OPINION: Acuerdos comerciales

A raíz de la llegada del señor Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica este inició cumplir lo propuesto en su carrera hacia la Casa Blanca en materia de comercio exterior lo cual en sus aproximadamente 500 días en el cargo ha dado lugar al surgimiento de contradicciones comerciales que muchos llaman guerra comercial.

Estas contradicciones se han originado primeramente entre México y Canadá extendiéndose a China y la Zona Euro con el agravante de que sus efectos alcancen los demás países del mundo.

Existe una institución que vela por las relaciones comerciales equitativas entre los países, llamada Organización Mundial del Comercio (OMC) la cual surgió en el año 1995 en sustitución de la anterior Organización del Comercio, conocida por GATT.

El Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) llevaba en funcionamiento desde 1947, como organización encargada de supervisar el sistema multilateral de comercio pero ni esta ni la actual Organización Mundial del Comercio (OMC) no han podido ser del todo ente equilibrador o moderador de los acuerdos firmados entre países en materia de comercio.

Lo anterior debido a las influencias que tienen las grandes naciones ante el actual organismo internacional de comercio teniendo los países menos desarrollados que plegarse a las decisiones de los más poderosos, teniendo los más perjudicados que irse a arbitrajes no deliberativos continuamente a los fines de dirimir sus diferencias comerciales.

En asunto de comercio internacional prevalece la idea de ventaja comparativa la cual se fundamenta en que un país que puede fabricar mejor que otro cierta mercancía debería especializarse en su producción.

El economista David Ricardo propuso dos versiones de este concepto en su libro, Principios de Economía Política y Tributaciones, 1817: ventaja comparativa absoluta y relativa.

El caso de la ventaja comparativa absoluta es más sencillo, si un país produce un determinado bien mejor que cualquier otro país, deberá enfocarse en su exportación.

Lo interesante es cuando la producción de algún bien es mejor en un país, mientras que otros lo son en otros bienes, esto motiva un intercambio.

En tiempo de David Ricardo, producir mejor significaba producir con menos trabajo, que era la fuente de valor en ese entonces.  En general un país debe especializarse en el bien que mejor produce, no importa que haya países que lo puedan producir aún mejor que él, siendo esta la ventaja comparativa relativa.

Para David Ricardo el trabajo era el que dotaba de valor a los bienes, el ahorro en mano de obra significativa la posibilidad de producir artículos con un mayor valor.

Su idea fundamental era: la especialización en la producción del bien que el país puede producir mejor lo cual provoca un beneficio general, tanto para el país como para el mundo.

Después de estos planteamientos surgieron otras teorías entre ellas la positiva del comercio internacional la que agregó el capital al factor trabajo dejando a un lado la tierra en los análisis de producción, por lo que el estudio sobre comercio internacional sufrió modificaciones.

Actualmente más del 65% del comercio internacional se realiza entre países industrializados  que cuentan con una dotación de factores muy similar, lo que sería contradictorio con la teoría.

La nueva teoría del comercio internacional tiene la ventaja de que explica mucho mejor la realidad. Dentro de esta visión hay cuatro grandes perspectivas, las cuales son: Tecnología y Comercio Internacional, Economía de Escala, Organización Industrial y Diferenciación de producto.

Un tema relevante en las asociaciones comerciales es la creación y la desviación de comercio. Se crea comercio cuando se reducen aranceles con un país que es eficiente en la producción, los precios internacionales son señales adecuadas para decidir la producción y el consumo.

Sin embargo, si los aranceles se reducen frente a un país ineficiente, no se crea comercio sino que se desvía, porque se acaba comprando a un país al que no se le compraría sin esta distorsión.

Las asociaciones comerciales acostumbran incluir normas sobre cómo deben comprar los gobiernos de los países, sobre inversión extranjera, sobre servicios y en ocasiones tienen recomendaciones sobre políticas económicas, laboral o ecológica.

Hoy en día se asoman nubarrones comerciales entre países desarrollados, emergentes o en vías de desarrollo ya que los Estados Unidos de Norteamérica en busca alcanzar acuerdos comerciales más equitativos aprobando la aplicación de nuevos aranceles a las importaciones de aluminio y el acero.

En tanto la China le impone nuevos aranceles a más de 128 productos de los Estados Unidos en represalia a  los aranceles que este último le impuso equivalente a US$3,000 millones y en lo que esto sucede los Estados Unidos amenaza nueva vez a China de imponerle más aranceles por el valor de unos US$60,000 millones de no llegarse a un acuerdo.

Todas estas acciones  del gobierno norteamericano van dirigidas a disminuir el déficit comercial que este país tiene en el intercambio de importaciones y exportaciones de bienes y servicios con la China.

Todo lo anterior ha dado lugar a que se esté desatando una guerra comercial al extremo de que Estados Unidos haya amenazado a México con romper el acuerdo comercial o Nafta que sostienen con este último país y el Canadá y todo porque buscan mayores ventajas en las negociaciones comerciales.

Lo triste de estos acontecimientos es que los países más pequeños y menos competitivos se perjudican lo que los está llevando a pedir también al coloso del norte revisar los acuerdos comerciales existentes en ellos a los fines de buscar también mejores condiciones arancelarias.

De ahí que recientemente el Gobierno dominicano haya anunciado iniciar un dialogo con Estado Unidos para modificar el Dr.-CAFTA, siendo  la intención la de proteger los productos agropecuarios que quedarían libres de aranceles a partir de 2020, entre ellos el arroz que quedaría afectado.

Con este dialogo se intenta renegociar los acuerdos comerciales multilaterales firmados con esa nación. En si lo que se persigue es modificar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CARFTA) para retrasar el calendario de  desmonte de los aranceles de algunos productos agropecuarios.

En realidad, es justo o atinado que la nación dominicana busque renegociar el DR-CAFTA lo más pronto posible ya que de no hacerlo así para el 2020 productos del agro que están protegidos con aranceles del 99% tal el caso del arroz quedaría con un arancel de apenas un 10% o 20% lo que llevaría a muchos productores a la quiebra pues estos productos entrarían como Pedro por su casa sin pagar casi nada de aranceles al país lo que daría lugar a una competencia desventajosa o desleal.

No se quiere guerra comercial lo que se busca es un trato más justo y equitativo en el tratamiento de las exportaciones e importaciones de los bienes y servicios producidos en el país a los fines de que la balanza comercial dominicana no presente un déficit como ha venido exhibiendo forzando al país a endeudarse mucho más.

of-am

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