OPINION: Abel sin consenso y políticas comunitarias
SANTIAGO.- Cuando uno asume un juicio de valor, una crítica a un político, un funcionario público, etc., gran parte de la gente o sus corifeos asumen que uno es adversario o que hay una intención de hacer daño.
Por desgracia eso es común en nuestra sociedad y tiene que ver con los niveles de fanatismo, ignorancia, miseria, venganzas, rencillas y odios que venimos arrastrando por generaciones.
A los santiaguenses empieza a preocuparle los niveles la conflictividad con la comunidad y sectores activo que desde su inicio en la gobernanza municipal viene exhibiendo el alcalde Abel Martínez.
Preocupa porque muestra una falta de planificación, de falta de rumbo del gobierno municipal, no es nada saludable para la ciudad que las mayorías de medidas tomadas por el ejecutivo haya tenido que darle marcha atrás por no contar con el consenso y perjudicar a la gente o los sectores involucrados.
Se gobierna en democracia “para el pueblo y por el pueblo”, cuándo intentó desalojar a los vendedores del Mercado de la Pulgas de Pueblo Nuevo, después de protestas y rechazo tuvo que dar marcha atrás, igual sucedió cuando a través de Medio Ambiente inicio la batida contra los tarantines y negocios ambulantes, lo mismo las protestas de las asociaciones de juntas de vecinos por asumir posturas excluyentes en las obras del presupuesto participativo.
Es como si no tuviera consciencia del apoyo y solidaridad que debe haber entre el ejecutivo municipal, la alcaldía y el pueblo y los diferentes sectores a la hora de aplicar políticas públicas en la ciudad.
Lamentablemente siempre ha imperado la anarquía, la falta de consenso y la arbitrariedad.
¿Acaso no es posible que Abel Martínez cree las condiciones que permitan el surgimiento de un sentimiento de solidaridad? Pero más interesante aún, ¿cuáles son las bases de la estructura comunitaria, de las políticas públicas hacia el pueblo de Santiago sobre las cuales se quiere sustentar el gobierno municipal?
TRANSPORTISTAS
El último conflicto del gobierno municipal que encabeza Abel Martínez es deplorable y debe llamar a la reflexión al PLD.
En aras del orden, en Santiago no se puede atropellar ni tomar medidas de conflictos y sin consenso.
La denuncia del presidente de la Central Nacional de Trabajadores del Transporte (CNTT), Juan Marte, de que funcionarios de la Alcaldía intentan amedrentar choferes transporte urbano, así como a taxista, aseverando que en los últimos días individuos armados y encapuchados, que dicen ser empleados de la Alcaldía de esta ciudad, han ejecutado acciones contra ellos es muy delicada.
Juan Marte puso como ejemplo del hostigamiento a que el cabildo santiaguero somete a dirigentes choferiles, Marte citó que ese tipo de hechos se han producido contra de líderes de los sindicatos de Hato del Yaque, Villa González, Sabana Iglesia, Pedro García y los taxistas ubicados en El Encanto y los de Bueno Taxi y Taxi San Luís.
Llegando a decir y denunciar que desde el cabildo “quieren imponer medidas dizque para organizar el tránsito de vehículos urbanos, pero sin contar con la participación de los dirigentes choferiles”. O sea, sin consenso.
Más grave es cuando Marte agrega, además de penetrar en el local de la ruta RPA “los facinerosos se presentaron a la residencia del secretario general, Ramón Infante, con el objetivo de agredirlo”.
El presidente de la Central Nacional de Trabajadores del Transporte (CNTT), Juan Marte, viene planteando desde hace años que es necesario crear en esta ciudad un plan de tránsito y transporte, “para así continuar organizando los choferes, labor que venido realizando, ante la falta de acción del cabildo, ” pero expresa que “ lo haremos pero no sobre la base de la coerción, la amenaza y el chantaje”.
Pienso que el alcalde Abel Martínez está atiendo de rectificar, de cambiar de forma de gobernanza, donde impere el consenso y las políticas comunitarias.
Debe entender Abel Martínez que gobernar a Santiago desde el cabildo, esta ciudad de hoy, solo es posible sin rivalidades, y menos políticas, porque ellas solo dejan faccionalismo y lo que es peor enfrentamientos innecesarios entre sectores.
JPM