!Murió como Chacumbele !
Es muy probable que en el transcurrir de nuestras vidas, alguna vez hemos escuchado por boca de otras personas, leído en algunas historias trágicas o en alguna información periodística, esta expresión que refleja algún acto desesperado en que incurre un ser human » !Murió como Chacumbele: el mismito se mató! «. En mi caso particular, yo la escuché de mis padres y recuerdo también haberla oído de labios del Prof. Juan Emilio Bosch y Gaviño, en unas de sus intervenciones radiales con las cuales se dirigía al pueblo dominicano. Pero, realmente existió Chacumbele? Fue eso una historia cierta? Dónde ocurrió exactamente? Bueno, esas son las interrogantes que quiero descifrar en ésta humilde colaboración. Ese evento fue verídico y tuvo su escenario en la Habana, Cuba y de acuerdo a los datos históricos ocurrió en la década de los 40 y en el mismo se vieron envuelto tres personas cuyas vidas tuvieron un desenlace fatal. Veamos pues el desarrollo de ese hecho que dió paso a esa expresión en el argot popular en latinoamérica. La figura central de esta historia lo fue José Ramón Chacón Vélez el cual vino a éste mundo un 9 de noviembre del 1932, en un pueblito costero cubano llamado Santa Cruz, ubicado en la provincia de Camaguey, Cuba. Al nacer, su progenitora muere en el parto y el niño es entregado a su tía paterna de nombre María Belén. Vive con ella hasta que cumple 12 años de edad y fue entonces cuando la tía decide marcharse hacia La Habana en busca de una nueva vida y mejores augurios conjuntamente con su esposo y familia. Fue así que que el niño José Ramón se queda al lado de su padre y con una perrita llamada Lolita y se integra de lleno al oficio que hacía su progenitor, esto es, la pesca, algo que hacían en ese pueblo la casi generalidad de la población. Su vida giraba en torno a la pobreza y muchas dificultades para sobrevivir. Cuando cumple ya los 14 años de edad, sucede un hecho que le daría un cambio radical a su vida y a la pobreza que había sido su única compañera durante todos esos años. Pasa por el pueblito de Santa Cruz un pequeño circo ambulante, con una sola carpa y un puñado de artistas, pero más que suficiente para José Ramón se ilusione y se maraville con las acrobacias y la habilidad de subirse a un trapecio y es así que les da rienda suelta a su imaginación y sueños de convertirse en un famoso trapecista. Pero, como bien dice el dich del dicho al hecho hay un gran trecho y José Ramón sigue viviendo su miseria al lado de su padre y nada al parecer da signo de que cambie algo para su existencia. Fue así que, en ese ir y venir de su vida, un inolvidable día para él, justamente cuando José Ramón cumplía 20 años de existencia, el poblado de Santa Cruz prácticamente es desaparecido del mapa por ser azotado por un fuerte huracán con vientos de hasta 250 millas por horas. El mar se eleva con oleajes de casi 30 piés y es así cuando un maremoto sumerge al pueblo bajo aguas, destruyéndolo todo y acarreando la pérdida de miles de vidas. José Ramón con su perrita Lolita logran salvarse al treparse a una mata pero, lamentablemente, su padre muere. Sólo, sin ningún familiar y con el poco dinero que pudo salvar, parte rumbo a la Habana en busca de su tía María Belén, único familiar que le queda a quien recurrir. Establecido ya, se gana la vida vendiendo flores en el parque central de la capital y por suerte, consigue un empleo como aprendiz de trapecista en el circo Santos y Artigas el mismo que él vió cuando adolescente en su pueblo. Este circo fue fundado en el año 1916 y viajaban a Estados Unidos y Europa buscando talentos. Era el único en Cuba y su fama comenzó a expendirse dentro de la isla y fuera de ella. La figura central del circo lo era el trapecista de orígen polaco Bronislav Korchinsky conjuntamente con otras figuras del elenco entre ellos, Harry Silver, conocido como El Frenesí, un negro norteamericano e Ilona Szabó, conocida como «La Muñequita Húngara» que era la ayudante del trapecista Korchinsky, Adelfa, La Mujer Barbuda, Los Hércules Brothers, etc. A éste elenco se une José Ramón como discípulo de Korchinsky dando al poco tiempo una soberbia demostración de destreza por los aires junto a su inseparable perrita Lolita, la cual fue incluída en el escenario por sus habilidades. Al parecer, la suerte ya comienza a sonreirle a José Ramón y ya fijo en el escenario debuta con nombre propio y es conocido como «Chacumbele» y «Lolita la Perra Acróbata», siendo su nombre una combinación de sus apellidos Chacón y Vélez. Pero, su alegría llega al nivel máximo cuando el trapecista Korchinsky es llamado por un empresario norteamericano y abandona el Circo de Santos Y Artigas, ocupando así su puesto como figura central » El intrépido Chacumbele». Aparte de ello, se incluye a su perrita Lolita y a Ilona Szabó La Muñequita Húngara-Judía, mujer que irradiaba una belleza impactante. Ella había huído de su país Hungría casándose con un empresario norteamericano, pues los nazis como sabemos, perseguían a los judios y descendientes. Es abandonada por su marido y entonces ella decide quedarse en La Habana a probar como trapecista y fue así como trabaja en el circo Santos y Artigas. Aquí es donde se teje la historia final de Chacumbele al enamorarse perdidamente de ilona Zsabó y se connvierte ella en su amante de momento pero Chacumbele se entrega en cuerpo, mente y alma. Todo iba viento en popa hasta que la coqueta «Muñequita Húngara» comienza a sentir el deseo de entablar una nueva aventura amorosa y para tales fines, se enamora de Harry Silver «El Frenesí Negro», un entertainer, cantante, bailarín , malabarista y de cuerpo atlético, el cual había salido de su natal Mississippi huyendo del racismo que prevalecía en los Estados Unidos, sobre todo, en el sur de la nación. Para ese entonces, Harry Silver se había hecho famoso, sobre todo, entre las mujeres y éste, al percatarse de ello, jamás volvió a poner sus ojos en una mujer de su color, sino blancas. Fue así cuando «El Frenesí» y La Muñequita Húngara» emprendieron una apasionada relación. Un día de actuación en el circo, estando Chacumbele en la cuerda floja con su perrita Lolita, vió desde lo alto del trapecio a su amada Ilona y al negro «Frenesí» escondidos besándose apasionadamente. Lleno de ira, rabioso y con ansias de vengarse, resbala del trapecio al perder el equilibrio y al caer se lleva consigo a su fiel perrita Lolita, la cual murió al caerle encima su amo, lo que evitó que «Chacumbele» diera directamente en el piso salvándole a éste la vida.»Chacumbele» fue operado de urgencia, tenía varias fracturas, una costilla rota que le había perforado un pulmón y las dos piernas rota. Pasó allí unos seis meses largos y bien dolorosos hasta ser dado de alta e irse a la casa de su tía María Belén a recuperarse. Como consecuencia de su caída, «Chacumbele» había quedado cojo y sin fuerza en ambas manos. Su paso por el circo habían quedado sepultados para siempre. Fue así cuando por medio de su única familia que le quedaba,» Chacumbele», que ahora volvió a llamarse Chacón Vélez, consigue un trabajo como policía del mismo parque que lo recibió cuando vino a La Habana por vez primera. Ese retroceso en su vida él no pudo soportarlo y fue así cuando en una fresca mañana de abril, desenfunda su revólver como policía y se dispara quitándose la vida ipso facto. Para cuando eso sucedió, su amada ilona había abandonado a Cuba marchándose a Francia y fue allí en donde fue detenida por los Nazis. Hecha prisionera, fue llevada a un campo de concentración en donde la hermosa ilona Szabó se le acabó la vida. Por su parte, Harry Silver, «El Negro Frenesí» siguió en Cuba disfrutando de su fama y al año decide regresar Mississippi a ver por última vez a su moribunda madre y cometió un craso error para la época, al posar sus ojos codiciosos hacia una mujer blanca, olvidándose que no estaba en La Habana, sino en un estado racista y fue así cuando en una noche el temido Ku Klux Klam lo sacó a puros golpes de su vivienda y al diá posterior, Harry Silver, «El Negro Frenesí» amaneció colgado del más alto árbol de Laurel, Mississppi y castrado como una seria advertencia a los negros del lugar. La historia de «Chacumbele» es sinónimo de las decisiones erradas que puede tomar una persona en cualquier aspecto de la vida. La misma tiene muchos personificadores tanto en la vida sentimental de los seres humanos como también, y en mayor preponderancia, en la actividad política, cosa que siempre mencionaba el Prof. Juan Emilio Bosch y Gaviño. Ecuador tuvo su propio «Chacumbele» en la figura de Abdalá Jaime Bucarám Ortíz; en la Rep. Dominicana fue encarnada magistralmente por Hipólito Rafael Mejía Domínguez y ahora en Venezuela por un chófer de autobús, que para colmo de males, ni siquiera es venezolano. En consecuencia, la historia de «Chacumbele» recobra vida con algunos personajes ya que en el desempeño de sus actividades, incurren en actuaciones carentes de lógica que desdicen a todo vapor todo cuanto hacen.