No esperemos nada de los gobiernos. Solo impuestos
Lea bien. Todo el progreso de la humanidad y los inventos han venido y vienen del sector privado, de la iniciativa en libertad de los seres humanos. Nunca han venido del sector público, que siempre es lento, es burocrático, regulado y sin iniciativa posible por sus propias restricciones e incentivos.
Los políticos intentan apropiarse del éxito de la iniciativa privada, y allí la regulan, la intervienen y por lo tanto la restringen.
¡Cada uno que se ponga a recordar, o a mirar su vida y fácilmente podrá determinar los inventos de los que goza y disfruta y quienes fueron sus inventores!
Una excusa infalible usada por los políticos para intervenir en los inventos es de que se justifica por algunos usos, o consecuencias malas de las tecnologías y novedades.
Así las cosas, todo debería estar prohibido, ya que hay malos médicos, malos maestros, mal uso de los bancos, de la imprenta, de internet, del correo, el teléfono, los aviones porque alguno cae, los trenes y autos porque chocan, y nada escapa a esta regla general de cuestiones negativas de las cosas.
Recibimos una enseñanza, laica y religiosa, que hace hincapié en que somos débiles, que tenemos faltas, no haciendo en cambio hincapié en nuestras fortalezas, bondades, virtudes y habilidades, que los superan ampliamente. La gente pretende ser altruista, que sus prioridades son los demás, el bien común y el estado, y bien sabemos que no es así, e internamente cada uno privilegia su bienestar, su felicidad y la de su familia. Hay bastante hipocresía con esta cuestión.
El tamaño del Estado si bien no debería ser así, sabemos que el gobierno ejerce coerción ilegal sobre los individuos a través del poder delegado que se le ha otorgado.
Se usa la DGII, a la policía, a la justicia con estos fines. Y, si bien los funcionarios de estas dependencias no deberían prestarse a estas manipulaciones, en la práctica no es así.
La manera que aparece a la vista como solución contra esto, es un estado lo más chico posible, con actividad privada lo más grande posible. Así tendremos menos poder del estado y menos corrupción e injerencia y límites más estrictos.
No sé cómo sucede, pero cuántas veces vemos a muy buenas personas yendo a trabajar al sector público, y casi inmediatamente el propio sistema los transforma, los fagocita y los hace súbditos y criaturas del sistema, limitando sus virtudes y, según sea el caso, mareándolos además por el poder.
Los gobiernos se resisten a perder poder, a delegar tareas, a crear competencia, a achicar sus funciones, influencia y privilegios. ¿Cuántas veces la regulación a invitado a la corrupción? Qué mejor manera de reducir la corrupción que, con menos Estado y menor regulación.
Un país que oprime con impuestos, con regulaciones e intervenciones, genera que los mejores y los eficientes se vayan y esto genera unas pérdidas enormes para una sociedad, que no aparecen en ninguna estadística.
Nos hemos acostumbrado a que el estado tome ciertas decisiones por nosotros y esperamos que nos resuelvan todos los problemas. Para peor, el estado siente que además debe ser así, que todo lo debe resolver por nosotros.
Hay que volver a entregar las decisiones a la gente.
¿Se puede hacer? Claro que se puede. De a poco hay que achicar el Estado y de a poco crecerá el sector privado y absorberá fácilmente a los nuevos trabajadores, todo esto combinado con distintos mecanismos transitorios de redes de contención, entrenamiento y otros.
La gente tiene una gran capacidad de acomodarse, y el gobierno no debería usar la TV, los diarios, y la educación para controlar a la ciudadanía, sino usarlos para mostrar las virtudes de algo diferente y posible. Toda esa potencia usada para promover el cambio.
Debemos tomar alguna posición sobre estos temas, ver quién los representa, y por qué no comenzar a exigir los cambios que nos lleve a un futuro con verdadero crecimiento, felicidad y esperanza.
Economistas de la talla de Ceara Hatton, Luis E. Tonos, muchos miembros del colegio de Economistas y todos los CPA/Economistas que apoyamos a Luis Abinader, sabemos que sus propuestas se basan en criterios veraces económicos, por eso estamos con Luis.
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JPM