Objetivo y resultado imperial
POR BLAS RAFAEL FERNANDEZ GOMEZ
Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, una población costera de Córcega la isla de mayor extensión del mediterráneo occidental después de Cerdeña y Sicilia, la cual fue vendida a la Corona Francesa por los genoveses el 15 de mayo de 1768.
El ascenso en su carrera militar se inició el 23 de octubre de 1789 a los 16 años de edad cuando fue destinado como teniente al cuerpo de artillería, título que le fue entregado personalmente por el Rey Luis XVI.
El 19 de mayo de 1798 sale para Egipto bajo el pretexto del Directorio, que era el gobierno francés de ese entonces durante la Revolución Francesa que duró de 1789 al 1799, después del Régimen de Robespierre, con la orientación de Talleyrand Ministro de Relaciones Exteriores, de arrebatar a Inglaterra los centros de comunicación hacia la India y herirla económicamente.
Pero el “pequeño corso” o el “pequeño cabo”, como le llamaban, con 28 años de edad tenía otro propósito que era recorrer la ruta de Alejandro Magno y fundar un Imperio Oriental con una cultura independiente desarrollada por jóvenes franceses, lo que fue evitado en Abukir en la llamada batalla del Rio Nilo al ser destruida la flota por Nelson almirante inglés el 2 de agosto de 1798 y fracasar posteriormente en su campaña Siria cuando fue impedido de avanzar en San Juan de Acre histórico puerto que originalmente era una ciudad Fenicia (hoy Akko), viéndose obligado a regresar a El Cairo (capital de Egipto) desde donde partió hacia Francia en ese mes de agosto de 1799 donde fue designado por el Senado Primer Cónsul el 25 de diciembre de 1799 tras dar un golpe de Estado el 18 de Brumario (9 de noviembre) posteriormente proclamado, luego coronado como Emperador el 2 de diciembre de 1804 y dueño de Europa.
Este general que lo definían como “demasiado ambicioso, demasiado popular y dominante”. Realizó la invasión con 335 naves y 40.000 hombres, entendiéndose como la mayor operación anfibia realizada hasta la fecha, formada por 150 científicos, matemáticos, artistas y escritores “Legión Cultural”.
A pesar de no lograr su secreto sueño con dicha expedición estos intelectuales hicieron descubrimientos sensacionales como fue el caso del biólogo Geoffroyd Saint Hilaire, casado con una hija del general Belliard, quien pasó de su estudio detallado de las costumbres de los avestruces a los fenómenos extraños de la naturaleza, dando origen a una ciencia totalmente nueva que se especializaba en el estudio de las monstruosidades naturales y las formaciones anormales que se dan en animales y plantas de todo el mundo, a la que dieron el nombre de teratología (del griego teras que significa maravilla, prodigio o monstruo).
Muchos de sus descubrimientos fueron preservados en botellas y planchas en el sótano del edificio del Instituto de Cultura de Egipto establecido por Napoleón siguiendo el modelo francés que lo llenó de satisfacción y orgullo hasta el punto de que encabezaba sus despachos como “Miembro del Instituto y Comandante en Jefe”.
Esto produjo una ampliación de los estudios del gran botánico sueco Linneo, que sólo 50 años antes había tendido los cimientos de nuestra comprensión de los diferentes géneros y especies y supone un avance hacia una ciencia desconocida, lo que produjo que tanto la teoría de la evolución de Darwin como los posteriores estudios genéticos ganarían en profundidad con este nuevo campo de la teratología fundada en Egipto.
No obstante, la debacle en el Rio Nilo, la incursión en Rusia y la batalla de Waterloo (Bélgica a 20 kilómetros al Sur de Bruselas) el 18 de Junio de 1815 donde fue derrotado por los ejércitos británico y prusiano que acabó con la guerra de 23 años entre Francia y los estados aliados europeos, no hay dudas de que fue un gran militar, comparable con Alejandro Magno, Julio César, Aníbal, Carlomagno, Wellington y el español Gonzalo Fernández de Córdoba, entre otros.
Aunque no pudo lograr su pretendido imperio oriental lo impuso desde Francia con sus secuelas, como toda realización humana.
Sin embargo, antes de morir el día 5 de mayo de 1821 en Santa Elena la minúscula Isla donde lo enviaron los ingleses, afirmó: “Mi verdadera gloria no está en haber ganado 40 batallas, sino en el Código Civil”.
Esta obra fue preparada y redactada bajo su impulso y orientación en el año 1804, por una Comisión Compuesta por: Tronchet, presidente de la Corte de Casación, Maleville, juez de dicha Corte, Portalis, alto oficial administrativo y Bigot de Préameneu, antiguo miembro del parlamento de París, dirigida por Jean Jacques Régis Cambacérès, abogado y político francés y quien fue segundo cónsul de la República desde 1799 a 1804.
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