OPINION: Fidel amado y odiado

 Esperada por muchos, la muerte del dictador cubano Fidel Castro, constituyó una grata sorpresa para el exilio cubano y para todos los amantes de las libertades y los derechos humanos, premisas violadas constantemente por el sanguinario y ultra represivo régimen, desde que el tirano bajó de la Sierra Maestra e instaló su oprobioso estado totalitario, desatando una feroz represión, incluyendo fusilamientos masivos, tras ilegales juicios sumarios.

 

De inmediato, tras su muerte, se desató una ola de fanatizadas opiniones en burdas apologías al viejo tirano. Sin ningún pudor, escritores, lideres mundiales que no tomaron en cuenta los crímenes de lesa humanidad cometidos por el difunto, entre otros fanáticos del marxismo leninismo, usaron sus plumas para llenar de elogios al dictador.

 

Entre estos hay muchos incoherentes como el ex presidente Leonel Fernández, quien se explayó en encendida apología al inquisidor personaje e incluso participó en los funerales en solidaridad con el tirano . Mientras que Vladimir Putin se abstuvo de asistir a los funerales en una acción sorprendente, quizás, piensan algunos, por no enemistarse con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, demostrando con este hecho que no se debe ser tan estúpido, como otros demostraron ser.

 

Digo que este señor (Leonel Fernández), es incoherente, porque aunque en teoría se muestra partidario del marxismo, en la practica, como presidente, no se atrevió a poner en practica las absurdas ideas marxistas, seguro porque en su interior sabe perfectamente que eso hubiera sido un desastre. De manera que su apología al castrismo es una notable contradicción entre su decir y su proceder, algo inaceptable en una persona que se precie de estadista e inteligente.

 

No era mi intensión, aunque por fin me dispuse a  opinar sobre la muerte de este personaje que dejó tanto luto en el continente y en otras latitudes, con su accionar intervencionista, guerrerista, terrorista, y propagador del foquismo guerrillero para derrocar gobiernos extranjeros, con los que llevó a esas naciones, serios problemas de violencia fratricida.

 

Fue una suerte histórica que en República Dominicana, estas incursiones guerrilleras impulsadas por el castrismo intervencionista, con el fin de derrocar los gobiernos de turno e instalar dictaduras stalinistas, nunca llegaron a echar raíces, porque fueron felizmente y rápidamente diezmadas por las fuerzas armadas criollas.

 

De manera que la muerte del comandante en jefe de todos los tiranos del mundo, por su antigüedad en su reinado totalitario, es un alivio para muchas almas que sufrieron los desmanes de tan peculiar, arrogante y petulante sátrapa.

jpm

 

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