No, no fue un error, entonces ¿qué fue?
La principal “prueba” de enriquecimiento ilícito presentada por el gobierno del presidente Danilo Medina, a través de la Procuraduría, en contra de Roberto Rodríguez, es que hizo dos depósitos de a 50 millones de pesos en días consecutivos.
Según el “presupuesto” de esa imputación, en cosa de 48 horas Rodríguez depositó 100 millones de pesos, lo cual figuraba como una contundente prueba de acumulación ilegal de dinero.
Pero he aquí que cuando la defensa de Roberto muestra certificaciones del banco en que fueron hechos los depósitos, resultaron ser de 500 mil pesos y no de 50 millones de pesos, como constaba en el “presupuesto” del gobierno, entonces “aclararon” que se trataba de un “error mecanográfico”.
¿Es posible que ocurriera un error como ese?
Imposible. Miren por qué:
Un error mecanográfico habría sido si el mecanógrafo (que ahora es digitador) hubiera pulsado una tecla por otra, que alterara la cifra general..
Mas dos datos de la realidad desmienten un supuesto error como ese:
i) Para elevar la cifra de 500 mil a 50 millones se requería pulsar erráticamente otras y más teclas, y además la cantidad fue también escrita en letras, precisamente para establecer la coincidencia o diferencia entre números y letras, y evitar errores.
ii) Los abogados, como los correctores de los periódicos cuando están revisando anuncios, sobre todo legales, corrigen los textos entre dos personas y verifican y repiten para asegurarse que los números, nombres y otras referencias de los textos responden rigurosamente a los datos de lugar.
Puede producirse un error mecanográfico, o de composición, cuando los dedos de quien escribe pulsan una tecla por otra, que el corrector o verificador puede pasar por alto, pero jamás pueden escribirse cantidades diferentes, en números y letras, que se escurran a la revisión de correctores y verificadores.
El ministerio público se despachó declarando «Ah, eso fue un error», sin preocuparse de que ese y tantos otros errores evidenciados por la prensa muestra que los presupuestos del gobierno son caravelita, chimbos, como los llaman en Venezuela, o chapuza, en España.
Pero demostrado técnicamente que lo de Roberto Rodríguez no fue un error, habría que preguntarse ¿qué fue?
Una acción deliberada, intencional, a propósito, aposta, adrede, de mala fe, para agrandar el bulto de las supuestas ilegalidades en que habría incurrido Roberto, como de seguro pasó con otros imputados.
Esa es otra evidencia de que en las indagatorias que a nombre y representación del gobierno del presidente Medina lleva el Procurador Jean Alain Rodríguez, y apoyó con las medidas de coerción el juez Francisco Ortega Polanco, lo que hay es una maniobra política que que tiene por objetivos:
i) Excluir del expediente a los grandes responsables del fraude perpetrado por Odebrecht y compartes; ii) Golpear y tratar de debilitar a la oposición externa e interna al presidente Medina; y, iii) Ganar tiempo y espacios perdidos por la lujuria reeleccionista del presidente Medina.
Pero les saldrá mal, como enseña la experiencia histórica. Apuesten a eso.