Las sustancias prohibidas, un tema muy espinoso

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EL AUTOR es periodista. Reside en San Francisco de Macorís.

El tema de las sustancias prohibidas (Performan Enhancing Drug, PEDS en ingles) es tan espinoso, humillante, aberrante; tan difícil que aveces nos parece como si tratáramos a alguien con una enfermedad incurable y para colmo contagiosa.

Robinson Canó dio positivo a una prueba sobre sustancias prohibidas, en ese caso un diurético que se usa para cubrir el uso de estimulantes para mejorar el rendimiento. A cualquier otro jugador de categoría media o inferior se le podía dejar pasar y escupir su honra sin ningún inconveniente. El jugador, con un contrato de 10 años garantizados, un camino trillado hacia el Salón de la Fama y una figura venerada en las Mayores, metió la pata hasta  el eje.

Canó no tiene idea de lo vergonzoso que ha sido para nosotros los dominicanos su suspensión, ni remotamente entiende lo difícil que es forjar una carrera de HOF, considerando que gracias a sus números acumulados tenía en los bolsillos su pase al Salón de la Fama.

La historia del uso de sustancias estimulantes, no prohibidas, se remonta al siglo 19. James-Pud-Galvin fue una de las figuras del juego en los primeros años de las Mayores. Pud (365-310 2.85) fue el primer lanzador que consiguió 300 triunfos, 6,000 entradas lanzadas y único con 10 temporadas de 20 o más triunfos en las Mayores. Tras un declive en su carrera decidió experimentar con un componente para mejorar su rendimiento procedente de testículos de perros y coballos (curíos), en una fecha tan lejana como 1889. Se dice que Babe Ruth también usó dicho extracto.

Las anfetaminas (benzadrina, producto que contenía anfetaminas) se comenzaron a usar desde 1928, utilizándose de manera continua y popular a partir de la primera guerra mundial. Como usuarios de ese estimulante se mencionan figuras de la talla de Mickey Mantle, Reggie Jackson, Willy Mays, Steve Carlton, Pete Rose y según Tony Gwynn la mitad de los peloteros usaban greenies, como eran llamadas esas pequeñas, pero eficientes pastillas utilizadas para aliviar dolores y el cansancio durante la   extensa temporada de MLB.

De acuerdo a Marvin Miller, ex secretario del Sindicato de Peloteros desde 1966 a 1982 , las anfetaminas eran colocadas en tazones como si fueran chocolates en los clubhouses de las Mayores, para que las utilizara todo el que quisiera.

Las grandes batallas por los jonrones entre Sammy Sosa y Mark McGuire en las temporadas de 1998 y 1999,  luego Sosa y Barry Bonds en el 2001, contribuyeron a elevar el nivel económico del negocio después de la huelga que terminó de manera abrupta la temporada de 1994. Por desgracia los protagonistas de tales hazañas, en 1998 nadie era más popular que Sosa y McGwire en USA, fueron parte de la lista de usuarios de estimulantes (a Sosa y a otros jugadores no se les pudo probar el uso de esteroides).

Los  estimulantes eran utilizados en el béisbol como el pan o la carne en la dieta diaria.  Con una simple receta de un médico se podía adquirir anabólicos o sustancias que ayudaban a aumentar la masa muscular. En muchos deportes hubo escándalos por uso de sustancias que ya eran prohibidas. En el béisbol el detonante fue la muerte del lanzador de los Orioles de Baltimore Steve Bechler, quien murió el 17 de febrero del 2003 luego de usar efedrina para rebajar y no consumir alimentos durante dos días.

En el año 2006 las Grandes Ligas inició el programa antidopaje. Todos, el sindicato, los jugadores, entrenadores y el Comisionado Bud Selig, se hicieron de la vista gorda, los pendejos hubiera dicho mi padre. Las suspensiones, el congreso, la lista de estelares proscritos, empañaron el béisbol y la carrera de muchos que utilizaron algo que no era prohibido, pero a sabiendas que no se estaba haciendo lo correcto. Muchas  figuras usaron esteroides o greenies que no han sido vinculados de manera pública, para bien del negocio.

David Ortiz señaló en el 2015 que lo habían sometido a más de 80 exámenes entre el 2004 y 2015, incluyendo en el invierno del 2015 cuando se le presentaron dos médicos a la puerta de su casa a las 7.30 de la mañana. Entre las sesiones de terapia física y pruebas al azar tuvieron en zozobra al David los últimos años de su carrera.

El béisbol está en su mejor momento económico, con ingresos sobre los 10 mil millones de dolares, mas en  los últimos dos años no ha habido figuras que estén situadas entre los 100 deportistas más populares del mundo (en 2016 hubo 8 jugadores en la lista de los 100 atletas más populares de la tierra, según ESPN). En Marzo señalé que en Grandes Ligas no quieren viejos, confirmando en días recientes el jardinero dominicano Carlos Gómez que en su equipo solo se ha hecho pruebas a tres jugadores, dos latinos y un negro, los tres de más de 30 años.

Grandes Ligas se está equivocando con su cacería de brujas, y los peloteros latinos aumentando el  nivel de estupidez a su máximo esplendor, a sabiendas de que ellos están en el ojo del huracán (más si son dominicanos o de la tierra de  Maduro y Chávez, pues los cubanos son figuras endiosadas en las Mayores).

Me llama la atención que las pruebas son realizadas de manera ¨aleatorias¨, casuales, aprobadas por MLB y el sindicato, sin embargo el laboratorio decide cuantas pruebas y a quienes se les hacen. Yo supongo que a Mike Trout, Shohei Ohtany, por no herir la sensibilidad del mercado japonés, no son tratados igual que Carlos Gómez o cualquier jugador que venga del patio trasero de USA (ayer la plana mayor de Cleveland tuvo que desmentir que fue falso el informe sobre la suspensión de José Ramírez). 

El tema de los esteroides y las sustancias prohibidas, incluso se da el caso de algunos latinos que dan positivo por usar estimulantes sexuales en sus juergas con varias mujeres durante la temporada muerta, es altamente espinoso.

of-am

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