No es tan fácil ni tan sencillo….
Ya escribí –Noviembre 2013- un artículo que titulé: “El que sigue en el PLD”, en donde sostenía que ese era Jaime David Fernández Mirabal. Lógicamente, enumeraba las razones para tal relevo (entre ellas: la de que Jaime David era el único -de los tres líderes peledeístas post-Bosch- que no había gobernado). Sin embargo, tal halago-empujón ni siquiera motivó una sonrisa pero tampoco un boche. Conclusión, alguien dijo: “¡No está en eso!”.
Tal vez Minou Tavárez Mirabal -con su reciente renuncia- despejó la incógnita. Quién sabe.
Exonerado Jaime David, porque no le interesa o porque “…no está en eso”, aflora la pregunta: entonces, ¿quién en el PLD de cara al 2016?
Es lógico que si hasta hace poco señalara a Jaime David como el que debía seguir en el PLD, era porque obviaba -por deducción lógica y en el contexto-tesis en que basaba mi apreciación- a Temístocles Montás, a Reinaldo Pared, a Francisco Javier, a Domínguez Brito, a José Thomas y a Radhamés Segura. Claro que sí.
Despejada la incógnita sobre Jaime David (“!no está en eso!”), y ciñéndonos a los resultados -no tan confiables, en mi opinión- de las últimas encuestas sobre preferencias electorales, tendríamos que convenir que al PLD se le perfilan dos opciones quizá dramáticas. Una: la vuelta de Leonel Fernández; y dos: el camino difícil-tortuoso de la reelección o respotulación (que, dicho sea de paso, está prohibida constitucionalmente) del actual Presidente Danilo Medina. Y aunque muchos se nieguen a creerlo, ambos procesos (regreso de Leonel Fernández y posible reelección o respotulación de Danilo Medina) se están desarrollando en una dinámica vertiginosa y al margen de la voluntad o del deseo de ambos líderes (aunque en Leonel es casi ostensible). Me explico.
La lógica política de dos procesos paralelos: el desafío de Leonel Fernández versus la dinámica de Danilo Medina en el ejercicio del poder.
Es evidente que, frente a la división-fragmentación del PRD- Leonel Fernández, de cara al 2016, se enfrenta a varios escenarios-retrancas: 1) la posibilidad cierta de que la oposición de variopintas tendencias políticas-ideológicas, siendo él candidato, se unifique, y por lo menos, obligue a una segunda vuelta que es como sabemos “tierra de nadie”; 2) reactivación de la campaña de descrédito, calumnias e insultos -o mejor dicho, de caricatura de primavera árabe de odios, bajezas y libelos-, aunque, y en honor a la verdad, ya menguada y maltrecha por error de cálculo de sus diseñadores-ejecutores (se la hicieron saliendo del poder), en mayoría periodistas e intelectuales de la periferia mediática del PRD; y 3 (de tendencia subjetiva): que en la percepción de la gente se haga realidad la posibilidad de la reelección o respotulación del actual Presidente Danilo Medina.
Estos tres escenarios, a mi modo ver, conforman las variables con la que el ex Presidente Leonel Fernández tendría que lidiar para romper las amarras que lo atan a una realidad política-electoral no tan holgada –para él- como la del 96; la del 2004; o la del 2008 (a pesar del actual posicionamiento que le dan las últimas encuestas). No obstante, tiene a su favor: liderazgo y realizaciones -de su paso por el poder- que superan los deseos y las ambiciones de sus adversarios-detractores que quisieran inhabilitarlo política y moralmente, y aún siendo joven.
Porque Leonel Fernández, quiérase o no, es un líder visionario real (no mediático como se atrevió a decir una socióloga light) que, incluso, y en mi opinión, le tocó gobernar en una época que no era la suya. Por ello, siempre será superior a sus adversarios. Y sabrá -si se lo propone- ganar otra vez.
Y ya en el plano estrictamente político-partidario, a ningún peledeísta, independientemente de su jerarquía y aspiraciones, le queda bien querer levantar un discurso político-lectoral -hacia adentro o hacia afuera- sobre la base de endilgarle al ex Presidente un caudillismo-autoritarismo que jamás ha ejercido ni dentro ni fuera de su partido, aunque esto no implica que tal fenómeno antidemocrático (caudillismo-autoritarismo sumado a un innegable conservadurismo-derechismo) es una realidad-herencia histórica-política-ideológica que donde más se expresa y se realiza –si hablamos del PLD- es precisamente en su cúpula jerárquica. Y allí, lo sabemos, las decisiones son colectivas, ¿o no?
Finalmente, lo de Leonel Fernández y los nuevos votantes es una incógnita que, cuando se especula sobre ella, lo que se proyecta, con más acierto, son las extensiones de centros-regionales de la Universidad estatal (UASD) que construyó y los programas de grados y maestrías que, en sus tres períodos de gobierno, agenció y rubricó con reputados centros académicos internacionales cuyos beneficiarios estratégicos fueron precisamente los jóvenes.
Pero además, ¿qué otro presidente dominicano ha sabido conectar sabia e inteligentemente con el mundo, el lenguaje y las expectativas de los jóvenes a partir de la era del conocimiento y de los avances científicos-tecnológicos?
Los demás aspirantes en el PLD
Sencillamente, tendrán que emplearse a fondo para revertir esa tendencia-fenómeno que amenaza dejarlos en el gimnasio-olvido a unos; y a otros –los más duchos y decodificadores- en el intento-forcejeo por la Vice-presidencia.
De todos modos, consistencia y resistencia, me temo, la van a necesitar, pues, están girando, consciente o no, en la periferia de una dinámica cuasisemiótica.
La dinámica de Danilo Medina en el ejercicio del poder
Sólo alguien que no tratara al actual Presidente Danilo Medina, antes de llegar al poder, se podrá sorprender de la impronta metodológica que reporta su estilo de gobernar: ¡nada se improvisa!
Porque el actual Presidente siempre ha sido una suerte de líder estratega-técnico-pragmático sin parangón en su partido y fuera de el. Además, formado y fraguado, disciplinariamente, para coyunturas –políticas-electorales- de larga duración y sin perder de vista la ruta que se trazó. Es, en síntesis, de esos líderes reformadores que, en el ejercicio del poder, se crecen, pero que, curiosamente, se aferran al cumplimiento -fiel y estricto- de lo que ofertaron. Por ello, es excesivamente metódico-programático.
Y sobre el proceso dinámico-subjetivo, que también es percepción en parte de la población (según las últimas encuestas sobre percepción pública) de una posible reelección o repostulación suya, en mi opinión, no hará nada que no esté escrito y pautado en el programa de gobierno que ofertó.
Aunque hay un decir –vox pópuli- por ahí… de que los líderes no se gobiernan o, de que no se deben a ellos, el actual mandatario sí ha demostrado que se gobierna, que cumple y que está entregado, en cuerpo y alma, al mandato que el pueblo, en elecciones libérrimas, le asignó: la de Presidente de todos los dominicanos, hasta el 2016.
Pero eso no quita -“cada cabeza es un mundo”- que el fantasma histórico-político de la reelección o repostulación, no quiera asomar cabeza y rondar, muy a pesar de lo que radiografió el extinto intelectual (trujillista-balaguerista) Ramón A Font Bernard, al respecto.