Crecimiento de la deuda pública
Ningún país puede pagar lo que debe. No tienen límites para endeudarse los que tienen medios para pagar muchos intereses, como los desarrollados. Aunque deben cien por ciento y más de lo que producen en un año, a sus dirigentes no les quita el sueño, duermen tranquilos.
Diferente sucede con los países que no generan suficientes ingresos, tienen límites para endeudarse. Fue lo que no tomaron en cuenta Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, en su libro sobre historia de las crisis financieras que publicaron en 2009. Plantearon la teoría de que el límite para todos es 90% de lo que producen en un año, que a partir de ahí cae el crecimiento de la economía.
En esa teoría se basó la austeridad aplicada en países de la Europa del Euro, que terminó prolongando la recesión inicial de la Gran Recesión de 2008. Aumentó la deuda respecto al PIB e hizo más costoso en términos social amortizar la deuda. La práctica demostró que los autores del libro se habían equivocado, cometieron el clásico error metodológico de generalizar conclusiones, sin clasificar y estudiar las cifras históricas.
El resultado fue diferente cuando se corrigió el error. No existe un porcentaje mágico, depende de la capacidad que tenga cada país para producir ingresos. Es lo que debemos aplicarnos, la recaudación de impuestos está muy comprometida y agotamos el ciclo de endeudarnos a mayor velocidad. El balance de la deuda consolidada aumentó en US$18,662 millones, acumulado un 121%, anualmente 13.5%, y la economía 44.2%, anual 4.9%, en los pasado nueve años. Por el diferencial de crecimiento lo que se debe (US$34,102.7 millones) equivale a casi la mitad (47.6%) de lo que podemos producir en un año, y más cuando se incluye lo que deben empresas y familias.
Debemos cerrar el ciclo aplicando lo recomendado por el FMI, pasar de la teoría keynesiana, que los déficits fiscales no importan, a la teoría del techo de la deuda. Poniendo en vigencia “un marco fiscal robusto, con un coeficiente anclado deuda/PIB implementado con regla fiscal para cumplir con la meta de deuda”.
La reforma fiscal debe aumentar los ingresos corrientes y equilibrar mejor la carga entre todos. La base de un proceso que reduzca lo que se debe en un tiempo pre-establecido, eliminando el déficit en el presupuesto y luego generando excedentes primarios. Para lo que se necesita un acuerdo entre gobierno, oposición política y empresarios, que no debería tardarse, porque además de que mucho es lo que se debe, otro problema es que relativamente alto es el compromiso en divisas, poco menos de la mitad del stock adeudado, cuando la media latinoamericana es un tercio del total.
Deben reconocerse los esfuerzos del Banco Central y el Ministerio de Hacienda para des-dolarizar la deuda, fortaleciendo el mercado local de bonos. Que ha cambiado mucho en los últimos años. Entiendo que la meta debe ser converger con la mencionada media Latinoamericana, porque siempre será más fácil devolver en pesos lo tomado prestado, además de que pone al país en mejores condiciones para capear turbulencias provocadas por tambores de guerra de Trump, combinado con su indefinida política económica. Dicho otras palabras, la economía queda mejor protegida frente a accidentes financieros internacionales.