OPINION: La activación de la Academia de la Lengua

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LA AUTORA es periodista. reside en Santo Domingo.

 

 

La Academia Dominicana de la Lengua es una fragua de proyectos que apuntalan el uso y desarrollo del español en el país. La institución asemeja un taller donde las ideas toman forma como la materia que modela un escultor cuando plasma su mejor efigie.

 

Eso lo atestiguan las obras publicadas gracias al intenso trabajo que desarrolla la presente gestión, dirigida por el Dr. Bruno Rosario Candelier, quien cuenta con un equipo de trabajo de alta capacidad que integra la comisión de investigación lexicográfica.  En adición a los diccionarios del español dominicano y fraseológico, publicados el año pasado, y los boletines, puede enumerarse la colaboración con diversas obras de la Real Academia Española, como diccionarios y manuales de ortografía, entre otras.

 

Entre los diversos materiales bibliográficos se percibe un futuro en construcción. La Academia nos remite al paraíso de Borges, que el insigne argentino imaginara como una biblioteca expandida por el Universo.  Los fabulosos ejemplares de la colección académica no tienen la dimensión cuantitativa soñada por Borges, pero poseen el germen cósmico por su valor intrínseco y, sobre todo, por su capacidad de crecimiento.

Nuevos ejemplares, muchos de los cuales son elaborados por el equipo de trabajo de la Academia, nos hablan de esa capacidad de renovación; de vivir siempre reinventándose, pues Rosario Candelier tiene una agenda llena de planes con miras al futuro inmediato.

El intelectual resalta, entre otros, la próxima publicación de un Diccionario de símbolos. También se trabaja en la confección de un diccionario de mística y otro de refranes. Un hito importante para este año será la celebración del noventa aniversario de la fundación de la Academia Dominicana de la Lengua.

En la vetusta casa que alberga a la institución, los minutos se marchan de prisa, en medio de la rutina de trabajo. Sin embargo, siempre hay oportunidad para la conversación amable y fructífera con su director. A pesar del trajín, hay espacio para el café y el diálogo. A la pregunta de qué han significado sus años de trabajo en la dirección de la Academia Dominicana de la Lengua, su respuesta no se hace esperar: “La oportunidad de servir al país, teniendo como base el estudio de la lengua y el cultivo de las letras. Una magnífica vía para sembrar inquietudes lingüísticas y promover la devoción por nuestra literatura”.

Bruno Rosario Candelier tiene una sólida trayectoria como académico, lingüista y crítico literario, amén de su incursión en la narrativa. Pero es en el contacto con la gente, a través de la enseñanza y de la gestión cultural, como promotor y mentor de vocaciones literarias, donde encuentra su mayor fuente de satisfacción.

 

Esto lleva al creador del Movimiento Interiorista, uno de los movimientos literarios contemporáneos más fructíferos en República Dominicana, a afirmar que uno de sus principales logros es haber sacado a la Academia “de las cuatro paredes”. Afirma con orgullo: “He integrado la sociedad a la Academia. He activado esta institución, y algo bueno hemos hecho porque nos han atacado”.

of-am

 

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