Naloxone y opioides en EEUU

El naloxone (vendido regularmente como Narcan) es un antídoto, ampliamente utilizado en los Estados Unidos, para salvarle la vida a miles de personas en estado comatoso debido a una sobredosis de drogas a base de opio. El naloxone se esparce con un pulverizador en la nariz del moribundo.

Es tan efectivo que, casi de inmediato, el medicamento revierte los efectos de los opioides y, exceptuando una minoría de casos, salva la vida de los afectados, los cuales, en su inmensa mayoría, no tardan en volver a consumir las mismas drogas que antes, en las mismas cantidades y sujeto a básicamente, a las mismas consecuencias.

En el Estado de Ohio que ha sido uno de los mas duramente castigados por la desindustrialización del país las muertes por sobredosis de heroína, según una publicación  el 8 de julio de 2017 del Washington Post – de donde he tomado la información relativa a la situación – los casos de muerte  pasaron de 296 en el año 2003  a 2590 casos en el 2015 y aquí es donde, la situación y las posiciones asumidas frente a esta por las distintas autoridades ha motivado agrias disputas y notables consecuencias.

Richard Jones, el Sheriff del condado de Butler en Ohio, a diferencia de los bomberos, hospitales y otras agencias que portan rutinariamente naloxone para revivir adictos en estado comatoso, le tiene prohibido a sus agentes tener a mano el naloxone y lo ha hecho desde 2004 cuando resultó electo por primera vez.

Las razones invocadas por el sheriff no merecen particularmente ningún comentario pero su accionar ha sido y es duramente criticado por otras agencias y funcionarios del gobierno local y, como en muchas otras instancias, el debate público elude la verdadera esencia del problema a saber: no vale la pena, no hay dinero suficiente y no es la decisión correcta tratar de salvarle la vida a un adicto que ha incurrido en lo mismo mas de tres veces y que en cada ocasión ha caído en crisis por su propia conducta y voluntad o falta de esta.

EPIDEMIA

En los Estados Unidos se vive hoy en día una verdadera epidemia de adicción y muertes a causa de los opioides, una epidemia que no ha sustituido los niveles de consumo de cocaína y otras drogas de efectos similares sino que se ha añadido al consumo de aquellas aumentando la población total endrogada.

El camino habitual a esta adicción es el uso generalizado de analgésicos fuertes a base de opioides que son recetados por los mismos médicos para que millones de personas seriamente afectadas de otras enfermedades o condiciones especialmente dolorosas puedan encontrar un respiro.

El problema es que estos analgésicos son adictivos y tras cierto tiempo consumiéndolos se convierten en necesidad y generan las mismas ansiedades que cualquier otra droga. Por eso,su consumo ya ha sido incorporado al mercado negro además de las prescripciones legales.

Recientemente cientos de médicos fueron arrestados por traficar con opioides y como se muestra en el informe titulado “Cases Against Doctors”, una publicación del Departamento de Justicia del gobierno en coordinación con la Drug  Enforcement Administration en todo el país, la lista de médicos traficando con naxolone y similares es interminable y la epidemia sigue.

La decisión del sheriff Jones en el condado de Butler aunque controversial recoge el sentir de una parte de las autoridades municipales que incluso alegan el costo de enterramiento vía incineración de estas muertes por sobredosis ya que generalmente aparecen pocos familiares reclamando el cuerpo. Pero sobre todo y mas allá de la lógica de costos, el asunto es la sensación abrumadora de inutilidad que viven todos los que están obligados a lidiar con esta situación y pocas dudas tengo de algunas cosas:

1.- Dado que en los Estados Unidos la población adicta a diversos tipos de drogas se estima en 23.5 millones de personas, o sea el 11% de la población total del país y dado que el número total de consumidores es naturalmente mas elevado que el de adictos.

2.-Dado que las muertes por sobredosis con opioides crecen a razón de 8% anual y que mas de 33,000 casos tuvieron lugar en 2015, es evidente que se trata de un enfoque y una lucha que, como dice el sheriff Jones: “no estamos ganando”.

3.-Dado que en Estados Unidos hay mas de 2.3 millones de presos registrados en todas las cárceles del país y dado que es el mayor número en cualquier país del mundo, algo anda mal en Dinamarca, como observara Shakespeare,  pues teniendo el 5% de la población mundial EEUU alberga, sin embargo, el 25% de todos los presos.

4.-Dado que también EEUU es el país con el mayor número de consumidores ocasionales o adictos a drogas hay que preguntarse cuáles factores en el ordenamiento económico, social y cultural del país disparan esta conducta. Según el Federal Bureau of Prisons en enero de 2017 el 46% de los encarcelamientos fueron por delitos de drogas, sin embargo, el número real es mayor porque muchas violaciones, robos, homicidios etc. se producen bajo drogas o en ánimo de conseguirlas.

5.-La tendencia será a reproducir la práctica del sheriff Jones  en el condado de Butler, más que a sustituirla a pesar de todas las hipocresías, del falso debate y de los escrúpulos o ausencia de estos.

JPM

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