Odebrecht, la imperfecta coartada

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EL AUTOR es abogado. Reside en Santiago de los Caballeros.

 

 

«Es hermoso escribir porque reúne las dos alegrías: hablar uno solo y hablarle a la multitud«. Cesare Pavese

 

Cada tormenta trae consigo la esperanza de que por la mañana toda volverá a estar limpio de nuevo y que hasta la mancha más perturbadora habrá desaparecido. Este artículo no se refiere a un tema de una película de suspenso. Sin embargo, es posible que en algún lugar del país se esté escribiendo un libreto en el cual el nombre Odebrecht sea tomado como una coartada para justificar el rodaje de un film sobre política de intriga y de conjura en el cual unos pocos políticos tratan con ansias de conquistar el corazón del pueblo, como aquel chico que tenía una idea brillante: pintar a todo el pueblo de verde. Primero pinta su casa, después la pared del vecino, para demostrar falsamente que el momento de los verdes simula haber llegado.

 

La trama comienza cuando se destapa un gran desorden y confusión causada por una empresa constructora internacional de obras viales, la Odebrecht, que llega al país con anterioridad a la presidencia de Danilo Medina y al cabo de un tiempo pone en ejecución una estratégica algo innovadora en un mundo que se ha dicho cada vez más globalizado en la conquista de mercados en muchas naciones utilizando un mecanismo de persuasión poderosísimo como supone el soborno y la circulación de grandes masas de dinero.

 

Esta práctica da lugar a que en poco tiempo se abra una lucha de intereses entre multinacionales de la construcción por obtener jugosos contratos de obras viales en territorios tradicionalmente en poder de otras empresas del ramo con igual interés de ganar dinero y competir y aparece en muchos países una serie de demandas y de conflictos judiciales contra la multinacional brasileña que cruza por sociedades pobres capitales golondrinos.

 

Nadie podría afirmar con certeza que empresas dominicanas o de otra nacionalidad ligadas a la construcción o de otra naturaleza no hayan sobornado en algún momento a alguien para obtener un contrato millonario. Naturalmente tal comportamiento es inmoral, deshonesto y debe de ser repudiado.

 

En la República Dominicana, particularmente, el caso alcanza niveles de alta política porque con él la oposición pretende ansiosamente aprovechar la aludida incorrección para alegar, con alevosía política, lo que podría ser, obviamente, intentar lograr la destitución de un presidente recurriendo a una figura jurídica conocida en los Estados Unidos y en otros países  como Impeachment, que viene siendo una acusación contra un alto cargo por delitos cometidos en el desempeño de sus funciones.

 

En vista a que a la oposición se le ha hecho difícil conquistar la presidencia por medios lícitos, como son las elecciones, se crea entre ellos un estado frustratorio y acuden insensatamente al pretexto de la Odebrecht como coartada o excusa para intentar alcanzar el poder por medios insólitos sin probar lo que se alega contra el presidente Medina, o sea, que este utilizó real y efectivamente recursos para su campaña electoral supuestamente provenientes de la empresa brasileña.

 

Importa poco o nada para una oposición que luce trastornada por sus continuos fracasos electorales que el presidente Danilo Medina haya designado una comisión compuesta por ciudadanos de cierta prestancia social para que investigue a fondo lo denunciado y una vez obtenidas las pruebas ofrezca públicamente su determinación final de una manera concluyente, sin restricción y alejada de coacción del gobierno.

 

Las indagatorias permitieron que la comisión fijara su posición sobre la materia que le fue confiada investigar y la exploración resultó que el presidente Danilo Medina no utilizó, como pretende lujuriosamente insinuar la oposición, recursos provenientes, directa o indirectamente, de la cartera de Odebrecht. A pesar de ello el Partido Revolucionario Moderno (PRM) insiste, dada su desenfrenada obstinación por alcanzar el poder, seguir esgrimiendo una coartada falsa, según los resultados finales del informe rendido por dicha comisión.

 

No obstante a la anterior determinación que exonera al presidente Danilo Medina de recibir sobornos, el PRM continúa tratando de perseguir su objetivo político intentando desconocer un triunfo electoral ganado en buena lid por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que llevó como su candidato al actual presidente de la República. Empero, la oposición entiende que su coartada no debió perecer tan rápidamente, pues este hecho le obliga irremisiblemente a ir a elecciones para poder llegar al gobierno que anhela, si es que hay fuerza de aquí a allá para combatir a un PLD aglutinado, que razona y combate con la lógica de un ejército inspirado en la eficacia táctica de su comandante que no confunde movimiento con acción, como expresara el escritor y novelista estadounidense, Ernest Hemingway.

 

Para entender la coartada de la oposición y del grupo verde habría que leer un artículo escrito por el arquitecto y productor de televisión argentino Alejandro Borensztein titulado «Humor político: Mi gran coartada griega».

 

Pienso que el presidente Medina debe terminar su mandado para el cual fue libremente elegido por el 60% de los dominicanos con derecho al voto democrático y libre. Por lo que recurrir a una coartada política para llegar al poder es a todas luces un acto anti democrático, arbitrario y desenfrenado.

 

Vale decir, a la altura de este nuevo trabajo, que como articulista y escritor independiente, escribo no por una paga, sueldo o algún canonicato, sino porque, como manifestara el poeta y novelista italiano «Es hermoso escribir porque reúne las dos alegrías: hablar uno solo y hablarle a la multitud». Por eso cuando enderezo temas políticos como este sencillamente lo hago con el único propósito de contribuir el estado constitucional de derecho que produce un profundo cambio en la humanidad, por cuanto, aparte de garantizarle los derechos civiles y políticos de todas las personas, se somete también al poder a un derecho vigente, de tal manera que todo acto o  acción estatal está legitimado por una norma, teniendo de esta manera como fundamento el principio de legalidad.

 

Por lo visto mis ponderaciones políticas a favor de la democracia no me permiten moralmente consentir en apoyar una coartada como la que pretende en este caso el PRM y sus aliados contra un presidente elegido, pues sería claudicar a mis principios. El presidente Danilo Medina sobrevivirá a estos acosos de la oposición para que continúe adecuando las instituciones públicas a la modernidad y, sobretodo, llevar a cabo un Estado social de derecho del que habló en su obra cumbre «Movimientos sociales y monarquía» el influyente economista, sociólogo y  político alemán Lorenz von Stein, iniciando una reforma focalizada a mejorar la calidad de la vida de las clases bajas, evitando con ello, en sus palabras, «el proceso de las clases que buscan ascender socialmente».

JPM

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