Mario Terán y Gutiérrez Barrios: dos que plasmaron la historia
En el discurrir de la existencia del ente humano, siempre habrá en la misma, un momento en que se habrá de tomar algunas decisiones. Estas pueden ser de índole familiar, social, laboral, económicas o políticas. Muchas de ellas se podrían considerar triviales y propias de la interacción social; pero muchas también podemos catalogarlas trascedentales y que podrían marcar el futuro no solo de un individuo en particular y su entorno, sino a toda una nación y hasta el destino de la humanidad.
Pero, antes de hacer más extensivo este humilde aporte de opinión, sería bueno definir el concepto. Qué es una decisión? La podemos definir como el resultado final de un proceso mental y cognitivo el cual es inherente en cada individuo, un colectivo de personas u organizaciones. El elemento primordial en la misma, es lo que se conoce como la «toma de decisiones». Por consiguiente, podemos a simple vista percibir que es algo subjetivo. En consecuencia, la definimos como la determinación o resolución que se toma o se da en una situación específica o dudosa.
Refiriéndose al concepto, Isócrates, el brillante orador, político, educador griego y precursor del concepto del helenismo, dijo en torno a la decisión: «Reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus decisiones». A mi entender, es la clave mediante la cual debe proceder el ser humano a la hora de ejercer esa prerrogativa de elección.
Mario Terán Salazar y Fernando Gutiérrez Barrios, ambos tuvieron que asumir decisiones en un determinado momento, las cuales constituyeron un hito que definieron la historia. Uno de ellos, (Mario Terán), hizo lo oportuno, lo correcto, lo histórico y positivo para un porvenir político. El otro, (Fernando Gutiérrez), desoyó el consejo de Isócrates y por ende, con ello marcó la ignominia para todo un pueblo y cambió el curso de la historia para mal. Vamos a exponer de manera individual las decisiones que tomaron cada uno en su debido momento.
Mario Terán Salazar
Era un exsuboficial del ejército boliviano, el cual se dio a conocer en la palestra mundial, por haber sido la persona que fusiló sumariamente al guerrillero argentino Ernesto Guevara de la Serna, (a) «El Che», el 9 de octubre de 1967, en una escuela pública del poblado de La Higuera, en el Departamento de Santa Cruz, Bolivia. Su rostro era desconocido, hasta que el mismo se hizo público a nivel mundial, al ser captada su imágen por la periodista francesa Michele Ray.
Este valiente soldado, que defendía su nación ante la presencia de un grupo de guerrilleros sediciosos y extranjeros, participó activamente en los combates en uno de los cuales fue capturado «El Che Guevara». Estando herido «El Che», fue llevado a una escuela del poblado «La Higuera» cerca de la ciudad de ValleGrande en Bolivia. Había caído recibiendo su propia medicina, uno de los comandantes de la revolución cubana más sanguinario y crueles que se solazaba con fusilar en el Cuartel de La Cabaña, en La Habana, Cuba, a todo aquel que no era adepto a la revolución cubana y cuyo accionar nunca tuvo el menor recato en admitirlo.
Estando el «ELChe» dentro de la escuela ya citada, la oficialidad allí reunida ante la presencia del conocido guerrillero, se recibió una orden del gobierno boliviano que en ese entonces era presidido por el Gral. René Barrientos Ortuño, que decía textualmente en clave: «Saluden a papá», que traducida significaba: «fusilen al Che». Se les preguntó a los soldados allí presentes, quién quería ejecutar al intruso argentino. Fue así cuando Mario Terán Salazar, se llenó de gloria, no vaciló, asumió su papel de defender su tierra y terminó con la vida de una hiena asesina, que de haber seguido vivo, quizás miles más hubieran muertos.
En unas declaraciones al diario «El Mundo», Mario Terán confiesa: «Di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, disparé la primera rágafa. «El Che» cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y comenzó a regar mucha sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón»
Esa decisión de Mario Terán Salazar, actuando de acuerdo a lo dicho por Isócrates, dio un giro inesperado al foquismo guerrillero promovido por Fidel Castro en la América Latina, demostrando que la toma del poder por medio de la fuerza, ya no era el camino viable y que lo que pasó en Cuba, no se iba a repetir de la misma manera. Los fracasos de Caamaño y de Los Palmeros, para solo citar unos ejemplos cercanos, fueron las muestras más palpable.
Fernando Gutiérrez Barrios
Fue un oficial en 1952 de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), en el gobierno del entonces presidente mexicano Miguel Alemán Valdés. Esta agencia policial se encargaba de vigilar y obtener información de inteligencia, tanto de opositores al gobierno como de toda persona o grupo de interés en relación a sus actividades políticas, comerciales, sociales,etc.
Como bien sabemos, a raíz del fracaso la primera vez de la toma del Cuartel Moncada en Santiago de Cuba por parte de Fidel Castro en 1952, éste y varios de los guerrilleros capturados fueron condenados por la justicia cubana en el gobierno de Fulgencio Batista Zaldívar a la pena de 15 años de reclusión. En dicho juicio, Castro asumió su defensa y pronunció su conocida frase: «La historia me absolverá» . Solo pasó 3 años en prisión y en 1955 fue amnistiado (error histórico y garrafal que han cometido muchos gobiernos con los sediciosos izquierdistas) y exiliado a México. Estando allí, continuó sus actividades conspirativas en contra de Fulgencio Batista Saldívar.
Fidel Castro formó en la Ciudad de México, una célula guerrillera integrada por unas 50 personas. El centro de operación para derrocar a Batista se anidaba en la casa #49 de la calle Emparán, donde residía la economista peruana Hilda Gadea Acosta, cuyo esposo era un individuo pobre, delgado y asmático de nombre Ernesto Guevara de la Serna, (a) «El Che». Las prácticas de tiros, tácticas de guerrillas, manejo de bombas, explosivos, etc, se practicaban en el rancho Santa Rosa en Chalco, bajo la dirección de Fidel Castro y el excoronel español Alberto Bayo Giraud. Obvia decir que las actividades del grupo ya estaban siendo monitoreadas por agentes del DFS dirigidos por capitán Fernando Gutiérrez Barrios.
La noche del 21 de junio de 1956, cinco hombres se desplazaban en un auto Packard modelo1950, siendo interceptado por agentes del DFS, exactamente en la esquina de las calles Mariano Escobedo y Kepler en la Ciudad de México. Del auto salieron tres de los cincos que iban, y uno de ellos era Fidel Castro el cual quiso escabullirse pero, al ser interceptado, trató de sacar un arma automática y en el intento de hacerlo para matar al agente que le perseguía, éste último fue más ágil y le puso en su cuello el frío metal del cañón de su pistola. Este agente era el capitán Fernando Gutiérrez Barrios. A la sazón de estos hechos, Fidel Castro contaba con 29 años de edad y en Cuba tenía ya un prontuario policial como delincuente y asesino.
Conclusión
A diferencia de Mario Terán Salazar, el capitán Gutiérrez Barrio no asumió la decisión de actuar tal y como nos decía Isócrates en su pensamiento, aún a sabienda de que Castro siendo un exiliado extranjero y en acciones subversivas en su país, intentó matarlo en el cumplimiento de su deber. Desde ese momento, se marcó la historia para un triste desenlace: se dio paso a una dictadura totalitaria, esclavista y criminal; miles de cubanos perdieron la vida en los paredones de fusilamientos y en las aguas de La Florida huyendo en busca de la libertad; el mundo estuvo al borde del cataclismo nuclear en la Crisis de los Misiles y miles de jóvenes perdieron sus vidas en luchas estériles por el castrocomunismo.
Mario Terán Salazar dejó un legado histórico y positivo. Actualmente cuenta con 72 años y vive apaciblemente en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, junto a su familia. Por su parte, el excapitán Fernando Gutiérrez Barrios, el legado de su indecisión fue terrible. Llegó a ocupar muchos cargos en sucesivos gobiernos de México, fue gobernador de Veracruz y luego Senador, hasta su muerte ocurrida el 30 de octubre del año 2000. El mundo democrático agredeció la decisión de MarioTerán; en cambio, el pueblo cubano ha maldecido desde hace medio siglo la indecisión de Gutiérrez Barrios.
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