OPINION: Derribar las barreras de nuestro sistema electoral
El derecho al voto es absolutamente esencial para nuestra democracia. Sin embargo, las voces de los neoyorquinos siguen siendo silenciadas por leyes y procedimientos de votación estatal que son engorrosos, confusos y mantienen a demasiadas personas sin acceso a las urnas.
Durante las primarias presidenciales de abril de 2016, mi oficina fue inundada con llamadas de neoyorquinos frustrados que se enfrentaban a una serie de barreras durante la votación, incluyendo largas filas, máquinas rotas, nombres sacados de los padrones electorales y sitios de votación cerrados. Más de 1.500 personas se quejaron a la línea directa de asistencia oficial de mi oficial durante la primaria – 10 veces más que cualquier elección anterior.
El personal que atendió nuestra de línea directa pudo resolver muchos problemas, pero también vimos que había claramente problemas sistémicos que afectaban a los votantes en todo el estado. En respuesta, mi oficina lanzó una investigación sobre las leyes y procedimientos electorales estatales. Durante meses, interrogamos a funcionarios electorales en todo el estado y llegamos a una conclusión preocupante: el sistema electoral de Nueva York está fundamentalmente roto.
Primero, como documentamos en nuestro reporte, leyes anticuadas y un mosaico de conflictivos procedimientos locales han convertido uno de los derechos más fundamentales de la ciudadanía en proceso lleno de obstáculos, dejando fuera del proceso electoral a muchos neoyorquinos.
Las quejas que recibimos fueron en dos categorías principales: problemas con el registro y problemas con el proceso de votación en sí.
El sistema de registro de votantes de Nueva York es oneroso y confuso. El proceso de registración en particular excluye a un gran número de votantes de participar en primarias. Dado que Nueva York tiene primarias cerradas, un votante registrado que quiere participar en la primaria de un partido tiene que cambiar su registro a ese partido.
De acuerdo a la ley de Nueva York, un votante tiene que cambiar de partido «por lo menos 25 días antes de la Elección General en el año previo a la primaria». Para la primaria del 19 de abril de 2016, eso significó 9 de octubre de 2015, 193 días antes de las primarias. En las elecciones primarias para las oficinas estatales de Nueva York, la fecha límite de registro del partido es casi un año antes de las elecciones. Mi oficina recibió cientos de llamadas de ciudadanos que fueron excluidos del proceso democrático por este plazo absurdo.
Otras personas que de hecho se registraron antes de la fecha límite pertinente, se encontraron con que sus nombres no fueron incluidos en los padrones. Los procedimientos inconsistentes entre las agencias y el entrenamiento inadecuado contribuyeron a estos errores administrativos.
En segundo lugar, los votantes que lograron registrarse se encontraron con otro conjunto de problemas el día de las elecciones. Algunos votantes encontraron que su lugar de votación había sido trasladado sin previo aviso. A otros se les negaron las boletas legales por parte de trabajadores electorales mal entrenados. Los escáneres ópticos se rompieron. Las largas filas serpenteaban alrededor de los lugares de votación. La lista de problemas continúa, pero el resultado es el mismo: a demasiados votantes calificados se les negó sistemáticamente su derecho más básico como ciudadanos.
Mi filosofía en cuando a las elecciones es simple: cualquier ley que facilite el registro o el voto es una buena ley. Cualquier ley o proceso que haga más difícil registrarse o votar es una mala ley. Con demasiada frecuencia, las leyes de Nueva York caen en esta última categoría.
El proyecto de ley Nueva York Vota, que planeo presentar al comienzo de la próxima sesión legislativa, cambiará eso. La votación temprana y la votación en ausencia sin tener que justificar una “excusa” reducirán las largas filas. El registro automático de votantes para cualquier votante elegible que entre en contacto con una agencia estatal aumentará drásticamente la tasa de inscripción de votantes en Nueva York, que está actualmente entre las peores en la nación.
Nuestras reglas absurdamente restrictivas de registro de partidos deben ser reformadas, para que los votantes puedan elegir participar en las primarias de un partido en menos de una semana, no meses, antes del Día de las Elecciones. Y debemos consolidar las elecciones para aumentar la participación, redirigir los fondos que usamos actualmente para mejorar la capacitación de los trabajadores electorales y ampliar las horas de votación. La celebración de cuatro elecciones separadas, como hizo Nueva York este año, despilfarra los dólares de los contribuyentes y deprime la participación.
Las elecciones dan forma a nuestro mundo. No podemos darnos el lujo de ser complacientes con nuestro sistema electoral roto. Es hora de hacer de Nueva York un líder nacional en derechos de voto.
JPM