La arrogancia de los peledeistas

Cualquier parecido con algunos personajes del patio no es pura coincidencia sino desgraciada semejanza. Empiezan sin quebrar un plato, van presumiendo su egolatría y al sentirse en su fuero rompen la vajilla completa. Se vuelven orgullosos de su soberbia y vanidad extrema. Les cabe la frase de Cicerón: «La victoria es por naturaleza insolente y arrogante».

Los peledeistas deben empeñarse en alejarse del “todo lo sabismo” para lo cual deben actuar en forma diferente. Deben demostrar que son un partido socio-político que nació con el firme propósito de participar en la vida democrática del país, difundiendo y promoviendo los valores esenciales que fortalecen la dignidad y acompañan la existencia de todo ser humano.

Deben propugnar la tesis de que los partidos políticos no debieran ser, ni parecer, empresas mercantiles y por tanto su finalidad no debe ser el afán de lucro, mucho menos la percepción de coimas.

Contribuir al desarrollo integral del ser humano debe ser la razón de su existencia, para lo cual, precisan impulsar acciones que permitan el logro de este objetivo en una forma sostenible.

A pesar de las desilusiones de la gente, la política sigue siendo un aspecto fundamental para la construcción de la vida colectiva y debe estar animada por la paciencia, la capacidad de decisión y por la comprensión hacia los demás.

Y cito a Dunning-Krugger: «Las personas con escasos conocimientos tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas».

JPM