Monseñor Pepén resistió a Trujillo

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Monseñor Pepén y Trujillo

Como parte de  la estrategia gubernamental dirigida a debilitar la autoridad espiritual y moral de los obispos, semanas antes de la lectura colectiva de la Carta Pastoral  en los templos católicos a fines de enero de 1960, el dictador Rafael L. Trujillo diseñó un plan para que lo invitaran, por la vía que fuere,  para visitar las catedrales de  las diferente diócesis.

La visita a Higuey la coordinó el Secretario de Estado  y  hombre de confianza del dictador, señor  Rafael Paíno Pichardo, quien comunicó a monseñor  Juan F. Pepén que por expreso requerimiento del generalísimo,“el padre José Benito  Taveras Hernández (Padre Benito) no podía estar presente en los actos con el Jefe”.

Trujillo rehuía la presencia Benito porque uno de los hermanos del prelado, que era miembro del Movimiento 14 de Junio, había sido asesinado en la cárcel por  miembros del temible Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Para esa oportunidad el cura era Canciller de la diócesis y mayordomo del santuario en Higuey.

EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Benito Hernández llegó por primera vez al  Este  en el año 1953  en  la gestión  del padre Luis Gómez y Gómez,  conocido crítico del   régimen  que logró  sobrevivir s un accidente automovilístico tramado en su contra  por  sicarios del SIM, hecho  ocurrido en la carretera Higuey/San Rafael de Yuma  Cuando Pepén asumió la diócesis lo  designó canciller de la iglesia San Dionisio y fue párroco en las iglesias de Yuma, La Enea y San José. Murió el 18 de septiembre del 2010.

Como parte  del programa de visitas  diseñado al efecto  la primera diócesis  a que asistiría Trujillo fue la de San Juan de la Maguana, a cargo del monseñor Tomás F. Reilly y poco después la de Santiago. Según el orden, debían seguir La Vega, donde estaba monseñor  Francisco Panal y, finalmente, Higuey, pero el hecho de que La Altagracia se colocara en último lugar no fue bien aceptado por el dictador y  derivado de esa inconformidad apareció un escrito en la sección “Foro Público”, del periódico El Caribe, que textualmente dice así: “La Basílica de Higuey, donde están invirtiéndose varios millones no debe terminarse porque el obispo Pepén es indiferente a todo, es como si no fuera dominicano. Es un insensible. Es el peor obispo que tenemos, Ojalá designen al obispo Reilly en Higuey”.

 Más tarde, el 25 de diciembre de 1960, un mes antes de la pastoral, el mismo diario El Caribe, reproducía un editorial   de Radio Caribe, titulado “El socialismo Creador de Trujillo”, con motivo de la inauguración del Centro Social Obrero de La Romana, que, entre otras cosas, expresa: “Ayer, las palabras de Trujillo se hicieron resplandecientes, como una luz de nuevas esperanzas para los humildes que son todo lealtad y amor para su obra de estadista. Un acto de fe, no realizado por curitas conspiradores e hipócritas, sino por un sacerdote jesuísta, cuyo pensamiento y convicciones son muy diferentes a los de otros que por desgracia ofician entre nosotros. De acuerdo con el orden protocolar del acto, correspondía al Obispo Pepen oficiar la ceremonia religiosa, pero parece que los organizadores del acto  tomaron muy en cuenta la insignificante personalidad del necio porpurado y ofrecieron el acto a un hombre de conceptos como el Padre Baeza”.

 Tiempos después se pudo establecer  que los dos comentarios (el Foro y el de Radio Caribe) fueron producidos  por el cura Zenón Castillo De Aza).

 Debido posiblemente a  los antecedentes sentados por las visitas de Trujillo a las catedrales de San Juan y Santiago se reanudaron las presiones para que Pepén invitara al generalísimo  al santuario y la Basílica,  y por segunda vez Paíno fue enviado a conversar con el obispo y  Pepén le pidió  un plazo razonable para responder las inquietudes para la invitación al Jefe.

Luego de consultar con laicos de conciencia y experiencia y con algunos sacerdotes,  monseñor  transmitió la invitación “para la semana antes de la celebración de las festividades de La Altagracia, que es el 21 de enero”. Don Angel Merino, hombre estrechamente ligado a la iglesia y  uno de los laicos consultados por el obispo  le respondió: “Monseñor, póngalo todo en manos de Dios. Si ese  hombre se empeña en venir y que lo inviten a venir… invítelo con tranquilidad y celebre un breve acto religioso frente a la Virgen y dígale unas breves palabras de fuerte contenido social”.

Dentro del espectro  de la invitación que debía hacerse a Trujillo el seminarista Luis Ramón Peña González (Papilín), apresado en La Romana junto a  otros complotados del 1J4, fue vilmente asesinado en la cárcel al negarse  a involucrar a Pepén y a Benito en un “tráfico de armas y almacenamiento de municiones provenientes del exterior, las que supuestamente serian recibidas en un lugar de la región Este”.

chichidejesusreyes@gmail.com

JPM

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