OPINION: Economía tradicional
Es oportuno hacer revisiones de aspectos puntuales de la economía dominicana. Estamos en la etapa de los servicios, del turismo, de las telecomunicaciones, pero vemos casi sepultada a la agropecuaria.
Ese balance significa que los renglones básicos de producción del país se han desplazado, y que se tiene que revisar el sector económico en base a las realidades de un mercado globalizado.
Sigue descendiendo la producción agropecuaria. Solo los grandes empresarios se pueden mantener vivos en un mercado de tanta competencia, y con penetración a la libre del producto fabricado en el extranjero.
Los agro-empresarios parece que llegaron a la conclusión de que obtienen más ganancias distribuyendo productos cosechados en el extranjero, que poner a producir sus tierras. Poco importa que se pierdan los incentivos en el campo, y que aumente el desempleo y el abandono de la zona rural.
Si usted revisa la existencia de los grandes almacenes, de los supermercados y de los colmados, observará que la mayor parte de los productos que se venden no se cosecharon en el país, aunque tengan la etiqueta de que son dominicanos.
Hay estadísticas que hablan de la gran cantidad de café que entra a la República Dominicana, debido a que sale más barato comprar en el extranjero y envasar y distribuir que pasar todo el año sembrando y cosechando en las montañas dominicanas.
Ya solo hay recuerdos de que el país se sostenía de la producción de azúcar, café y cacao, y el banano si quedaba espacio. La leche es un renglón que los procesadores locales están peleando, ante el avance de una masiva exportación que pone en peligro la estabilidad de sus ganaderías.
Lo real es que para tener éxitos económicos en este mercado tan competitivo los grandes consorcios se tienen que diversificar, y proceder a explotar el mercadeo de diferentes renglones. Es difícil que el campo pueda ser autosuficiente, si tomamos en cuenta que el mercado libre internacional ofrece demasiado facilidades para traer artículos a bajo precio, sin riegos de plagas, lluvias y disgustos con los labriegos.
Hay que pensar en relanzar la economía dominicana de las áreas tradicionales, para evitar que desaparezcan. Para lograr pleno desarrollo un país del tercer mundo tiene que contar con su fuerza agro-pecuaria. El turismo y los servicios van bien, pero están demasiado supeditados a los vaivenes del acontecer mundial, por lo que su bonanza de hoy, puede ser que sea el tropezón de mañana-.
JPM
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