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Octava edición de un libro sobre Rubirosa
Por FRANK NUÑEZ
Una octava edición de un libro en el mercado editorial dominicano se considera un acontecimiento que consagra la obra entre las que tienen garantizada un sólido espacio en perspectiva hacia la posteridad, suerte que necesariamente arrastra el nombre del autor.
Porfirio Rubirosa: El Primer Playboy del mundo, del escritor Pablo Clase Hijo, enriquecido con nuevos datos, constituye una semblanza de largo aliento de la vida bohemia, andariega, irreverente y vagabunda de un extraordinario hijo de San Francisco de Macorís nacido el 22 de enero de 1909, del matrimonio formado por Don Pedro Rubirosa y la señora Ana Ariza.
Quienes han leído el trabajo investigativo de Clase Hijo, tanto en el país como en el extranjero, se encuentran con un personaje que sin ser artista ni millonario y menos un político o intelectual, se metió el mundo de su época en un bolsillo, conquistando las mujeres más codiciadas de la alta sociedad europea y norteamericana, entre las que se destacaron ricas herederas como Zsa-Zsa Gabor, Bárbara Hutton, Doris Duke y Danielle Darrieux, después de provocar estragos en la vida de la primogénita del Jefe, Flor de Oro Trujillo, hasta culminar su agitada carrera casado con la joven actriz francesa Odile Rodin, reconocida mundialmente como un modelo anatómico de la feminidad.
El profesor Lipe Collado, también biógrafo de Rubirosa, trilló el mismo camino de Clase Hijo, describiendo la época que le tocó vivir al tenorio dominicano, con un mundo azotado por dos guerras mundiales, matizado por la necesidad de la gente de olvidar los traumas y los sufrimientos con lenitivos como el placer sexual, los festines y los entretenimientos.
Es así como “Rubi”, a quien una papera infantil dejó inhabilitado para la procreación, obtuvo como compensación de la naturaleza unas aptitudes superiores para las fornicaciones cautivadoras, prestigio que se regó como pólvora entre las damas que valoran esos encantos mundanales, lo que según el ensayo, no logró darle la felicidad.
JPM