Omnipotencia vs. humildad
En nuestro caminar en esta vida, encontramos diversos tipos de mensajes, de personas, de situaciones. Siempre les hablo en estos artículos de la actitud, de cómo un cambio de actitud podría cambiar positivamente nuestra vida.
Encontraremos quienes nos hagan creer que solos podemos hacerlo. Que es una capacidad de nosotros, que con una actitud mental ya lo logramos. Nos llenan la cabeza de los “Tu puedes” “Eres grande” “Despierta ese hombre o mujer que hay en ti”….y muchas otras afirmaciones mas que nos llevan a creernos realmente omnipotentes.
Sin embargo, cuando me refiero a cambio de actitud en todos mis escritos, hablo de un modelo de actitud muy diferente a ese, un modelo que nos lleva al amor y la humildad, no a la omnipotencia.
Es que el modelo de actitud que me gustaría invitarte a seguir, es el que ama a pesar de todo, el que perdona, el que mantiene la alegría como norte, la actitud que a pesar de amar y perdonar es capaz de no estar de acuerdo en algunas cosas y poder expresarlo de forma asertiva. Sin ofender ni dañar a los demás. Esa es la actitud de JESUS.
Jesús siempre mantuvo una actitud alegre, amorosa, positiva, de perdón pero a la vez de edificar a quien lo necesite. Regañar y llamar la atención del que lastima a los demás. Jesús que siempre veía el lado bueno de las cosas. Quien de cualquier dificultad lograba dar un aprendizaje. Esa es la actitud.
Cambio de visión de las circunstancias que nos aturden que nos preocupan. Con alegría y optimismo. Y sí, es cierto que la actitud mental ayuda, siempre y cuando, sepamos reconocernos humildes, no omnipotentes. Siempre y cuando estemos claros de que todo lo hacemos porque así Dios lo permite. Que las cosas mejoran porque imitamos la actitud con la que su hijo nos modeló mientras nos acompañó físicamente en este lugar, en el mundo terrenal.
No somos omnipotentes, somos seres de amor; creados desde el amor; perdonados desde un profundo amor; con un modelo de vida de justicia y amor. De positivismo y alegría. De amor por todo lo que nos rodea. Actitud es eso, imitar a Jesús. Quien siempre amó lo que tenia, lo que era. Que aceptó desde el amor su cruz, la cargó hasta el final, y no murió allí, por el contrario, en ese amor profundo, esa cruz no significó muerte, sino Vida. Una vida de amor por lo que somos, por los demás y por lo que tenemos.
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