Nechodoma en la Arquitectura Antillana
El arquitecto checo Antonin Nechodoma (1877-1928), establecido en Puerto Rico desde 1905 e intermitente residente en República Dominicana hasta que un accidente de tránsito tronchó su existencia, dejó plantada su fecunda huella en estructuras de calidad artística y funcional en ambas islas. Tanto en sólidas construcciones de servicio público como mataderos, mercados, cárceles, escuelas, hospitales, bancos, oficinas gubernamentales. E iglesias y parques tan emblemáticos como la Catedral de San Pedro Apóstol en Macorís del Mar y el Parque Independencia en Santo Domingo con su entrañable glorieta. Igual en residencias que engalanaron nuestro viejo casco colonial, tal la mansión Vicini de la 19 de Marzo. Viviendas en Gascue como las de la familia Álvarez Pereyra en la Penson, Salvador Sturla en la Independencia casi Pasteur, y Juan Velázquez, en esa vía a Socorro Sánchez. Como en el sector de Miramar en Santurce. Nacido en Praga y mudado a Chicago junto a su familia a los 10 años, obtuvo en Estados Unidos su entrenamiento académico. Al influjo del afamado arquitecto Frank Lloyd Wright (1867-1958) y el enfoque orgánico que persigue conciliar e integrar al hombre con el medio ambiente, asimiló el estilo de la Pradera desarrollado en edificaciones residenciales en el Medio Oeste. “Marcado por líneas horizontales, planas o con techos de cuatro aguas con amplios aleros, ventanas agrupadas en franjas horizontales, en integración con el paisaje, construcción sólida, artesanía y disciplina en el uso de la ornamentación”. Cuyos rasgos evocan el paisaje nativo de la pradera americana, origen del etiquetado dado a esta escuela de un grupo de arquitectos asociados al renacimiento de Chicago. Conforme a un perfil biográfico, los estilos arquitectónicos de Nechodoma transitaron desde la factura neoclásica plasmada en escuelas, el eclecticismo neogótico que caracteriza sus iglesias y el modelo Pradera que se halla en residencias. Este último, motivo de controversia entre historiadores y biógrafos, al discutir el uso por parte del checo de un portafolio del trabajo de Wright, editado en dos volúmenes en 1910. En un ilustrativo ensayo sobre nuestra arquitectura republicana, Eugenio Pérez Montás caracteriza su obra. Rica en detalles ornamentales –contaba con taller de artesanía para elaborar sus propios diseños, bajo aliento del Art & Craft y el Art Nouveau en boga-, sus proyectos residenciales incluían lámparas confeccionadas con caracoles y nácares filipinos, ventanas con vidrio de colores martillado, piezas de cerámica decorativa, así como grandes aleros que los integraban al entorno natural. En Arquitectura Dominicana 1906-1950, Enrique Penson realiza un recuento de su presencia en el país, vinculándolo a los esfuerzos por erigir el templo católico del cosmopolita San Pedro de Macorís, cuya torre neogótica sobresale a la vista del viajero cuando se dispone a cruzar el puente sobre el Higuamo rumbo hacia el Este. Un proyecto acariciado por los munícipes desde inicios del siglo XX, cuyos planos fueron rediseñados por el arquitecto en 1909 -al servicio del gobierno hasta 1912-, tras el fallecimiento del ingeniero Eduardo García, quien concibió la obra original en mampostería. Ejecutada finalmente en concreto, su construcción es materia para una historia, en la cual intervino el ingeniero municipal Alfredo Scaroina. Rica en elementos góticos, “como arcos, rosetones, pináculos, pórticos, gárgolas en forma de dragón, propias de las catedrales”, nos dice Penson. Contratado en 1910 por el Ayuntamiento de San Pedro, hizo los planos para un mercado y un matadero municipales, obras asignadas por concurso a Antonio Morey y Gabriel Llodrá, con un costo de $19,000 y $8,100 respectivamente, finalizadas en 1912. En los techos del mercado se usaron tejas importadas y topes de mármol en las mesas, trabajando el Ing. Octavio Acevedo las alcantarillas. El matadero fue ubicado próximo al mar para verter sus desechos. El edificio del mercado sería utilizado luego como sede de correos y telecomunicaciones. En la capital, desde 1909 Nechodoma dirigió la reconstrucción del Palacio de los Gobernadores y la Real Audiencia cuya primera fase se completó en 1911, culminando en 1913 a un costo de $151 mil, a fin de alojar las secretarías de Estado. Asimismo en el 11 el Ejecutivo le solicitó diseñar la reforma del Palacio de Gobierno ubicado frente al Parque Colón para sede de las cámaras legislativas y otros entes oficiales. También diseñó en 1910 la terminación del Palacio Municipal, asignada la obra al Ing. Osvaldo Báez. Nuestro arquitecto fue autor del proyecto auspiciado por el Ayuntamiento de Santo Domingo para construir un parque que rindiera homenaje a nuestra Independencia, en la explanada oeste del Baluarte 27 de Febrero. Su centro sería una glorieta “con ocho columnas clásicas que soportaban una cúpula con cornisamento”, rodeada por estanque circular con balaustrada y accesible vía ocho puentes curvos en elevación, como describe Penson. Completada por un conjunto de calzadas circulares y transversales, así como jardines, que le conferían realce a esa pieza tan entrañable a la biografía de varias generaciones y a la identidad moderna de la ciudad. Hecha la entrega de la obra por la Junta de Ornato en enero de 1912, con motivo del Centenario fue unida al Baluarte, eliminándose el tramo de calle que la separaba. A mediados de los 70 fue intervenido el parque y demolida la glorieta, cometiéndose unos de esos inefables borrones de la historia urbana. En 1911 este productivo arquitecto multiplicó su quehacer. Rediseñó el Hospital La Amiga de los Pobres en la Mella con Delmonte y Tejada, que nunca se terminó. Hizo planos para una Granja Escuela en San Cristóbal, para reedificar el Palacio de Justicia al lado de Regina Angelorum, un hospital de la Sociedad La Humanitaria en La Vega que todavía funciona, la Comandancia de Armas de Tamboril, la Gobernación de Santiago. El reforzamiento de las Ruinas de Nicolás de Bari, la Puerta de la Misericordia, la Catedral y el Palacio de Diego Colón. Tuvo tiempo para terminar el diseño de la imponente mansión de Juan Vicini Perdomo en la 19 de Marzo, quien contraería nupcias en 1915 con Consuelo Marchena. Con estilo ecléctico, trazó las líneas maestras de la legendaria Clínica del Dr. Octavio del Pozo, quien por décadas estuvo levantando su inmueble de tres plantas en la Isabel la Católica próximo a la plazoleta Pellerano Castro, una obsesión que le llevó a perder el juicio. En 1910 preparó los planos para un manicomio en Santiago a construirse en hormigón en razón de las condiciones sísmicas, a financiarse con el aporte de los ayuntamientos de la región y de una lotería de la ciudad, teniendo como contratistas a los ingenieros Juan Tomás Tavares Julia y Alfredo Valderrama, peruano, egresados ambos de Cornell. Obra que al finalizar 1922 concretaba el vaciado del hormigón, al tiempo que se agotaban los recursos. Remodelada veinte años más tarde acogió una escuela pública, sin que los enfermos mentales llegaran a habitarla. También diseñó el matadero, levantado en las proximidades del Yaque y demolido para dar paso al barrio de la Tabacalera, así como planos para reparaciones en el Palacio Provincial y la Fortaleza San Luis. Bajo el gobierno de Mon Cáceres, en 1911, se dispuso un programa de construcción de cárceles, encomendándosele a la Oficina de Arquitectura preparar los planos para un recinto penitenciario en Azua con capacidad para 40 hombres, 6 mujeres y 4 menores. Asignada la obra mediante concurso a La Cooperativa de Manuel de Jesús Rivas. Otro presidio en San Francisco, adjudicado a Mariano Turull y Andrés Teys, finalizado en 1912. Un tercer requerimiento presidencial para una cárcel en San Pedro de Macorís no se concretaría de inmediato. Y un cuarto presidio central en las inmediaciones de la capital que tampoco fructificó. Otro encargo hecho a Nechodoma por el presidente fue una residencia oficial, cuyos planos se diseñaron y no fueron ejecutados. Como se sabe, Cáceres cayó abatido en noviembre de 1911. Una segunda etapa de este arquitecto checo en el país arrancó al final de 1919, bajo el Gobierno de Ocupación, que emprendería un activo plan de obras públicas. Esta vez formando tándem con los contratistas Hatch & Carbia de Puerto Rico, establecidos con oficina en Isabel la Católica 62 altos. Entre las obras que consta diseñó se halla un plantel escolar de 10 aulas para S.P. de Macorís a un costo de $100 mil y otro para las Ruinas de San Nicolás por 128 mil, cobrando el 3.5% por honorarios profesionales. El plan de construcciones escolares de los marines incluyó planteles en Santo Domingo, San Carlos, S.P. Macorís y Azua, contratados por los asociados de Nechodoma con planos del arquitecto J.B. Mayers. Edificios de sólida presencia salidas de la mesa de dibujo de Nechodoma son el International Banking Co., vinculado al City Bank of NY, depositario de los fondos del gobierno y administrado por Santiago Michelena y J.L. Manning, en Católica con Mercedes. El del banco de Alfredo A. Nadal en Arzobispo Meriño, a dos plantas y terminado en 1921, con fachada repleta de detalles decorativos y cuatro balcones realizados con cintas de hierro. La imponente estructura de hormigón a tres pisos en Mercedes, próximo a la Iglesia de la Altagracia donde operó la Oficina Nacional de Estadística, con elocuentes columnas y tratamiento horizontal similar al dado a las ventanas del International Banking. Mucho queda por indagar. Pero en el diccionario biográfico de la arquitectura antillana hay una N relevante, la de Nechodoma, fraguada en funcionales soluciones en concreto armado y creativas terminaciones artesanales.