Nuestra capacidad de asombro

Por KATIUSKA SUAREZ DE VARELA

 

El pasado domingo toqué el punto de la capacidad de asombro al hablar de nuestros hijos. Hoy me gustaría retomar este término, “asombro” y atreverme a afirmar que la pérdida del mismo, es lo que nos está convirtiendo en una sociedad deshumanizada y triste.

Nuestra capacidad de disfrutar de lo simple, de la magia de la vida, de lo sencillo, lo natural. La capacidad de observar envés de solo ver, la capacidad de escuchar y no solo oír, la capacidad de palpar y sentir lo maravilloso que se nos regala a través de la vida. Observar, escuchar y sentir desde el alma, desde dentro, desde  el amor, con ojos de compasión y piedad; maravillándonos más y enjuiciando menos.

Pero en la medida en que avanzamos hacia lo moderno, lo nuevo, vamos perdiendo esta capacidad y le cedemos ese poder a la tecnología. Hemos permitido que ella nos aniquile, que nos encierre en un mundo de maquinas, de automatización, donde la calidez y el trato humano, donde el contacto con los demás se reduce a un “Hola”, a un “mensaje de texto” y nos abstenemos y privamos hasta de un simple contacto visual.

Admirarnos por lo nuevo, por lo diferente, por lo simple, por lo naturalmente bello. De esto nos perdemos cuando nuestra capacidad de asombro muere.

El asombro debería de convertirse en el motor que impulse nuestras vidas. Parezco quizás un poco romántica, quizás ilusa; pero es que creo en la humanidad, creo en la capacidad de amar, creo en que es tan simple volver al principio, a la esencia, al amor.

Empezar por ejercitar nuestro agradecimiento por cosas simples, nos ayudaría a empezar a practicar el asombro. Detenerse frente a las cosas cotidianas, detenerse a observar un atardecer, un arcoíris, o simplemente los carros transitar. Observar el mundo que me rodea, agradecer por todo lo que nos sucede en el día a día, podría ser un excelente comienzo para desarrollar de nuevo la capacidad de asombrarnos.

He logrado ser una persona feliz, y no lo hubiera logrado sin desarrollar mi capacidad de asombro frente a todo. El disfrute de lo sencillo y simple, agradeciendo día a día por todo lo bueno y lo menos bueno que me sucede, evitando los juicios de valor, amando lo que tengo y deseando menos lo que no tengo. Viendo a los demás desde la compasión y el amor.

No es tan difícil, solo inicia hoy mismo la practica. Inicia por contemplar lo que te rodea en este momento. Quizás descubrirás cosas que hasta ahora no habías visto.

No vale la pena pasar por esta vida sin vivirla, sin sentirla, sin disfrutarla. De que nos sirve todo el esfuerzo diario que hacemos en nuestras labores, el tiempo restado a la familia, si no es para el disfrute real de lo que nos rodea. 

Para llegar a recobrar nuestra capacidad de asombro te propongo ejercitar primero estas tres acciones: La compasión, la atención y la gratitud. Ellas nos conducirán inevitablemente al Asombro.

La compasión como la intención de ver a cada ser humano ni mejor ni peor que nosotros mismos, ni  más o menos importantes, por el contrario semejante a nosotros. La atención como la intención de evitar los juicios de valor innecesarios sobre nuestras propias vivencias. Vivir y dejar vivir. La gratitud como la intención de apreciar todo lo que tenemos, cada día, cada minuto, mientras evitamos, siempre  que sea posible, la creencia de que necesitamos o merecemos unas circunstancias diferentes.

Llegar entonces, poco a poco a amar lo que tenemos, a valorar todo lo que nos sucede, a asombrarnos, agradecer y de esta manera recobrar la humanización y felicidad que tanta falta nos hace de manera individual y colectiva.

mentoria.orientacion@gmail.com

@amarloquetengo

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