Fin de 2014: panorama electoral

En un país de tanta intensidad política, y dónde tanta gente vive del Gobierno y la política, crea incertidumbre que a fin de 2014 no se perfile con cierta claridad el panorama electoral de 2016. Peor aún, en la medida que avanzó el 2014 se nubló más el panorama.

El nudo principal es claro: el caudillismo no deja avanzar la democracia, ni en los partidos ni en el sistema político dominicano.

Leonel Fernández fue candidato presidencial tres veces (1996, 2004 y 2008), con tres triunfos; pero no conforme, orquestó una modificación a la Constitución para poder repostularse más. Hipólito Mejía también ha sido candidato presidencial tres veces (2000, 2004 y 2012), con un triunfo, pero no conforme, insiste en el mismo propósito.

A pesar de su insistencia, ambos políticos enfrentan problemas serios, y eso contribuye a la incertidumbre electoral. No es sólo la tasa de rechazo que registran las encuestas, sino que dentro de sus organizaciones políticas otros aspiran y se consideran con derecho a reclamar un turno. Es decir, las aspiraciones de Leonel Fernández e Hipólito Mejía generan ronchas entre sus propios compañeros aspirantes, ninguno de los cuales tiene la fuerza suficiente para competir con ellos si optan ser pre-candidatos. Como parece no se retirarán del ring electoral voluntariamente, tendrán que ser derrotados; pero no es fácil.

En el PLD, de la única forma que otro pre-candidato podría derrotar a Fernández es si Danilo Medina le diera su decidido apoyo. ¿Pero hará Medina eso? El otro escenario es que Fernández apoye junto a los danilistas un cambio constitucional para que Medina se repostule. ¿Pero hará Fernández eso? Que sea Medina, o un aupado de Medina, pondría el liderazgo de Fernández cuesta arriba, y eso tiene consecuencias políticas.

Es claro que el Comité Político no es ya un club de amigos. Ahora tienen dificultades incluso para reunirse. Tampoco es un club con un presidente omnipotente.

En el PRM no hay organización partidaria para sortear un proceso eleccionario organizado en primarias. El candidato será Hipólito Mejía si así lo impone, o tendrá que producirse un acuerdo entre todos a favor de Luis Abinader. ¿Qué hará Mejía? Su decisión dependerá de quién sea el candidato del PLD. Por eso apostará a dilatar la selección de la candidatura, lo que mantiene al PRM paralizado.

Los partidos pequeños que no están en coalición con el PLD, tampoco pueden avanzar porque sus posibilidades electorales dependerán de lo que ocurra en el PLD y en el PRM. Además, el dial electoral está muy lleno para que entren nuevas fuerzas.

En la incertidumbre electoral que cunde, la situación del PRD es bastante clara. No tiene posibilidad de triunfo. Su única utilidad será si hay segunda vuelta y aporta algunos votos a uno de los contrincantes. El PRSC también está fuera de banca y pul para el 2016.

En este panorama hay un asunto que entinta el ambiente político: ninguna de las figuras constitucionalmente hábiles para presentarse como candidato presidencial concita gran apoyo, y las dos principales figuras (Fernández y Mejía) son fichas muy conocidas y altamente polarizadores del electorado dominicano.

La figura que concita gran apoyo es el presidente Medina, y por su condición de Presidente, aún impedido constitucionalmente de candidatearse, lo que haga o no haga determinará, directa o indirectamente, el curso de los acontecimientos político-electorales. Eso tiene a senadores, diputados, alcaldes y regidores en vigilia.

Danilo Medina es el gran ausente, y a la vez omnipresente, en el proceso electoral de 2016, donde muchos aspiran pero pocos concitan gran entusiasmo en la ciudadanía.

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