- En esta pugna contra el aborto terapéutico, los obispos y evangélicos aludidos, priorizan irracionalmente la vida de un cigoto o de un feto con graves malformaciones genéticas, por encima de la vida de la madre; y lo hacen frente al hecho, que poco les importa los miles de niños y niñas, que ya con vida, desamparados, hambrientos, vestidos de harapos, duermen en las calles desprovistos de lo más minino para las subsistencia y preservación de la dignidad humana.
13- Estos auto-designados «soldados de Altísimo», sostienen, que solo Dios puede quitar la vida, pero ellos y sus castas han venido apoyando por milenios a gobiernos de tiranos y ladrones, y sistemas políticos que viven matando a los vivos, tal como quieren hacer con las madres, víctimas de un embarazo de alto riesgo de muerte.
14- Principalmente hablo de obispos que no tienen esposas, ni hijos, ni sexo (son vírgenes… son santos varones…), que se creen seres superiores (muchos en su aberración, hasta por divinos se tienen ), con la capacidad para ser orientadores sexuales, además, no pagan impuestos, no trabajan como los demás (viven rezando… del cuento…), parasitando del Estado y del pueblo, que por milenios vienen alienando a los pueblos con sus dogmas y doctrinas embrutecedores, pero se creen que pueden enseñar cómo vivir en familia y en sociedad y como ser un buen ciudadano.
Conclusión
La ponencia anterior contiene suficientes datos para que el lector pueda reflexionar sobre la justicia o validez o no del aborto terapéutico, que dicho sea de paso, solo afecta a las mujeres pobres, puesto que las ricas (los ricos), interrumpen a como dé lugar cualquier embarazo no deseado que se den en sus familias.
A mis lectores les dejo la palabra