Buscando un desorden
El 26 de septiembre, hace apenas tres semanas publiqué un artículo, en este mismo espacio, que recreo hoy en parte, a propósito de los aprestos de acciones de desestabilización que con el pretexto de ‘reclamos’ contra los precios de los combustibles, despliegan grupos políticos desfasados que conspiran contra la paz social.
La oposición política, empantanada en su techo y librando batallas internas que les impide organizarse como una fuerza propia o de conjunto contra el oficialismo de cara a las elecciones del 2020, ha jugado a la división del PLD como su ‘tabla de salvación’ creyendo que sólo así, dividiendo a muerte a Danilo y Leonel, pueden ganarle los comicios y desplazar del poder al partido de gobierno.
Conscientes de que divididos al PLD le sería mucho más difícil ganar los comicios del 2020, Leonel prefiere a Danilo, y Danilo prefiere a Leonel, antes que a cualquiera de la oposición.
De ahí que grupos de la oposición política, políticos, ‘comunicadores’, periodistas, analistas enquistados en la oposición, han girado su radio de acción hacia la motivación, motorización, apoyo logístico y mediático de movimientos de ‘protestas populares’ con la pretensión de anarquizar al país y provocar reacciones violentas del régimen que constituirían un eventual desplome de su popularidad que le obligue a ceder espacios ante la ‘presión callejera’.
El problema de los opositores y de esos grupos es que Danilo Medina no se caracteriza por atemorizarse y claudicar posiciones de Estado ante su deber de mantener el orden en las calles y garantizar la seguridad ciudadana, de la propiedad pública y privada. El partido, de su lado, presiones de esta naturaleza ha unido fuerzas, postergando rebatiñas intestinas.
Las calles de la capital están fuertemente custodiadas por policías y militares, mientras políticos y ‘comunicadores’ enquistados en los proyectos de oposición se desgañitan tildando la prevención como ‘aspavientos del gobierno’ o que se trata de ‘meter cuco’ ante el ‘temor por las protestas de la población’.
La prevención obedece a informes de organismos de inteligencia y seguridad del Estado que han detectado todo un plan, que bajo la sombrilla de quejas de explotados choferes del ‘concho’ pretenden desarrollar millonarios jerarcas y empresarios del sector y politiquillos aspirantes a presidentes frustrados por sus eclipsantes e ilusas carreras políticas que solo tienen vigencia en desfasados vocingleros mediáticos e intelectualoides de oscuras oficinas.
La oposición ha pretendido alentar un caldo de cultivo contra el estatus quo, creyendo que con ello revierten sus falencias y miserias políticas, las que les impiden acudir a competir a la discusión civilizada y constructiva y, mucho menos, a las urnas. El costo de su audacia –el desorden callejero, la anarquía, la violencia- poco les importa.