Nancy Pelosi: una verdadera legisladora

Esta distinguida mujer estadounidense procede de una poderosa y notable familia política de Baltimore, Maryland, con profunda raíces en el Partido Demócrata. Su pasión enorme por la política, unida a su reconocida sensibilidad social, le permitió ganarse el aprecio y el respeto de la comunidad que vio en ella la furia capaz de hacer vibrar bajo sus pies la roca más sólida y con su verbo y su coraje de mujer poseedora de ideas luminosas desconcertar al contendiente más encarnizado.

De su padre, Thomas D’Alessandro, recibió el fruto ventajoso de una erudición y de unos fundamentos conceptuales vigorosos y de su madre, Annunciata M. Lombardi (Nancy), una activista feminista; de ella heredó la tenacidad en la defensa de cuantos derechos sociales y políticos pudieran ser beneficiosos para potencializar aquellas ideas de libertad y de progreso que necesitaba la nación norteamericana para romper con las posturas retardatarias de sus oponentes en el Partido Republicano de los Estados Unidos.

Quizás haya sido ese espíritu guerrero y esa perseverancia propia de los líderes nacidos para no negociar los sagrados intereses de las clases trabajadoras y los sectores sociales más vulnerables cuyos legítimos derechos pudieran verse lesionados por quienes desde las alturas del poder legislativo han mostrado rasgos de incuestionable insensibilidad social y humana. Fue esa gigantesca capacidad la que le hizo merecer que los votantes del distrito doce de California la convirtieran en la primera mujer presidenta de la Cámara de Representantes para el período 2003 y 2007.

Nancy Pelosi no es de las mujeres que prefieren que se le señale con el seudónimo de «La dama de hierro», mientras que con esa fama se ultrajan derechos ajenos, actitud en aquella dama que no puede igualarse a nivel intelectual con nombres de mujeres universales, como la poetisa estadounidense Emily Dickinson, la novelista de ficción y filósofa francesa Simone de Beauvoir o la escritora española Concepción Arenal. Estas últimas intelectuales no han andado vestidas de vaqueros, con revólveres al cinto ni arriando ganado en una finca de Texas.

Nancy Pelosi, en su lucha por la búsqueda constante de reivindicaciones a favor de las minorías en la sociedad norteamericana, no ha necesitado que se le asocie o se le conozca con algún sobrenombre. Su solidez como legisladora norteamericana se fundamenta en la fuerza de sus razonamientos, en el manejo prudente de los temas y en su fogosidad para polemizar los asuntos que mejor convienen a las clases sociales y no se le ha visto eludir disputas por inteligentes o ponzoñosas que éstas sean.

En una ocasión sus opositores políticos quisieron desorientar la opinión pública estadounidense tratando de endosarle ideas e inclinaciones de izquierda con el solo objetivo de obstaculizar su ascendente liderazgo en unos instantes políticos en que la sociedad requería ideas que liberalizaran aquellas posiciones sociales y políticas que parecían no ser comprendidas por la terquedad del ala radical del Partido Republicano que se resistía a aceptar las nuevas corrientes que iban surgiendo como resultado de las influencias positivas de las inmigraciones y el cambio de mentalidad de la población en el seno de la sociedad norteamericana.

La legisladora Nancy Pelosi, desde el Partido Demócrata, asumió militantemente la difícil misión, en su condición de nieta de inmigrantes italianos, de plantear demandas sociales y otros reclamos de orden económico que modificaran aquellos retrasos de casos de importancia legislativa que tenían que ver con la dinámica de desarrollo de la sociedad norteamericana, temas que habían quedado pendientes de ser conocidos por la Cámara de Representantes y no se habían ventilado por desgano de la bancada republicana.

Nadie se atrevería decir que la hija de Annunciata M. Lombardi y de Thomas D’Alessandro se quedaría sentada en su hogar llevando una vida contemplativa, de simple observadora de unos debates políticos en los que el Partido Demócrata en 2002 sufría su peor revés electoral y en cuyo momento Dick Gephardt se retiró como líder de la minoría en la Cámara Baja permitiendo el ascenso de Nancy Pelosi con la mayoría del voto de la plantilla de nuestro partido en San Francisco, California.

Conocí brevemente a Nancy Pelosi durante la histórica Convención del Partido Demócrata (PD) celebrada en San Francisco, California, en 1984, cuando acompañé al extinto gobernador del estado de Nueva York, Mario Cuomo, junto con otros dirigentes destacados del Partido Demócrata en este último estado. En el pensamiento democrático de Nancy siempre ha sostenido el criterio de que el partido se debe a la sociedad y no la sociedad al partido.

Me alegré grandemente y al mismo tiempo lamenté no haber podido saludar a Nancy Pelosi y a la también congresista y gran amiga nuestra Nydia Velásquez durante su breve vista a Santo Domingo, invitada por el embajador de los Estados Unidos en República Dominicana, el destacado miembro del Partido Demócrata James Brewster, después de que esta y otras distinguidas damas legisladoras fueran a Cuba en visita oficial.

Junto a Nydia echamos una gran batalla política en 1993 para que ella obtuviera el triunfo como congresista en el distrito número 12 de la ciudad de Nueva York. A partir del 2013 Nydia representa el Distrito 7 y Carolyn Maloney el Distrito 12 por el Partido Demócrata. Sobre Nydia Velásquez y su gran colaboración con la comunidad dominicana en Nueva York escribiré más adelante un artículo especial.

Pocos en República Dominicana conocen el activismo político de esta ilustre representante de la Cámara Baja a favor de las minorías en los Estados Unidos, acciones que datan desde su madre Annunciata, quien fue una decidida defensora de los derechos de la mujer. Debo decir que nuestra Nancy Pelosi tuvo una destacadísima participación en los debates contra la guerra de Irak y en la lucha a favor de una ley de inmigración justa. Al mismo tiempo tuvo una actitud militante contra la docilidad mostrada por el Partido Demócrata hacia el presidente George W. Busch, del Partido Republicano, a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2011.

Cabe subrayar que la actual líder de la minoría de la Cámara Baja se inscribe como una de las mujeres legisladoras de mayor arrastre político dentro del Partido Demócrata, cuya voz, después de haber ocupado el influyente puesto como la 60va. presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por dos periodos consecutivos, o sea, durante las presidencias de George W. Bush (2007-2009) y Barack Obama (2009-20011), respectivamente, retumbó en aquel hemiciclo. La reemplazó en este último período el republicano John Boehner.

He querido reseñar brevemente esta sobresaliente labor de Nancy Pelosi como legisladora de los Estados Unidos a manera de que los dominicanos conozcan el temple político de esta gran mujer estadounidense y, al mismo tiempo, pedirle a las mujeres dominicanas que aspiran algún día a ocupar un puesto en el cuerpo legislativo nacional que para distinguirse como legisladoras además de ser miembro de un partido político deben de poseer el coraje para enfrentar retos y la capacidad de razonamiento y la intelectualidad política para defender los intereses superiores de su país. Entonces podrían llamarse, como Nancy Pelosi, verdaderas legisladoras.

 

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
1 Comment
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios