MIAMI: Campillo renuncia del partido del nieto de Trujillo
«Sean mis primeras letras para saludarte y ratificarte los imperecederos lazos de amistad que han unido a nuestras familias al través de los años.
Mi padre quien vivió gran parte de su vida mientras el Generalísimo gobernaba nuestro país, fue un gran admirador del Benefactor de la Patria, al cual consideró como el mejor gobernante que haya tenido nuestra patria; sin haber sido favorecido por su régimen.
Los azares de la vida unieron nuestras trayectorias políticas buscado rescatar la Patria de la miseria y la necesidad en que lo ha sumido sus malos hijos.
Con vocación democrática y tratando de emular los mejores días de nuestro País fundamos juntos el Partido Esperanza Democrática (PED), bajo el color verde color de la esperanza.
De esa organización he sido su primer Secretario General, me siento complacido con tan alta distinción y le doy gracias a nuestros compañeros por haberme investido con tan alto cargo.
Soy una persona de esencia democrática y practico este principio hasta en el seno de mi hogar, respeto el derecho que tiene cada uno de los miembros de mi familia a militar en la organización política de su preferencia.
Durante nuestro último viaje a Santo Domingo, el Lic. Amable Aristy Castro le ofertó la candidatura a Diputada de Ultramar a mi esposa Rosa, posición que ella aceptó; por tal razón solicité una licencia como Secretario General de nuestra organización, pues hay un conflicto de intereses.
Esta licencia fue denegada en la reunión celebrada la noche del 8/11/15, poniéndome en una situación difícil, pues tengo que escoger entre mi compañera de 42 años y el partido que ayudé a fundar.
Sin duda alguna escojo a mi esposa, por lo que pongo a vuestra disposición el cargo de Secretario General y renuncio a la militancia del Partido Esperanza Democrática.
Espero verte lucir la banda presidencial algún día, pero para alcanzarla es necesario que hagas ajustes a lo interno del PED, no se puede ser tan intransigente ni marchar en contra de la lógica; no pongas atención a los que mediante lisonjas nublan la mente de hombres públicos y gobernantes.
Gracias por todo, tu desinteresado amigo
Luis Manuel Campillo»