Obreros, gobierno y comida

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Los obreros enfrentan la conspiración mal intencionada del gobierno y los empresarios, para modificar en su contra y menoscabo el código laboral. Temen se burlen los puntos consensuados. Intentan por la puerta trasera, minimizarles la acumulación de la cesantía, ampliarles la jornada de trabajo, despedir las embarazadas, flexibilizarlo todo, quitarles los derechos de desahucio, vía liquidación medalaganaria. Los promotores de esta iniquidad son los mismos que nos sacaban de los colegios y nos ponían a vociferar en las calles: ¡Tregua laboral. Chantaje patronal!. ¿Una es con guitarra y otra con violín, Magino?. Nuestra canalla gubernativa es tan mala que tiende siempre a darnos mucho menos de lo que aportamos. Estoy en el exilio desde la masacre de 1984. Pobreza, inestabilidad, inviabilidad, en general, solo miseria nos dispensan nuestros gobiernos. Arrasaron nuestra industria azucarera y de paso se llevaron productividad, institucionalidad, competitividad, exportaciones de calidad, divisas y bienestar. A base de préstamos, por encima de nuestras posibilidades, hemos vivido las últimas décadas. El pico de nuestra economía es un enorme déficit, y no sabemos dónde está realmente el punto de inflexión. No sé hasta dónde turismo y zonas francas sean mitigadores sostenibles. Nos pasamos de contentos, sofisticadamente, hasta burlamos las normas prudenciales y el monitoreo. Los izquierdistas siempre abanican en desayuno comida y cena. Hemos vivido siempre de los minifundios. Ahora promueven los saneamientos prediales, mismo las carreteras interregionales, con fines de incrementar los latifundios, supongo que de buena Fe. Una tentativa de integrar la tecnología a los rendimientos a escala, como una forma de incrementar la productividad, asegurar la oferta alimentaria, exportar los excedentes, producir divisas, aprovechar los avances de la ciencia y la tecnología, pues los minifundios y conucos no son sujetos de crédito, no pasan de ser mera subsistencia. Es hora de dejar de jugar un san para comprar un pan. Latifundio, minifundio y conucos no son incompatibles. Es hora de gestionar el acceso a la canasta familiar, para todos.

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