Medio ambiente, homo sapiens, economía y el COVID-19
POR RADHAMÉS LORA SALCEDO
El medio ambiente es un sistema formado por elementos naturales y artificiales que están interrelacionados y que son modificados por la acción humana. Se trata del entorno que condiciona la forma de vida de la sociedad y que incluye valores naturales, sociales y culturales que existen en un lugar y momento determinado (Wikipedia, 2020). Como concepto el Medio Ambiente es parte intrínseca e indisoluble del Planeta Tierra en todas sus partes y conformación.
La especie humana (Homo sapiens) tiene el atributo de pensar/discernir, para recordar y evaluar el pasado y aprender de él, vivir el presente y visualizar el futuro. Además de tener las sobresalientes características físicas para permanecer erecto, utilizar y manipular todas las demás especies incluyéndose a sí misma. Puede utilizar los recursos disponibles para su beneficio, persiguiendo su perpetuación como especie sobresaliente y dominante. Popularmente, se dice que el león es el rey de la selva y el ser humano el rey del mundo.
Lo anterior, nos lleva a presumir que la aparición del Covid-19 pudo haber surgido de manera natural o mediante métodos programados. Sin embargo aunque no haya acuerdo en aceptar una cosa o la otra, la cruda realidad es que estamos ante una enfermedad pandémica fuera del control de las ciencias médicas por el momento.
La Pandemia del Covid-19 pasará a la historia moderna como el problema que afectó, directa o indirectamente, a toda la humanidad, dadas sus consecuencias catastróficas como amenaza a la vida humana y sus efectos paralizantes a la economía. Se tienen registros de pandemias en el pasado (peste de Justiniano durante el Imperio Bizantino, peste negra; siglo XIV, viruela, siglo XVIII.
Y en el siglo XX gripe española, (1918); gripe asiática (1952); gripe de Hong Kong, (1962).
Pero jamás imaginamos que en pleno siglo XXI cuando el desarrollo de nuevas tecnologías y avances científicos de los últimos 50 años, en todos los campos del saber, incluyendo las ciencias médicas, que han alcanzado niveles de conocimiento que han permitido escudriñar a profundidad la fisiología humana, que un minúsculo corpúsculo molecular haya sido capaz de paralizar el mundo, provocando muertes y enfermos que han hecho colapsar sistemas hospitalarios en países desarrollados, cuyas víctimas son enterradas hasta en fosa común, sin la presencia familiar.
Al momento de escribir este artículo (mayo 19, 2020), las estadísticas reportaban más de 4.8 millones de infectados y más de 315 mil muertos a nivel global. El Covid-19 tiene al mundo en vilo. La comunidad científica, tomadores de decisiones (policy makers) y al pueblo en general, con miedo al contagio hasta entre las mismas familias, alterando radicalmente las normas y costumbres sociales. Y obligando al ciudadano común a estar pendiente y atento a la evolución del virus, tratando de reducir sus efectos mortíferos, sin distinción de clases sociales, latitudes, zonas urbanas, rurales ni condiciones climáticas.
El Covid-19 ocupa la atención mundial y pasará a la historia como una de las más y mejor documentada pandemia de la historia, gracias a que el actual desarrollo tecnológico ha alcanzado todos los campos del saber.
Los políticos y/o dirigentes, en parte siguen las recomendaciones de la comunidad científica para proteger las poblaciones en sus respectivos países y territorios. La ausencia de una vacuna (por el momento) o remedios efectivos para contrarrestar los efectos mortales de la pandemia, imponen, sobretodo, medidas restrictivas para reducir los efectos catastróficos de dicha emergencia sanitaria: 1) encierro en el hogar y 2) distanciamiento social. Sin embargo el encierro contraviene el estado natural del ser humano (libertad) y gozar de su libre albedrío, como lo establecen las doctrinas filosóficos/religiosas y consagradas en La Carta de los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas. Quédate en Casa, requiere entendimiento del problema, paciencia, conductas pasivas, disponer de suministros alimenticios, funcionamiento de los servicios básicos y espacios mínimos que aseguren un adecuado nivel de comodidad.
Los requerimientos indispensables para acomodar y alimentar a “los cuarentenados”, resaltan, precisamente, las carencias de los que viven en la pobreza, los cuales se ven compelidos a incumplir las disposiciones de las autoridades para buscar y/o aceptar y exigir las indispensables raciones alimenticias o arriesgarse al contagio en las calles, para gestionarlas.
Por la complejidad y magnitud de la crisis generada por el Covid-19, los tomadores de decisiones no han podido responder adecuadamente a los retos, necesidades y demandas de los encerrados. Entonces, la economía sale a relucir -como un eslabón que jamás estuvo ausente recobrando su importancia. La economía, diferente a la vida humana, al medio ambiente y al Covid-19, es creada por el hombre a su medida, en cada nicho ambiental, natural o artificial, según sus potencialidades e intereses. Por tanto es prácticamente ilusorio combatir la pandemia sin una economía funcionando.
La importancia de la economía es una necesidad creada por el ser humano para asegurar su bienestar y satisfacer sus amenidades y requerimientos. El Covid-19 amenaza la vida humana no solo por su nivel de letalidad sino por el pánico creado, lo cual ha detenido bruscamente el normal funcionamiento de la economía, la cual contribuye a sustentar la vida moderna dependiente de necesidades igualmente creadas. El Covid-19 amenaza con “frenar” la evolución natural del ser humano y puede provocar una “transformación” de nuestro modus vivendi, desafiando el modelo de interacción social y cultural a todos los niveles.
Por otro lado, la visible limpieza de la atmósfera (menos emisión de gases invernaderos y otras partículas contaminantes), menos desechos sólidos y líquidos generados, menos contaminación de las fuentes acuíferas, mayor regeneración y florecimientos de especies de plantas, así como la presencia de la fauna silvestre en los espacios urbanos, rurales y turísticos, etc. El Covid-19 ha resultado en efectos beneficiosos para el medio ambiente de forma inesperada para las demás especies, recuperándose de los efectos negativos de las actividades antrópicas. Sin embargo, creemos que en el largo plazo, la mejora de la calidad ambiental inducida por el Covid-19, redundará en beneficio, no solo de la flora y fauna en general, sino también del Homo sapiens.
El medio ambiente representa las condiciones en las cuales el Homo sapiens evoluciona como especie. Esas condiciones ambientales están siendo mejoradas por la paralización temporal de la sobreexplotación antrópica que impacta los ecosistemas más allá de niveles permitidos para su sostenibilidad y resiliencia. La actividades económicas que solo buscan transformaciones ambientales sobreexplotando los recursos del planeta, han sido momentáneamente frenadas por el Covid-19 lo que, como se mencionó anteriormente, ha resultado en múltiples beneficios ambientales.
Lo deseable sería que al superar la pandemia y reabrir la economía, hayamos aumentado nuestra resiliencia e integremos en los modelos de producción y de mercado, las lecciones aprendidas para que vuelva la armonía y sostenibilidad ambiental a nivel planetario. La pandemia nos obligó a recordar que el modus vivendi que hemos conocido y practicado hasta ahora, no es sostenible a perpetuidad, sobretodo, para una de las especies más vulnerable, que es precisamente la especie humana.
*El autor es Vice-Almirante ® ARD; Ex-director General Forestal; Ex-director Nacional de Parques; Ex-director Nacional de La Defensa Civil; Fundador del Centro de Operaciones de Emergencias (COE); Presidente de la Comisión Nacional de Emergencias.