NUEVA YORK: Trump abucheado en gala católica

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Trump y Clinton se sentaron a una silla de distancia, con el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, actuando como única separación.

Una cena de gala organizada por una fundación católica de Nueva York que en anteriores ocasiones ha servido de divertido respiro para la campaña política, se vio convertida en campo de batalla por un intercambio de ataques personales, especialmente de Donald Trump contra su rival Hillary Clinton.

Los dos candidatos cruzaron afiladas pullas y brutales críticas el jueves, la noche después de su último debate, y muchos de los acomodados asistentes a la cena anual de la Alfred E. Smith Memorial Foundation dieron la espalda a Trump a mitad de su discurso y lo abuchearon.

«Hillary es tan corrupta que la echaron de la Comisión Watergate. ¿Cómo de corrupto tienes que ser para que te echen de la Comisión Watergate? Bastante corrupto», dijo Trump ante abucheos y al menos una petición de que saliera del escenario.

Pero los abucheos parecieron no amedrentarlo. «Hillary cree que es vital engañar a la gente teniendo una política pública y una política totalmente diferente en privado», continuó ante un creciente desagrado de los asistentes. «Aquí está esta noche, en público, fingiendo que no odia a los católicos».

Clinton también hizo ataques personales, como una broma en la que dijo que la Estatua de la Libertad, para la mayoría de los estadounidenses, simboliza la esperanza para los inmigrantes.

«Donald mira a la Estatua de la Liberta y ve un 4», dijo Clinton en referencia a las calificaciones que hace Trump de las mujeres. «Quizá un 5, si suelta la antorcha y la tablilla y se cambia el peinado», agregó.

Trump y Clinton se sentaron a una silla de distancia, con el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, actuando como única separación. Cuando llegaron y ocuparon sus asientos no se saludaron ni hicieron contacto visual, aunque sí se estrecharon la mano al final del acto.

Dolan describió después su asiento como «el lugar más gélido del planeta».

La mayoría de los ojos estaban puestos en Trump, del que se sabía que se enfureció por las bromas de Obama a su costa en la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca en 2011. El empresario no es conocido por reírse de sí mismo.

Algunas de sus bromas tuvieron éxito, provocando risas del público y de Clinton.

Su chiste mejor recibido fue cuando habló de las entusiastas críticas a Michelle Obama por un discurso reciente. «Creen que es absolutamente genial. Mi esposa Melania da exactamente el mismo discurso, y la gente la critica», bromeó.

Clinton fue la primera en reírse cuando Trump dijo que habían chocado antes en la gala «y simplemente me dijo ‘perdóneme’ «, en un juego de palabras para un término que también significa «indulto», una poco sutil referencia a las frecuentes afirmaciones del magnate sobre que su rival debería ir a prisión.

Y la ex secretaria de Estado se rio más de sí misma, bromeando con que se había tomado un descanso de su «horario de siesta habitual» para asistir a la cena y sugiriendo que el público debería estar contento de que no fuera a cobrar su tarifa habitual para dar discursos ante posibles donantes.

Pero también lanzó dardos a Trump, algunos de los cuales provocaron abucheos aislados. Clinton dijo que comprende por qué Trump era reacio a utilizar un «teleprompter» -un dispositivo electrónico que sirve de apuntador en discursos- porque son difíciles de seguir y «supongo que es aún más difícil cuando lo estás traduciendo del ruso original».

La cena lleva el nombre de un exgobernador de Nueva York que fue el primer católico en recibir una nominación a presidente de uno de los dos grandes partidos en 1928, cuando se presentó sin éxito a la Casa Blanca.

of-am

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