Fabricantes de pesadillas

 

El mundo desconoce cuál fue la primera utopía fundada en el predominio de la raza. Muchos años antes de que Adolfo Hitler se propusiera, con las famosas leyes de Núremberg, fundar un imperio, basado en el predominio de la raza aria, excluyendo, mediante atroces matanzas, a todos aquellos que por razones exclusivamente raciales, le quedaría completamente vedado el derecho de formar parte de ese Estado, aureolado de una reputación revolucionaria.

Un siglo antes, el régimen que implantó el emperador Jean Jacques Dessalines se fundamentó en la exclusión de la raza blanca, y se propuso crear una nación completamente negra.  Obsérvese  los artículos de la Carta Magna.

Constitución haitiana de 1805

 

Disposiciones sobre la raza

Art. 12. Ningún blanco, cualquiera sea su nación, pondrá un pie en este territorio con el título de amo o de propietario, y de ahora en adelante aquí no podrá adquirir ninguna propiedad.

Art. 14. Necesariamente debe cesar toda acepción de color entre los hijos de una sola y misma familia donde el Jefe del Estado es el padre; a partir de ahora los haitianos solo serán conocidos bajo la denominación genérica de negro

Disposiciones generales

Art. 12. Toda propiedad que aquí hubiera pertenecido a un blanco francés es incontestablemente y de derecho confiscada en beneficio del Estado.

Art. 20. Los colores nacionales son el negro y el rojo.

Disposiciones en torno  a Santo Domingo 

Art. 15. El Imperio de Haití es único e indivisible, su territorio está distribuido en seis divisiones militares.

Art. 18. Las islas más abajo designadas son partes integrantes del Imperio: Samana, la Tortue, la Gonave, les Cayemittes, l’île à Vache, la Saona, y otras islas adyacentes

He aquí los resultados de un simple examen de la primera Constitución haitiana.

  1. No hay igualdad racial; la convivencia entre negros y blancos resulta imposible.
  2. Los blancos se hallarán privados de la nacionalidad y del derecho de propiedad– circunstancia que se mantuvo vigente hasta que Roosevelt, intenventor militar en Haiti,  hizo aprobar una nueva Constitución en 1920, durante la ocupación estadounidense (1915-1934) autorizando a los blancos a adquirir propiedades.
  3. La isla es una e indivisible. Haití desconoce la dualidad de los pueblos que ocupan la isla de Santo Domingo. Las amenazas constitucionales se mantuvieron vigente hasta el Tratado de amistad y navegación de 1874.
  4. El régimen implantado por Dessalines realizó las grandes matanzas de blancos. Posteriormente  hubo, en el siglo XIX, varias matanzas de mulatos realizadas por Clervaux, Pierrot y varios de sus tiranuelos. La última matanzas de mulatos se produjeron durante el ejercicio de Gobierno de Francois Duvalier; que inspiraron al profesor Alfred Viau, un mulato, padre del poeta Jacques Viau  a poner a salvo su vida, refugiándose definitivamente en República Dominicana, donde escribió la obra Sangre, nada más que sangre ( Editora Montalvo, 1955) donde cuenta las menudencia de ese pasado de horrores.  Años  después,  se produjeron las matanzas de mulatos de las Visperas de Jeremie (agosto y octubre de 1964) cientos de mujeres, niños y ancianos fueron torturados y finalmente linchados por el color de su piel.

Para nosotros esa pesadilla había terminado con la conclusión del proceso de Independencia de 1873.

La propaganda decía que en esa sociedad todos los negros vivirían sin discriminación, en la igualdad y fundarían una sociedad de justicia. Para llevar a cabo ese sueño se le vedó el acceso a la nacionalidad y el derecho a la propiedad constitucionalmente a los primeros habitantes de la colonia francesa de Saint Domingue. Una porción importante fueron pasados a cuchillo por las hordas de Dessalines; huyeron a Cuba y a otros lugares de las Antillas; y los antiguos esclavos crearon un régimen que implantó la monarquía y la dictadura de los presidentes vitalicios, la confiscación del derecho de los súbditos, y finalmente, durante la monarquía de Rey Henrí Christophe de 1806-1820  se  restableció  la esclavitud,  lo que le  permitió construir un formidable castillo a más de mil metros de altitud, en la construcción de ese palacio murieron unos 18.000 personas.

El objetivo de los haitianos

Los más importantes intelectuales haitianos  se han inventado la pesadilla del Estado federal y han colocado a todas las generaciones haitianas posteriores detrás de ese objetivo disparatado.

El legado de Price Mars

  • En su obra “ La República de Haití y la Republica Dominicana” , Jean Price Mars (1896-1969) nos dice lo siguiente “ Tuve la visión  de una Haití y una República Dominicana más grande, las cuales, unidas por un vínculo federal y tratados de alianzas, constituirían la Confederación Quisqueyana. Este sueño grandioso no es para mí un sueño vano, habrá de ayudarnos a construir una brillante y sólida realidad ( Sto. Dgo.  Sociedad Dominicana de Bibliofilos 1995 pág. 796).

Ante la resistencia patriótica de los dominicanos a aceptar un principio que destruye el Estado de 1844, Price Mars, hombre plagado de resentimiento,  concluye su obra con una amenaza:

“  Fuera de dicha contingencias no hay perspectivas sino para la matanza y destrucción de una comunidad por parte de otra

No quería ser profeta de desgracias . Pero, tal como le sucedió a Casandra, veo el horizonte ensombrecido por nubes grávidas de tormenta” ( pág. 813)

El  legado de Leslie Manigat

En su obra Les relations haitiano-dominicaines.  Ce que tout Haitien doit savoir de la Repúblique Dominicaine ( Puerto Principe, 1997)

El autor plantea un Estado federal entre las dos naciones, integrando primero las dos economías, empleándose a fondo en la destrucción de la enseñanza de la historia  y utilizando a la República Dominicana como plataforma de esa utopía ( pág. 34)

Al igual que Price Mars, ante la posibilidad de fracaso el autor remata su reflexión con una brutal amenaza:

Es una cuestión de filosofía personal entre dos posibilidades. Yo veo una, el mal, fácil ,  sólo hay que dejar que actúe la fiera que hay nosotros; veo, otra; el bien, difícil,  pero hay que hacer triunfar el ángel que hay en nosotros.

En  estos días,  en que hemos presenciado una brutal campaña contra el país, un haitiano ha propuesto la creación de un nuevo Estado, llamado Bohío, en la demarcación fronteriza dominicana, amputando el 35% al  territorio nacional. De manera, que, en lugar de dividir la isla en dos Estados, hubiera tres. Dos Estados fallidos podrían aniquilar con mayor velocidad al tercer Estado.

En estos tiempos se baraja la pesadilla de un Estado federal en la isla de Santo Domingo- La primera pesadilla de este género que el mundo conoció fue la creación de la Unión Soviética. Los que crearon esa quimera pensaban que al suprimir la soberanía de todos los Estados que formaron parte de ese superEstado, llegarían a fundar una sociedad sin clases sociales, donde, se implantaría una dictadura de los trabajadores, que trasuntaría un mundo de paz, prosperidad, igualdad, donde, grandes porciones de la humanidad hallarían las soluciones mágicas a todos sus sueños. Para imponer esa sociedad que se hallaba en los libros endiosados por esos políticos fue necesario anular la libertad e implantar un Estado policial, que, de un plumazo, suprimió a la libertad de reunión, de asociación y de decisión políticas. En nombre de la felicidad de todos los miembros de esos Estados, se les arrancó la soberanía a los ciudadanos. Los pueblos perdieron su capacidad para decidir por sí mismos.

En lugar de llegar, a las sociedades ideales, planteadas en sus libros mentirosos, nos sumergieron en una sociedad de autoabastecimiento, de pensamiento dirigido y sin libertades de ningún género. Ese mundo se derrumbó, y tras los escombros hallamos pueblos desorientados, cansados del ejercicio de un despotismo degradante y de unos experimentos inútiles.

Los fabricantes de pesadillas se inventaron el Estado federal para ponerle punto final a las naciones. Pero ninguna nación es verdaderamente libre en un Estado federal, ni puede ejercer plenamente la autodeterminación en una circunstancia binacional. La guerra de los Balcanes demuestra que  la federación de naciones distintas y rivales resultan ser  un fracaso histórico. Esos experimentos  han dejado sociedades frustradas, empobrecidas y un montón de ruinas humanas

. Nos encontramos ante dos intereses, ante dos realidades.

  • La de los extranjeros ilegales, que reclaman derechos a la nacionalidad, al trabajo, a los empleos y a los servicios fuera de su Estado, creándole obligaciones a otro Estado;
  • y la de los nacionales, que son sistemáticamente excluidos de esos derechos

La manipulación lleva a considerar que la Justicia se vuelca del lado de los débiles. De aquellos que se han definido primariamente como víctimas. La sociedad que debe recibir ese alud de personas venidas de otro país, plagado de enfermedades y de miseria, se la considera como culpable. En nombre de la piedad que pueda inspirarle el haitiano, se desconoce la soberanía y los derechos del pueblo dominicano en su territorio.

En la declaración de los derechos humanos de 1789, en su artículo 3 se nos dice “ el principio de toda soberanía radica, esencialmente, en la nación. Ningún cuerpo, ningún individuo pueden ejercer una autoridad que no provenga de ella”..

La nación dominicana es una realidad objetiva , representada por la lengua, la cultura,, la mentalidad, la historia, los valores  que nos han hecho actuar como una comunidad destino. Esa realidad sólo puede ser defendida y preservada por el  Estado.  Y el día en que desorientados, perdamos el sentido que tiene esa realidad  que nos trasciende, habremos enterrados nuestras posibilidades como sociedad. Habremos enterrado la esperanza.  Porque sin ella  nos podremos enfrentar  las enfermedades de nuestra población, el desempleo en las ciudades, la impartición de justicia, las calamidades sociales ni  desarrollar nuestra capacidades tecnológicas ni  fomentar la riqueza ni   hacer posible el engrandecimiento moral de la sociedad.

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