Ojalá esto “toque fibras profundas del alma”
Es necesario escribir y que lo que se escriba toque esas fibras profundas del alma de la gente que casi nunca pueden ser tocadas por nadie, porque es muy difícil llegar a ellas. La gente necesita resonar dentro de sí, como una guitarra hecha y afinada para crear armonías de amor.
Y no se trata de sentimientos, porque sentimientos experimentamos permanentemente, y hemos comprobado que no son esos sentimientos ni emociones los que te hacen vibrar en la misma longitud de onda en la que vibra el amor. Es una afinación 440 de alma a alma.
Tampoco se trata cien por ciento de comprensión, desde el punto de vista de estudiar y entender fenómenos y leyes naturales que tienen que ver con las ciencias exactas, o estudiar fenómenos sociales que tienen que ver con el comportamiento humano en su conjunto. Es algo que va más allá.
Tiene que ver con la comprensión, pero con una comprensión trascendente, una comprensión que no descarta la realidad que vemos y palpamos, más bien la incorpora, pero que la trasciende. Una comprensión que te lleva a ver los que otros no ven, que te lleva a conocer la verdad y a ser libre.
Esta comprensión requiere de un proceso de reconocimiento de uno mismo desde su interior, requiere de un proceso de despojo de todo lo que creemos que nos pertenece, de un proceso de negación de uno mismo, de sacrificio y de soportar el dolor de un parto, un proceso de nacimiento de una nueva criatura, un nacer de nuevo.
Para llegar a esa comprensión de la que hablamos, primero hay que buscar. Los seres humanos nacemos con una característica que nos diferencia radicalmente de cualquier otro ser vivo: La necesidad permanente de buscar. Tenemos eso que llamamos vacío que te empuja a buscar para poder llenarlo.
Y desde que tenemos uso de razón, buscamos de manera consiente muchas cosas, y pensamos que esas cosas son las que necesitamos para llenar ese vacío: Estudiamos para tener un título, buscamos conocimiento, poder, dinero, compañera o compañero de vida, hijos, familia, etc.
Al final nos damos cuenta de que esa necesidad de búsqueda persiste, de que todo aquello que buscamos antes son cosas, muchas de ellas, necesarias, pero no esenciales, y, si estamos vivos seguimos buscando, porque el sentido de la vida está en encontrar aquello que llena ese vacío.
Es entonces cuando empezamos a despertar, y en ese proceso empezamos a ver las cosas un poco diferentes. Nos damos cuenta de que en este mundo todo es relativo, de que todo cambia, todo envejece, todo se pierde y de que todo llega a su fin, sin embargo, persiste la necesidad de buscar.
Ahora vemos la realidad diferente, porque ahora ya no se trata de una búsqueda para satisfacer necesidades materiales, ni para satisfacer deseos, ni para ejercer un poder que te haga sentir superior, ahora se trata de una búsqueda para llenar “un pozo infinito que infinitos finitos nunca podrán llenar” (Padre Ignacio Larrañaga).
Y es que un pozo infinito solo lo puede llenar un infinito, alguien que lo abarca todo, alguien es independientemente de todo, que no depende de nada ni de nadie, que es absoluto y eterno. Ese alguien reveló su Nombre a Moisés diciéndole: YO SOY EL QUESOY (Éxodo 3: 14-16).
Y de esa comprensión es que les hablo. Por eso Dios se revela en sueño a Santa Catalina de Siena y le dice: “YO SOY EL QUE SOY y tú eres la que no eres, y le agrega: Si llegas a comprender eso, serás dichosa…”
Cómo entender esa dicha de la que habla el Señor: si comprendes la dimensión del Ser del Señor, dejarás de ser tú para ser en él, es decir, dejaras que su Espíritu sea quien viva en ti, en lugar de tu ego. Así es como se llena ese vacío. Así es como se encuentra la verdad, así es como se llega a ser libre.
Si llegas a comprender eso, entonces ya eres nueva criatura, has nacido de nuevo en el Espíritu, y es ese Espíritu quien guía tus pasos y te va llevando a ser diferente, a ser un Cristo siendo tú mismo, a vibrar en la misma frecuencia en la vibra el amor, a tener una afinación 440 de alma a alma.
Es en ese momento de despertar cuando empiezas a ser diferente. Cuando los demás, todos los demás, empiezan a ser muy importantes para ti. Cuando el dolor ajeno empieza a ser tu propio dolor, cuando empiezas a actuar teniendo cuidado de no dañar a los demás.
Y es ahí, en la trasformación de cada uno de nosotros, producto de esa comprensión y búsqueda de la que hablé, que la sociedad empieza a cambiar. Es ahí que la sociedad empieza a sanar, y es ahí que la sociedad empieza poco a poco a vibrar con la misma longitud de onda con la que vibra el amor.
buen escrito,lo verdaderamente triste es que la humanidad,muy pocos tienen oportunidad de que los eduquen en esos conceptos.incluso muchos líderes religiosos con capacidad de hacerlo,no todos,andan detrás de las cosas materiales y la «carne» de éste mundo»,hedonismo.
jesÚs, ¿el gran engaÑo de la biblia? con llogari p
esta es una interesante reflexión que estoy seguro que a todo el que la lea le va a despertar un gran interés por acercarse a esta idea de la comprensión.