OPINION: No violentar la decisión que el pueblo tomó
Entre los países que se rigen por la democracia, está la República Dominicana, debido a un puñado de valientes que, el 30 de mayo del 1961, decidieron ajusticiar al tirano que nos ultrajó por 30 años, dando así paso al camino que nos conduciría a lo que vivimos en la actualidad.
Gracias a esos héroes del 30 de mayo, nuestro país goza de una transparente democracia que se ha convertido en un ejemplo a seguir por el resto de los países existentes en el planeta que habitamos, de manera especial en toda el área de Las Américas, zona geográfica que nos queda más próxima.
El 15 de mayo de este año 2016, los dominicanos y dominicanas asistimos a las urnas a definir, de manera voluntaria y convencidos por nuestra propia conciencia, quienes serían las personas que escogeríamos para gobernar el país, para ocupar las curules de las Cámaras del Senado y de Diputados, así como los alcaldes, regidores y cualquier otro representante del pueblo que fuese seleccionado mediante el voto popular.
Aquí no se obligó a nadie a votar por alguien diferente a quien su convicción libérrima le impulsara a ejercer el derecho de darle su respaldo. Todos, absolutamente todos, votamos por quienes nosotros quisimos.
Con muy raras excepciones, pues somos un país que disfruta al máximo del beisbol y la política; todos los que fuimos a votar sabíamos y, sabemos, que, al elegir a nuestros representantes, lo hacíamos para darles la potestad, como si fuéramos nosotros mismos, de legislar, de manejar la Cosa Pública, de seleccionar a los miembros de los estamentos del Estado, entiéndase, de las denominadas Altas Cortes, la Cámara de Cuentas, la Junta Central Electoral, etc, etc.
Un 62% de la población dominicana decidió que 29 de los 32 candidatos a ocupar los puestos de senadores, pertenecieran al Partido de la Liberación Dominicana.
Esa decisión que el pueblo tomó, no puede ser violentada.
Los amigos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y de las demás agrupaciones políticas que no fueron favorecidas por el voto de nuestros conciudadanos, hoy, después de que en las pasadas elecciones, no pudieron convencernos de que ellos fueran los representantes de la mayoría de la población, pretenden, fundamentados en subterfugios baratos, hacer cambiar la decisión del pueblo e imponer sus criterios para la selección de los nuevos representantes de los cargos antes mencionados, los cuales deben ser escogidos por los Senadores.
No, distinguidos amigos del PRM y demás opositores al Gobierno, su oportunidad de definir lo que se haría en el país terminó el 15 de mayo pasado. Les toca esperar cuatro años para que, en el 2020, tengan el derecho de volver a presentarnos sus candidatos para dirigirnos y, de nuevo, en una fiesta democrática, luchar porque los suyos sean los escogidos.
Por ahora, no podemos permitir que sus peticiones y argumentos sean los que definan los pasos a dar, si ustedes no están de acuerdo con las personas que seleccionará el Senado para dirigir las posiciones que nos ocupan, simplemente díganle a sus senadores que voten en contra pero, debe quedarles muy claro que, la decisión que el pueblo tomó, no puede ser violentada.